Despertó con un terrible dolor de cabeza y la luz que entraba por la ventana de la habitación no ayudaba a disminuirlo aunque, que él recuerde, no tenía una ventana de ese lado de la habitación y su cama tampoco tenía sabanas de color azul, las suyas eran blancas, y ¿donde estaba su oso de peluche?
Le tomo unos cinco segundos darse cuenta que, obviamente, esa no era su habitación y como en automático intentó levantarse para volver a la suya pero unos fuertes brazos sujetándolo por la cintura le impidieron realizar cualquier movimiento, con algo de miedo volteo a ver al dueño de aquella calidez y se sorprendió al ver al americano durmiendo plácidamente como si él fuera su oso de peluche.
La vista era tan cautivadora que atrás quedó el dolor de cabeza y las ganas de huir.
Se volteó completamente para quedar entre sus brazos acurrucándose entre ellos disfrutando del sonido calmado del corazón de Alfred que, al sentir su movimiento, inmediatamente ajustó su agarre y se acomodo de mejor manera emitiendo una sonrisa en su rostro en medio de su somnolencia.
El inglés devolvió el abrazo y sin pensarlo más se entregó por completo al sueño.
Luego habría tiempo para averiguar cómo llego allí, por ahora se dejaría llevar por el calor del contrario y de la brisa suave que entraba por la ventana.Abrió los ojos algo confundido y con una sensación punzante en la cien pero no le prestó atención.
Los dolores de cabeza no eran problema para él, estaba tan acostumbrado a las noches de exceso que ya eran un mal menor y estaba preparado para esos casos. Con flojera se estiró hacia el velador y rápidamente saco de el un pote de pastillas para su malestar.
Extraño. Eso era extraño.
Usualmente y luego de una noche de excesos el calor de algún cuerpo atractivo yacía junto a él, haciendo la labor de moverse o buscar dichas pastillas algo complicadas, pero esta vez no había nadie.
Se preguntó si en algún punto de la noche había cambiado de opinión aunque recuerda claramente dos atractivas opciones de compañía, una chica rubia de cabello corto y ondulado que le recordaba vagamente y sin punto de comparación a unas hebras doradas suaves al tacto que anhelaba tener entre sus dedos; y un chico también rubio de ojos violáceos en los cuales intentaba perderse pero no podía encontrar la misma intensidad en ellos como en otros que anhelaba ver y que lo miraran con amor.Cualquiera de los dos hubiera sido bueno, o los dos en el mejor de los casos, pero allí estaba él, solo en su cama. Técnicamente en la cama de uno de los cuartos de huéspedes de los Kirkland, que era básicamente era el suyo pero igual, así que supuso que ese fue el motivo por el cual no se trajo a ninguno.
Él era una visita y como tal debía respetar el hogar que amablemente Alice le ofrecía, sería totalmente inapropiado meter a alguien desconocido, claro que existían hoteles cerca al bar y si hubiera querido podría haber despertado en uno de ellos como tenía planeado pero no recuerda haber salido del bar ni mucho menos recorrer todo el camino de regreso a la casa de los Kirkland.
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Buscame cuando cumplas 18
FanfictionEl pequeño Alfred de 6 años viaja a Inglaterra con su madre y sus dudas acerca de que es el amor, y a pesar de que Emily intenta explicarle, lo unico que entiende es que es un sentimiento especial que se siente por una sola persona. Y cuando conoce...