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Seguía corriendo, y aún me perseguía Christopher.
Trate de perderlo por algunos callejones, pero no había éxito.
Revise la hora, 7:57. Iba a llegar tarde al colegio, sin embargo, no había opción, hacer la maratón más grande de mi vida, llegar a la escuela corriendo, mientras te sigue el matón de la escuela.

Estaba en el jardín del colegio y ya no había nadie afuera, entonces tenía que entrar con un retardo y un trabajo especial que me pongan. ¡Vaya! Y todo por la culpa de un imbecil.
Hablando de imbecil, ¿dónde está Christopher? Ya no me estaba siguiendo.
Atravesé la puerta de la escuela y ahí estaba mi madre, la directora y Christopher.

—"¿Qué mierda?"

Hola, ¿llegue muy tarde? -hice una media sonrisa.
—5 minutos tardes -dijo la directora.
—¿Qué es lo que hiciste, William? -me miró enojada mi madre.
—Señora, Will, me golpeó.
—Creo que se le había advertido, Señora Turner, de que si William volvía a hacer algo indebido se le suspendería.

¡Carajo! Ahí vamos de nuevo.
He tenido tantos problemas que a penas tengo memoria para almacenarlos.
La primera fue tirarle unos libros a una chica de segundo grado, y no es que yo sea malo, es que esa ocasión mis amigos me retaron a hacerlo, y claro me dieron 5 dólares por hacerlo; la segunda, vacile al profesor de historia, y por una extraña razón todos rieron; la tercera, me vieron fumar un porro con Elias, lo peor fue que el cabron se salvó, que hijo de puta; la cuarta, hice un alboroto en el comedor de la escuela solo porque ya no había Hamburguesa; la quinta, me vieron poner en los baños del colegio "Puta Amanda"; la sexta, Fred y yo nos golpeamos en gimnasia, pues él antes era novio de Amanda y al pobre lo dejaron por mi; la séptima, Simon y yo desinflamos las llamadas del auto de Samantha, porque le estaba siendo infiel a Simon, ¿y cómo nos descubrieron? Habían cámaras en el estacionamiento; la octava, estaba esperando el autobús y vino Christopher a provocarme, hasta que termine golpeándolo y corriendo por callejones.

—Lo sé, directora, pero es que William no deja de meterse en muchos problemas.

—Entonces, si usted no puede controlar a su propio hijo, tendrá que llevarlo a un psicólogo o peor aún, lo expulsaremos de la escuela, usted decide señora Turner.
—Voy a hablar seriamente con él directora. Habrá cambios bruscos con William.
—Eso espero. Sin embargo, se le hará pintar los baños y la parte trasera de la escuela, ¿está de acuerdo señora Turner?
—Totalmente.
—¿Y tú William?
—Si.

Ahora por la culpa del imbecil de Christopher tengo que pintar baños y la escuela.

—Ahora ve a clases, William. Yo llevaré a la enfermería a Christopher. -dijo la directora mientras se iba con él.

Se acercó mi madre y puso sus manos en mis hombros.

—William, ¿qué te sucede? Eres tan problemático. ¿Qué vamos a hacer ahora?
—No lo sé, Madre. Hablaremos de esto en cuanto lleguemos a casa.
—Esta bien, Will, pero no más problemas, por favor.
—Okay, mamá.

Mi madre por fin se fue. Ahora me tocaba dejar mis libros al casillero e ir por los de Cálculo, Economía, Física, Química y Literatura.
Llegue a mi casillero y había un papel pegado con cinta adhesiva, en donde decía:

"William, te veo en la cafetería

Atte. Daniel".

Tome mis libros y me fui corriendo a clase de literatura.
Toque la puerta y la abrí.

—¿Puedo pasar, maestra?
—¿Por qué tan tarde, William?
—Tuve un pequeño inconveniente.
—Pase y siéntese.
—Gracias.

El secreto de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora