En cuanto bajó del avión comenzó la cuenta regresiva.
Estaba emocionado, triste también por dejar a Arthur, pero emocionado al final.
No se había ido con las manos vacías. Tenía una promesa.Búscame cuando cumplas 18 y corresponderé a tus sentimientos
Eso le dijo su amado Arthur y él no mentía, solo le quedaba crecer y convertirse en el héroe de su historia de amor. Haría cumplir esa promesa.
Se sentía tan esperanzado, que no dudó en compartir su experiencia al lado de Arthur con su ahora mejor amiga Michelle. Le contó sobre las tardes de té, los cuentos, los abrazos y las sonrisas. Le afirmó que ahora sabía lo que era el amor y trató, lo mejor que pudo de explicárselo a Michelle.
—Es un sentimiento único Michelle— culminó Alfred de 7 años recién cumplidos.
—Creo que puedo entenderlo— le comentó convencida— fue una buena idea ser amigos Alfred, no creo que yo sienta eso por ti, lo que siento no es como dices.
—Te lo dije, estamos destinados a ser grandes amigos —concluyó el pequeño abrazando a su amiga.Ahora ya sabía que diría si alguien se le confesaba de nuevo. Y se convirtió en su frase típica incluso en la secundaria.
—Aprecio tus sentimientos pero yo... —respondió Alfred de 14 años a una chica que intentaba declarársele. No quería lastimarla, ni a ella y ni a nadie, los héroes no hacen eso, así que trataba de ser lo más sincero posible.
—Yo ya tengo a alguien a quien amo mucho y espero el momento para que volvamos a encontrarnos. Estoy seguro que encontrarás alguien que te ame y que ames como nunca en tu vida —dijo Alfred con una sonrisa comprensiva a la joven frente a él.
—En...Entiendo— respondió la joven fascinada con la respuesta de Alfred.
De esas confesiones muchas pero siempre con los mismos resultados.
Los años pasaban y él seguía esperando el momento.
Solo tres años, tres años más.
Se repita una y otra vez cuando cumplió 15 años.
Se preguntaba si Arthur pensaba él, si lo recordaba tanto como él, que no dejaba pasar ni un día sin recordar su sonrisa y sus hermosos ojos verdes. Tenía que admitir que le sorprendía seguir enamorado de Arthur, conforme crecía y siendo más consciente, pensó que tal vez en algún momento olvidaría sus sentimientos pero se sorprendió a sí mismo pensando en él aún más, amándolo cada día más.
Y no pudo evitar sonreír al recordar las locuras que hizo de pequeño.Era un día soleado de verano el primero luego de regresar de Inglaterra.
Y como todo verano Alfred disfrutaba de los deliciosos helados.
Bueno, se imaginaba disfrutándolos.—Alfred, cariño ¿qué sucede? —preguntó Emily algo preocupada— siempre estás comiendo helados en verano y hasta ahora no te he visto comer ninguno.
—No puedo — dijo Alfred desilusionado
—¿Porque no?
—¡Tengo que ahorrar para poder ver a Arthur cuando tenga 18!— dijo el pequeño decidido.
Emily no pudo evitar sentirse conmovida por sus palabras.
—Cariño, me alegra que ahorres es bueno que lo hagas, pero la idea no es que te quedes sin nada para ti. Puedes, tal vez, en vez de comer helados todos los días, comerlos pasando un día. Así ahorrarías pero también podrías comprar tus dulces—le sugirió Emily.
—Pero, necesito el dinero para mi viaje a Inglaterra mamá —le respondió Alfred
—hijo, aún faltan 11 años. Estoy segura que juntaras mucho más de lo que necesitas en verdad— le sonrió Emily.
—¿Lo dices en serio? — preguntó Alfred entusiasmado por la idea de unos helados.
—¡Por supuesto! Vamos yo te invito uno, pero solo por hoy.
—¡Gracias mami!
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Buscame cuando cumplas 18
ФанфикEl pequeño Alfred de 6 años viaja a Inglaterra con su madre y sus dudas acerca de que es el amor, y a pesar de que Emily intenta explicarle, lo unico que entiende es que es un sentimiento especial que se siente por una sola persona. Y cuando conoce...