Sonrisa Sangrienta

Baltazar

Con mis pensamientos en Nicolas que necesitaba un abrazo.

No puedo hacer nada, si tan solo fuera como él, fuerte, tranquilo, seguro, orgulloso, tal vez podria arreglar esta situación.

Pero estando maniatada aqui soy algo inutil, no comprendo por qué me vino a rescatar, solo soy su madre adoptiva.

¿Me tendra tanto cariño?

Oh, que desgracia, no oigo lo que dicen, pero veo que él esta muy relajado frente a Baltazar, esta basura que me toco conocer.

Años atrás...

-Clarise, yo no quiero hijos...

-Pero yo sí Baltazar, amo a los niños, lloro cuando veo a alguna mujer con un bebé en brazos o con ellos a su alrededor.

-Nosotros nunca hablamos de ser padres, yo no quiero eso, odio a los niños.

-Entonces hasta aquí llego nuestro compromiso Baltazar.

-Tú eres mia Clarise, no puedes hacer lo que quieras, si yo quiero te encierro en el sótano y bajo cada vez que necesite sexo. No me vengas con estupideces, sabes que no tienes ni el menor derecho a abrir la boca.

-No me quedare, huire de ti y buscare a alguien que me ame y que quiera tener hijos conmigo.

-¡Te quedas aquí!- grito tomandola del cabello y tirando hacia él.

Desde ese día, Clarise vive en un sótano, tiene dos comidas al día y esta sola hasta que llega la noche, cuando Baltazar baja a buscarla para tener sexo y lastimarla.

Clarise deseaba salir, yo deseaba salir...

Era un infierno ese sótano, lo odiaba con mi alma, deseaba estar fuera y tener una vida, apenas tenia veintidos años, no podia pasar el resto de mi vida ahi dentro.

Yo no queria estar a su lado, mi padre me habia entregado a él por un gran pago que el muy maldito no pudo rechazar, ahora estoy comprometida con este desalmado y ombrío hombre, si mi madre pudiera verme donde estoy, ella si podria hacer algo.

Los hombres no congeniaban en mi vida, necesitaba una ayuda, una muy grande.

Una mañana, llorando como siempre, escucho una voz de un joven que me llamaba por la rejilla que estaba casi en el techo del sótano, era pequeña, no más grande que dos manos mias; pero el chico me llamaba...

-¡Señora! ¿Señora? ¿Donde esta? ¿Por qué llora? ¿Se encuentra bien?

-Ho-hola joven, estoy aqui en el sótano.

-¿Pero que diablos hace ahí? Salga por favor no quiero que se lastime.

-No puedo joven, estoy encerrada, mi comprometido me ha metido aqui por peleas que hemos tenido.

-Pero ¡Es una dama! ¿Cómo se le ocurre tal atrosidad? ¡Es un desalmado! No se preocupe señora, la ayudare a escapar de alli ¿Correcto?

-Gracias joven, pero ¿Cuál es tu nombre?

-No tengo nombre, ¿Y usted?

-Clarise...

-Le prometo, Clarise, que la sacare de alli.

-Gracias...joven.

No volvi a oir la voz de ese muchacho en otros dos días siguientes a lo sucedido, perdi la esperanza de volver a oirle cuando escuche un portazo en la puerta principal de la casa, gritos y gruñidos.

Baltazar bajo como todas las noches, pero esta vez, diciendo groserias, golpeando cosas a su alrededor y pisando con fuerza cada escalon de la angosta escalera.

-No puedo creer que esto me pase a mí.

-¿Qué ocurre?

-Me robaron esta mañana, hice lo que pude pero el ladron tenis mucha fuerza y astucia, parecia leer mi mente y saber que golpe daria antes de hacerlo.

-¿Tú te encuentras bien?

-Claro que sí, no me ha hecho daño, pero robo mis llaves y la cartera. Tenia todo lo ahorrado ahi, iba a dejarlo en el banco y me cruce a este tipo.

-Es una desgracia Baltazar, tal vez deberias hablar con la policia.

Me dio una bofetada.

-¡Ya hable con la policia idiota! ¿Qué creiste que podia hacer?

-Lo siento...

-No lo sientas, y ya desvistete, hoy tengo ganas de descargar broncas, apresurate.

Esa noche fue muy duro conmigo, termine con unos cuantos moretones en mi espalda, torso y muslos.

Se fue en la madrugada a dormir en mi cama mientras yo debia dormir en el suelo del sótano.

A la mañana siguiente, cuando escuche el portazo que solo significaba que Baltazar se habia ido a trabajar; era uno de los que cuidaba un bar nocturno, donde ademas de tragos, se compraban mujeres para sesiones de sexo por una noche.

Esa mañana cuando se fue, la calle estaba en un tranquilo silencio, no se oia a nadie caminar por la vereda ni podia ver a nadie.

Hasta que esa voz me hizo sonreir...

-Señora, digo, Clarise ¿Se encuentra alli?

-Hola joven, sí aqui estoy.

-Oiga bien lo que le voy a decir- se acerco un poco más a la rejilla -estaré detras de la iglesia aqui a tres cuadras, tome todo lo que pueda y necesite llevarse, luego busqueme alli.

-No entiendo, ¿Cómo hare eso?

Unas llaves cayeron de la rejilla y oí correr al joven ¡Eran las llaves de Baltazar!

Corri escaleras arriba y abri la puerta ¡Libre! ¡Al fin! Corri por toda la casa tomando las cosas más importantes, necesarias y de valor que alli quedaban; guarde todo en tres valijas grandes que tenia de mi madre.

Sali a la calle con las tres valijas, apenas pudiendo moverme, llegue a la parte de atras de la iglesia y lo vi, ahi estaba el joven, mirando hacia el suelo.

-Joven...- dije en un suspiro por el peso de las valijas.

-¡Clarise! Dejeme que la ayude, no podra sola con todo eso.

-No tengo palabras para agradecerte, ¿Qué haremos ahora?

El joven me miro extrañado, tomo mi mano y caminamos hasta la siguiente ciudad, donde me dejo en una cabaña pequeña y le conte todo lo que habia pasado, le conte que queria ser madre y me dijo que él lo solucionaria.

Al otro día un pequeño niño apareció en mi puerta, con todos sus papeles y dijo que venia de parte del joven.

-¿Cómo te llamas pequeño?

-Como tú quieras mamá.

-Me gusta...Nicolas, así te llamaras, Nicolas.

-Me gusta mamá.

Y ahi estaba mi pequeño, ya crecido y fuerte, salvandome, haciendo todo por mí, como el hijo perfecto que era.

Mi hombrecito...

Ejem ejem, hombrecito...
¿Qué les parecio el capítulo?

Aqui tenemos la explicación de Clarise, la madre de Nicolas de como es que Baltazar dijo que era su padre.

Baltazar no tiene idea de nada.
No sabe lo poderoso que es Nicolas.
Y no se espera lo que viene...

Saludos, Rocio💕.