Parte 36.

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-¡¡¡QUE COMIENCE LA PELEA!!!- Alex no vio llegar el primer puñetazo. Tampoco el segundo. Su ojo estaba morado y su labio sangraba. Pensar en ellos me hacía querer ir a ayudarlo y quizás quitar la sangre que goteaba. 

Me giré para no tener que ver el resto y a los minutos nos fuimos de allí.

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Al llegar a mi piso me despido de Adam y subo al ascensor. Las puertas se cierran y lloro. Suspiro.

Entro y voy directamente a mi habitación. Me pongo el pijama y leo un rato para ver si soy capaz de olvidar durante unas horas a Alex.

Cuando me falta poco para dormirme, con el libro entre mis manos y la luz de la habitación en un modo ''ahorro'' que provoca mi bostezo, mi teléfono comienza a sonar.

-¿Sí?-Con voz adormilada espero respuesta al otro lado del teléfono pero ésta no llega.-¿Quién es?-De repente la risa de un hombre se me hace conocida y mi piel se pone de gallina. El sueño se desvanece de un momento a otro.

-Vaya, vaya... Volvemos a vernos, rubita...-Sigue riendo.-Por lo que veo te gusta leer, ¿eh?- Vuelve a reír.-Estás muy mona durmiendo...-Las palabras no son claras y a pesar de no tenerlo en frente para confirmarlo está borracho. Cuelga el teléfono.

Miro la habitación con desconfianza, la ventana, el baño... todo desde la cama. Cagada de miedo es poco para describir como me encuentro. Alex ha vuelto, no sé por cuánto tiempo...

Y con él, los problemas.

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No pego ojo en toda la noche y quito la alarma dos minutos antes de que suene. A las 7:30, como siempre. 

La llamada de anoche me hace sentirme observada, incómoda. Es que... No me siento bien en mi propia casa. Mi casa es como mi templo, es el único lugar en el que me relajo, nadie puede llegar y destruirlo. No. 

El teléfono con el que el tipo de anoche llamó aparece como privado en mi móvil, algo que me frustra profundamente y el miedo que antes podía sentir de encontrarlo por la calle ahora son ganas de que ocurra. Deseo decirle que Alex se mudó, que ya no tengo nada que ver con él. 

Que me deje en paz.

Y con la idea en mi mente me pongo un chándal lista para trabajar un maldito día más en el gimnasio.



-¿Viste la pelea de anoche? Madre mía, fue brutal la paliza que le dieron al tal Almark, eso le dejará unas cicatrices importantes en su cara.- Los chicos que se encuentran haciendo pesas al lado de la mesa donde dejo toallas limpias y bebidas energéticas parlotean y me devuelven a la realidad con su conversación.

-Yo he oído que tuvieron que llevarle al hospital, que en el segundo asalto estaba medio moribundo y que no podía respirar.-Me quedo durante un minuto paralizada hasta que mi jefa me llama para que me acerque.

-¿Sí?- Dejo apartadas las botellas en el mostrador en el que se encuentra.

-Ruth hoy cerrarás tú el gimnasio, tengo que ir a una cita con el fisio y no puedo faltar.-Me tira las llaves y las cojo al vuelo. Ella se va contoneando sus caderas y yo no puedo evitar pensar que evidentemente se lía con Erik, el fisioterapeuta del centro de enfrente. 

Casi había terminado mi jornada, la cual he alargado muchas horas de más porque faltan algunas empleadas que no han podido venir, y ahora me encasqueta esta responsabilidad.

 Espero que las pocas personas que quedan en el gimnasio no tengan muchas ganas de hacer deporte y se vayan pronto de aquí. 

Miro el reloj, las 8:30 de la tarde. Mis tripas suenan y me planteo volver a la cafetería de en frente a tomar algo caliente junto alguna magdalena o una napolitana rellena de chocolate, solo pensarlo hace que se me caiga la saliba a la mesa. Me asomo a todas las salas que hay y veo que la última persona en dejar el gimnasio es una mujer en un envidioso estado físico. Ésta se despide con un gesto de cabeza al que yo sonrío. Por fin libre.

Empiezo a revisar el correo del centro antes de irme ya que hasta menos cuarto no puedo cerrar y respondo algunos mensajes como he hecho en otras ocasiones hasta que una voz interrumpe mi mente y hace que mire la entrada del gimnasio.

Tres hombres se encuentran en ella mirándome y uno de ellos, sonriendo. Como siempre.



Tendrá que ser así.Where stories live. Discover now