Capítulo 26.

224 13 0
                                    

-Sólo entré de pasada y lo vi, nada más, ¿tantos secretos tienes que incluso no puedo pasar un segundo a tu habitación?- La alegría se va disipando y viene de nuevo la ira.

Él sigue serio, contemplándome, parece que vaya a ser la última vez que me vea, me da la sensación de que se queda mirándome para que no se le escape ningún detalle o más bien imperfección de mi rostro, en el que hay muchas de éstas últimas. 

Suspira y yo miro al suelo, con impotencia, lo que me recuerda la cicatriz que me hizo tirar la botella, ahora lo tengo tan cerca que alzo la cabeza y observo algunas zonas de su rostro amoratadas y con rasguños, recientes sin duda.-¿Qué te ha pasado en la pierna y en la cara Alex? Y por favor... No me mientas.-Me cuesta decirlo.

-Sólo son rasguños del otro día, iba un poco borracho y un tío empezó a calentarme lo que nos llevó a una peleilla tonta pero nada más. Al gilipollas se le escapó la cerveza y al romperse uno de los cristales me cortó.-No parecía estar mintiendo así que asiento.

-Será mejor que termine con esto, no quiero que me echen el primer día.-Señalo las botellas y las toallas.

-Ruth, ¿puedo preguntarte algo?- Me preguntó Alex en su continuo gesto serio.

-Bueno, técnicamente ya... Lo haces, Alex.-Se le escapa una sonrisa prácticamente invisible y me relajo.

-¿Por qué te cabreaste cuando la llevé a casa?- Inmediatamente sé a quién se refiere, a la Barbie, ni quiera yo sé qué contestar, no sé por qué me cabreé, por qué comí fuera o por qué me quedé hasta tarde en la biblioteca con miedo a llegar y encontrarlos abrazados, en la cama o algo parecido. Ah sí, porque Alex me gusta, y ya es demasiado tarde para negarlo.

Me muerdo el labio en un gesto de impotencia, de ''quiero decirte que me encantas, que no te vayas, pero también que me has traído problemas que jamás imaginé llegar a tener''.

-Porque sí.

Alex enarca una ceja y me mira directamente a los ojos, traspasando todo mi ser y haciéndome querer besarle en ese mismo instante.

-Tú siempre tan concisa...-Murmura lo suficientemente alto para que lo oiga.

-Alex, si intentara explicártelo ni yo me entendería. No soy capaz, no en estos momentos sólo estaba...

-Celosa.-Termina él, serio, cómo no. Meditándolo, esperando a que yo lo niegue para volver al inicio del ¿por qué te cabreaste?

No lo niego, me sorprendo a mi misma dejando rápidamente todas las botellas que quedan en una mesa colectiva y yéndome rápidamente de su lado, huyendo, no quiero admitirlo pero mis actos han hablado. No Alex, no te vayas, eso me dolería.

Tendrá que ser así.Where stories live. Discover now