O4 |Héroe alimentín|

6.6K 643 361
                                    

Una vuelta en mi cama, mis piernas levantadas, mi cabeza impactada contra mi estómago, mi cabeza apoyada en el suelo y mi cuerpo en mi cama, y asi y un millón de posiciones más.

Ya eran las seis de la mañana con quince minutos, y yo sólo había dormido dos horas como máximo. Mis ojos estaban intactos, observando el techo de mi cuarto.

Al ya no poder más, me levanté de mi cama y caminé hasta la cocina, allí me preparé un caliente té, ya que en este estado no podía tomar absolutamente nada helado, así los dolores aumentarían, y eso es lo que menos deseo.

Cuando ya estaba preparado, me dirigí hasta el living y me lancé hacía el sofá, allí estuve por horas, intentando no moverme, no reír, porque luego tendría un río rojo, esperen, eso sonó demasiado asqueroso.

—Gaby, a trabajar —habló mamá bajando, mientras acomodaba su delantal.

—Mamita, hermosa, preciosa, de verdad me siento horrosa, además que no dormí nada, por favor, sólo por hoy —supliqué, tomando sus manos y dejando algunos besos en ella.

—Odio que hagas eso, pero anoche escuché tus lamentos y lloriqueos —suspiró—. Sólo por hoy, mañana vuelves, sí o sí.

—Te amo, mamá.

Ella se fue, y yo me quedé sola en mi casa. En tres horas, fui diez veces al baño, y no, no exagero. Creo que he terminado mi segundo paquete de toallas higiénicas.

Me levanté del sofá, para así preparar mi rápido desayudo, la verdad es que cuando mi gran amiga llegaba, mi apetito se iba por completo, a veces se iba, y otras veces llegaba, era algo completamente extraño.

Cuando iba a ingresar un pedazo de pan en mi boca, el timbre comenzó a sonar de una forma bastante alocada, haciendo que mi dulce pan con nutella impactara con el suelo. Inmediato mi labio inferior salió y lloriquieé lanzándome al suelo.

—¡Oh, querido pan! ¡Fuiste un grandioso amigo, siempre te recordaré! —exclamé observando todo mi pan destruido.

Grité frustrada cuando el timbre sonó nuevamente, bufé levantándome y caminando hasta la puerta. Aquél o aquella pagará por mi pan y nutella. Absolutamente nadie se mete con mi comida.

Abrí la puerta, encontrándome con un paquete de toallas higiénicas frente a mis ojos. Fruncí mi ceño, y arranqué éstos de las manos de él.

—Gracias, me hacían falta —dije, para luego cerrar la puerta en su cara.

Observé las toallas en mis manos, eran justamente como las que había comprado ayer, sin embargo, éstas tenían algo extraño. Una pequeña notita amarilla adornaba la esquina de ésta.

"Puedo soportar estos siete días contigo, ¿Aceptás?"

Reí, negando con mi cabeza. No sabía si sentirme completamente avergonzada porque él sabe que estoy desangrando, o encontrar esto como un gesto bastante tierno. Creo que me iré por la opción; "A la mierda, yo sólo quiero comida".

—Te abriré la puerta si sólo traes comida —grité.

—¡Pasé a un supermercado! ¡Está vez no sólo compré condones y toallas, tambén algo de comida! Mi auto está lleno de alimentos para ti —respondió gritando.

No esperé nada más y abrí la puerta para lanzarme a sus brazos.

—Eres como mí héroe alimentín susurré, para luego correr a su auto y abrirlo, sacando cada bolsa de su interior.

Menstruation ~Alonso Villalpando~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora