CAPÍTULO 22 : SE TIENE QUE IR.

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La madrugada transcurría y Elsa se encontraba sentado en un confortable sillón de la habitación, Hans balbuceo, Elsa se acercó a su derecha y acarició su frente con ternura.

- Hans ¿Cómo te encuentras? - Preguntó Elsa con delicadeza.

- Elsa... - La voz de Hans se notaba cansada.

- Sssshh... Tranquilo, te vas a poner bien. - Elsa le sonrió dulcemente, una sonrisita se dibujo en el rostro de Hans. El Príncipe se percató en donde se encontraba.

- Te he traído problemas ¿Verdad? - Dijo Hans cerrando sus ojos.

- ¡No, no! No pasa nada, tienes que recuperarte. - La Reina le besó en los labios, él correspondió. Hans hizo un ademán de dolor, Elsa observó su vendajes, estaban manchados de sangre.

- Dejame a mi. - Dijo Elsa, con cuidado retiró sus vendas ensangrentadas, lavó y desinfectó la herida siguiendo las indicaciones del médico.

- Elsa. - Hans agarró las manos de ella. - Te amo. - El Príncipe le sonrió enamorado.

- Y yo a ti. - Los dos amantes se besaron dulcemente. - Voy a quedarme aquí contigo, El Príncipe sonrió y atrajo a La Reina a su lado, Elsa se acomodó de forma delicada al lado de Hans.

Anna caminaba de un sitio a otro de la habitación.

- ¡Qué le ama! ¿Te lo puedes creer? ¡Esta enamorada de la escoria Hans. - Dijo despectivamente.

- Elsa y Hans juntos. - El gesto de incredulidad de Kristoff se veía con facilidad. - Nunca hubiera imaginado algo así.

- Pues imagina yo, no puede estar con él, ese hombre es lo peor que podía pasarle. - Dijo Anna indignada.

- ¿Ella que te ha dicho? - Preguntó Kristoff.

- ¡Qué lo ama! Nada más, tiene que echar a Hans de aquí. - Dijo Anna frunciendo el ceño. - ¿Estarás conmigo de acuerdo en eso no?

- Detesto a Hans, pero no voy apoyarte en esto, ni a ti, ni a Elsa, nunca me metería entre vosotras, es cosa de hermanas. - Dijo Kristoff con honestidad. Anna miró a su prometido con cariño.

- Gracias. - Dijo mientras rodeaba con sus brazos el cuello del rubio.

- Habéis pasado por mucho, habéis estado alejadas una de la otra, creo que deberías apoyarla aunque no lo compartas. - Dijo Kristoff.

- ¡No puedo apoyarla, en esto no Kristoff! - Dijo Anna negando con la cabeza.

- Pues volverás a pederla. - Negó con la cabeza Kristoff.

- ¡Estamos hablando de Hans! - Dijo elevando el tono de voz Anna.

- Créeme que lo se bien, soy el primero que no lo quiere cerca de ti. - Aclaró Kristoff.

- No se que va a pasar Kristoff.

- Pase lo que pase, yo voy a estar contigo. - Kristoff agarró con suavidad los hombros de Anna. Los dos jóvenes acabaron abrazados.

EL ENEMIGO EN CASA. (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora