--Ay no... esto no puede ser...tendremos que dejarla un momento aquí, mientras tú y yo llevamos a la mujer a las caballerizas -le sugerí a Noelia.
--Pero démonos prisa, no sea que vaya a regresar ese hombre -contesta ella- aún falta un buen tramo por recorrer.
La nana no tenía las suficientes fuerzas como para caminar, así que entre los dos continuamos el camino con mucha dificultad... Me daba pena dejar ahí tirada a mi hermana, pero no tenía otra opción.
Al entrar a las caballerizas escuché disparos... Noelia se tiró al piso junto con su nana, la cual ya habíamos acomodado sobre un bulto de hierba seca.
--Acuéstate -me ordenó la chica con las manos.
Obedecí sin dejar de mirarla. Quise preguntarle qué estaba pasando pero ella solo me hacía señas para que no hablara.
Me acordé de mi hermana y sin pensarlo me levanté... me acerqué a la puerta y pude ver que un hombre vestido con ropa con camuflaje estaba parado cerca de donde la dejamos.
Cuando iba a dar un paso fuera de las caballerizas, Noelia me tomó del brazo y me detuvo.
--Son soldados, no tenemos nada qué temer -le dije.
Ella se puso un dedo en la boca insistiendo en que no debía hablar. Luego en voz muy baja me dijo al oído.
--No son soldados... son empleados de mi padre -se veía bastante asustada- y te aseguro que si nos encuentran, no nos irá nada bien.
Giro la cabeza y coloco mi boca en su oído.
--¿O sea que si ese hombre descubre a mi hermana, puede hacerle daño? -pregunté asustado.
Asintió con la cabeza, pero yo no podía quedarme de brazos cruzados sabiendo que Norma corría peligro, así que salí del lugar y me acosté en el suelo boca abajo. Comencé a arrastrarme hacia donde ese hombre estaba parado. Tenía un arma grande en sus manos. Podía ver de su cintura hacia arriba pues la hierba estaba muy crecida y no me dejaba ver más que eso.
Seguí avanzando cuando de pronto escuché voces muy cerca de mí. Volteé hacia donde se escuchaban esas voces y pude ver tres hombres más rodeando las caballerizas.
Uno de ellos llamó al que estaba cerca de mi hermana y me tranquilicé cuando vi que él obedeció a su llamado. En un minuto ya estaban los cuatro intentando entrar a donde se encontraba Noelia y su nana.
Seguí avanzando hacia Norma tratando de no hacer ruido. Por fin llegué hasta ella... aún seguía inconsciente.
Quise reanimarla dándole ligeros golpes en la cara pero nada.. Entonces la arrastré hasta detrás de un montón de tierra.
--Nooooo.... suéltemeeee -pude escuchar que Noelia gritaba- auxilioooo, alguien que nos ayude.
No sabía qué hacer.. Todos esos hombres estaban armados. Norma volvió de su desmayo preguntando lo que había pasado pero la obligué a callarse tapándole la boca con una de mis manos.
--Mi nana está muy mal, tengo que llevarla a un hospital, por favor... tengan piedad -seguía gritando la chica.
Yo no me atreví a asomar la cabeza.
--Tu padre viene hacia acá. Él nos dirá qué debemos hacer -escuché que dijo la voz de un hombre.
--Por lo pronto será mejor llevarlas dentro de la casa. El jefe se pondrá muy contento -dijo otro de los hombres.
Pude escuchar las voces cada vez más cerca de nosotros, pero siguieron andando y pasaron de largo.
Me animé a asomarme un poco y pude ver cómo entre dos hombres cargaban a la nana. Otro iba viendo a los alrededores. Y otro más llevaba a Noelia cargada en hombros. Ella gritaba y pataleaba tratando de zafarse de esos brazos... y su intento rindió frutos. Al parecer mordió al hombre en la mano y éste la soltó por un momento... ella aprovechó y comenzó a correr a toda prisa de nuevo hacia las caballerizas.
Los que llevaban a la nana cargada la dejaron en el suelo y entonces los cuatro siguieron a Noelia.
Norma y yo seguíamos escondidos tras ese bulto de tierra. Oíamos disparos, gritos, pasos...
Después de unos momentos...
--No puedo creer que se nos volvió a escapar.
--Tiene que estar en las caballerizas. La vi entrar.
--Pues no está.
--Vamos a revisar de nuevo. Quitaremos cada rama, cada piedra...
Los hombres gruñían de enfurecidos que estaban.
De pronto escuché que algo se arrastraba hacia nosotros.
Norma y yo nos miramos. La pobre estaba tan asustada tanto como yo.
Los hombres seguían en los suyo...
Y de pronto...
Aparece Noelia. A señas nos indica que la sigamos. Yo no quería hacerlo pero no tenía otra opción. Si nos quedábamos ahí, corríamos el riesgo de que nos vieran, y si la seguíamos, también. Así que más valía hacer algo por sobrevivir.
Nos arrastramos en sentido opuesto a las caballerizas, tratando de escondernos entre los matorrales.
En el trayecto pensaba en mi madre y en mi hermanito. Seguro que mi madre estaría preocupada porque no habíamos vuelto aún a casa.
Después de unos minutos de arrastrarnos por la tierra y de pronto Noelia se detuvo... comenzó a quitar con las manos unos troncos de madera. Me pidió ayuda con la mirada y lo hice. Descubría que había una especie de cubierta metálica en el suelo.
Con la ayuda de los tres, que seguíamos acostados ya que no queríamos siquiera levantar la cabeza para que no nos vieran, logramos quitar la tapa un poco.
Mi hermana entró primero introduciendo los pies y luego el resto de su cuerpo. Se oyó un golpe seco y luego nada. Yo estaba muy asustado aunque trataba de aparentar lo contrario.
Noelia me dijo que entrara yo. Preferí que fuera ella la segunda en entrar. Yo me quedé al final para tratar de colocar algunas ramas secas encima de la cubierta para no despertar sospechas.
En el interior no se podía ver absolutamente nada. Al intentar moverme después de que caí sentado en lo que parecía una especie de piso muy frío, aplasté un pie a Norma y ella ahogó un grito.
Comenzamos a hablar en voz muy baja.
--¿Qué es este lugar? -interroga mi hermanita.
--Ya verán -responde Noelia y luego nos pide que la sigamos.
--Y cómo te vamos a seguir si ni siquiera podemos verte -le dije yo.
--Guíense por el oído, vamos... pónganse de pie.
Estiro un brazo tratando de asirme de algo y lo único que logro es tocarle el trasero a Noelia. Al parecer ella se da la vuelta y toma de mi mano.
--Quién eres? -me pregunta mientras aprieta de mi mano.
--Soy yo -obvio al escuchar la voz de hombre sabe que soy yo.
--Ok. No me sueltes.
En eso siento que alguien toca mi espalda. Era Norma. Y por fin ya estábamos los tres unidos. Nos aferramos a Noelia y la seguimos.
Perdón por la tardanza en actualizar... pero es que estoy con mi otro libro que ya casi lo termino.
Saludos.
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DIARIO DE UNA EX-PRESIDIARIA
RandomQUÍEN IBA A DECIRME QUE UN PEQUEÑO ATROPELLO A MI PERSONA IBA A TERMINAR EN UNA HISTORIA BASTANTE CRUEL, TRISTE, DESGARRADORA...PERO A LA VEZ TAN EMOCIONANTE