CAPÍTULO 2 : PESADA CONCIENCIA

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Hans levantó la vista y su perplejidad fue instantánea, la reina estaba allí.
Elsa lo observó, su aspecto era funesto, sus ropas eran harapos, el cabello de Hans estaba descuidado y enmarañado. Su barba era larga.
La reina lo observó con frialdad, fijándose en cada detalle de aquella figura rota, que en un pasado cercano fue alguien importante.

- Majestad. - Agachó la cabeza sin levantarse del suelo, las cadenas que le tenían agarrado tampoco se lo permitían.

- Príncipe Hans. - Dijo con indiferencia, un silencio incómodo se formó entre ambos.

- Imagino que no habrá venido a darme la libertad. - Esbozó Hans abatido.

- No, me temo que soy la portadora de malas noticias. Tu reino no te quiere. - Elsa habló pausadamente. Hans solo hizo un pequeño gesto de resignación.

- No responden por ti, tengo carta blanca para matarte si lo deseo. - Le miró vacilante.

- ¿Cuándo será? - Preguntó él joven príncipe sin alterarse.

- Te has convertido en un problema para Arendelle. - Mientras la reina decía esto observaba la sangre seca en las ropas de Hans. - Puedes escoger una última cena digna de un rey o pedir un baño y ropas de tu linaje para morir como un príncipe.

- En mi última noche de vida ha venido a verme la mujer más hermosa de todo Arendelle, creo que es más que suficiente para un traidor ¿No cree Majestad? - Sonrió.

Elsa se sorprendió ante tal respuesta, pero no hizo el más mínimo gesto que delatara esa impresión.

- Serás ajusticiado en privado, mañana al amanecer. Tendrás una muerte rápida, tu cuerpo será enviado a Las Islas del Sur. - Informó Elsa. La muchacha agarró la puerta para abrirla, antes de eso los dos se dedicaron una mirada.

- Adiós Elsa, siento lo que hice. - Dijo Hans mirándola a los ojos.

- Adiós Hans. - Sin decir nada más salió del pequeño calabozo. El hecho de que el príncipe la hubiera tuteado en la despedida ya no tenía ninguna importancia, en horas seria historia negra de Arendelle.
Gaspar cerró el calabozo, la reina y él abandonaron aquel lugar dejando atrás aquellos muros, cuando llegaron al castillo Elsa ordenó que se presentará en su despacho después de ocuparse de los caballos.

- Ajusticiaras a Hans al amanecer, quiero que seas tú el que te encargues de eso personalmente, no quiero que ningún otro guardia interceda. Lo harás en su celda y será rápido, que tenga una muerte rápida. - Ordenó Elsa.

- Sí Majestad. - Obedeció Gaspar.

- Puedes retirarte. - Dijo Elsa. Kai tocó varias veces la puerta del despacho de Elsa.

- Alteza la comida, esta servida.

- Gracias Kai, enseguida estaré con los demás. - Kai abandonó la sala.

Cuando Elsa llegó al gran salón, Anna la esperaba para comenzar a comer.

- Hola. - Dijo Elsa mientras se sentaba.

- Hola, no te vi en toda la mañana. - Dijo con tono amigable Anna.

- He estado con asuntos reales, apenas me he dado cuenta del tiempo que me han llevado. - Dijo Elsa.

- Debe ser difícil llevar el reino. - Anna llevó el pan a su boca.

- Todo es aprender ¿Y Kristoff? - Preguntó Elsa al no ver al joven muchacho allí.

- Supongo que estará comiendo. - Dijo Anna con la boca llena.

- ¿Y por qué no come aquí? - Preguntó Elsa extrañada.

EL ENEMIGO EN CASA. (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora