01 DE MARZO DE 2014

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Hoy es el primer día de marzo del 2014.   Mi 19° día en esta cárcel.  Ni siquiera sé cómo se llama la cárcel. Y la verdad ni me importa;  yo lo único que quiero es salir de aquí.

Hoy por la mañana hablé un poco con Verónica.  Me dijo que a ella la condenaron a 35 años por haber asesinado a su esposo.  Eso pasó hace 10 años, así que aún le falta un buen rato encerrada. 

Ahora siento miedo hablar con ella.

Después de que terminé mi comida, vino una celadora y me dijo que me quitara toda la ropa. Yo no quería hacerlo.  Crucé los brazos por encima de mis pechos y apreté fuerte mi cuerpo.

Me ordenó que la mirara a los ojos y lo hice.  Mis ojos derramaban lágrimas que rodaron hasta mis labios.

Ella sonrió cínicamente y me dijo:

"Está bien, princesita... si no quieres cooperar te ayudaré".

Del otro lado de mi celda oí la voz de Verónica que decía: "Más te vale que obedezcas, Noelia".

Sabía que si no hacía lo que esa horrible mujer ordenaba me iba a ir peor, así que comencé a quitarme la camisa. No tenía ropa interior por lo que mis pechos quedaron descubiertos.

Luego me ordenó que me quitara el pantalón.  Lo hice.  

Traté de cubrir mis pechos y mi vagina con las manos.   Temblaba de miedo.

Ella se me acercó.  Me rodeó.  Dio varias vueltas alrededor de mí, observándome.

Tocó mis nalgas; me las apretó con su mano mientras me dijo al oído que me volviera a vestir.

Lo hice rápidamente.  Luego ella salió de mi celda, retirándose.  Pero cuando pasó por la celda de Verónica le dijo que no volviera a meterse en lo que no le importa. 

Ya no quiero estar aquí.  Quiero ir a casa.  

¡¡Mamá!!, ¿por qué moriste? 

¡¡Dios!!  ¿dónde estás?  No me abandones.


Noelia.



DIARIO DE UNA EX-PRESIDIARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora