CAPÍTULO 21 : YO LE AMO

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Anna, Elsa y Kristoff caminaban junto a la guardia real por las calles de Arendelle, acababan de salir de la floristería cuando vieron que un gran grupo de personas se agrupaban y rumoreaban.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó Anna a uno de su guaridas.

- Enseguida le informaré Majestad. - Los guardias se abrieron paso entre la multitud, él mismo guardia volvió sobre sus pasos. - Es el Príncipe Hans Alteza, esta gravemente herido. - Informó a Anna, Kristoff y Elsa.

La Reina corrió hacía donde se encontraba Hans, los guardias le abrieron paso entre la multitud, la gente se apartaba, Elsa se echó al suelo, puso la cabeza de Hans sobre sus piernas.

- Hans, Hans... - Elsa abrió su camisa y congeló su herida, haciendo que dejará de sangrar. - Vamos, hay que llevarle con un médico. - Los guardias de Elsa reaccionaron ante la orden de su reina y pusieron a Hans sobre un tablón, cuatro hombres lo cargaron rumbo al castillo, Elsa caminaba a su lado, sin dejar de poner su mano en la herida.

Una vez llegaron al Castillo, el médico real se encargó de Hans, el vestido de Elsa había sido manchado de sangre, Elsa se encontraba agarrando la mano de Hans, en la habitación, donde se encontraba El Príncipe y el médico, la albina había cortado la hemorragia y eso facilitó el trabajo al médico, que pudo desinfectar y coser la herida.

- Alteza le he suministrado un calmante, ahora estará dormido, la apuñalada ha sido profunda, por lo que tendrá que tener vigilancia, en caso de compulsiones o jadeos, tendré que venir enseguida. - Informó el médico.

- Entonces se quedará en la alcoba de al lado, lo dispondre todo. - Informó Elsa.

- Como guste Majestad. - Asintió el médico.

- Quédese aquí con él, enseguida vuelvo. - Elsa salió del dormitorio, en el pasillo encontró a Anna, Gerda y Kristoff, Gerda estaba sirviendo bebidas calientes a Anna y Kristoff, pues todo Arendelle había pasado de calor a frío y había una gran ventisca. La Reina observó por la ventana, lo había provocado ella, no era capaz de controlar eso, pero no lo preocupo en esos momentos.
- Gerda prepare la habitación de al lado para el médico, se quedará aquí. - Ordenó Elsa.

- Sí Majestad. - Asintió Gerda.

- Tenemos que hablar. - Dijo Anna.

- Luego hablamos... - Dijo Elsa.

- Ahora. - Anna frunció el ceño, hablando en tono autoritario.

- Esta bien. - Asintió Elsa al ver la actitud de su hermana. Kristoff se retiró sin decir una palabra, dejando a las hermanas a solas.

- ¿Qué significa esto? - Preguntó enfadada Anna.

- ¿El que?

- ¿Por qué le cuidas? Él intento matarte, que más da si se muere. - Frunció el ceño Anna.

- Es un príncipe y hay que darle el trato que se le da a un monarca. - Dijo Elsa.

- No seas cínica Elsa, tenías que haberlo mandado a matar hace mucho tiempo, ahora tienes la oportunidad sin ser la mala del cuento ¿Por qué le has asistido? - Preguntó de nuevo Anna con tono de enfado.

- Anna...

- No te entiendo Elsa, intentó acabar con nosotras y ahí está, siendo atendido por el mejor médico de todo Arendelle. Pase con que le soltaras, pero esto ya me supera, no lo quiero donde yo viva, échale de aquí. - Exigió Anna.

- ¡Esta herido! - Elsa miró a Anna perpleja.

- ¿Y que? Le has atendido, ya tiene más de lo merecido ¡Sácale de aquí!

- Eso sería cruel. - Dijo Elsa.

- ¿Y? ¿Acaso no lo fue él contigo? - Preguntó Anna.

- Anna...

- No es más que un traidor, manipulador. ¿Acaso no dudo en hacerte daño? ¿Acaso no traicionó a Arendelle? ¿No nos mintió? - Dijo con rapidez Anna.

- Anna, esta mal herido.

- ¿Por qué te importa lo que le pase? ¿Por qué tienes piedad de él? ¿¡POR QUÉ LE DEFIENDES? - Anna iba levantando su tono y hablaba con rapidez.

- ¡¡¡Por qué le quiero!!! - Dijo Elsa sin pensar, habló ante la presión causada por Anna, su hermana la miró atónita.

- ¿¡Qué..? - Preguntó La Princesa Anna incrédula.

- Yo le amo. - Elsa bajó la vista y dos lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Anna negó con la cabeza y dando la espalda a Elsa se perdió al final del pasillo. La Reina observó como se marchaba su hermana, llevó su mano a su nuca con suavidad y suspiró profundo. Volvió dentro del dormitorio con Hans y el médico.

EL ENEMIGO EN CASA. (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora