iii.

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-¿Alguien más tiene ganas de desmayarse? Porque si es así, que lo haga de una puta vez.-espetó Dean frustrado, mirando a cada uno de los presentes.

El ojiazul lo golpeó con fuerza en el brazo, arrancandole una mueca.

-Deja de ser un idiota. Tod, haz lo que te pidió Dean. ¿Alguien sabe enfermería o medicina?-pregunto con calma Sam, tras tirarle una mirada reprobatoria a su hermano.

Daemon empujo a Nikolai, quien trastabilló dando un paso adelante.

-¿Tu? Bien, vas a ayudarme. Tu amiga de ahí no se ve bien. -Murmuro arremangándose y caminando hacia Kala.

Algo confuso, siguió a Sam hacia la chica que ahora descansaba sobre toallas. La palidez de su rostro era preocupante, más no alarmante: claramente había perdido sangre, pero no tanto como aparentaba en un principio.

Del otro lado, Dean decidió sacarse su chaqueta, y alcánsasela a Angie, que estaba temblando.
Agachándose junto a Blanche, ubicó una almohada bajo su cabeza. Tomando su rostro con una delicadeza inusitada, lo examinó con cuidado. Tomó el pulso, revisó la respiración. Alzando su rostro, mordisqueó el lado interno de su mejilla.

-¿Alguien puede alcanzarme un poco de agua?

Una vez con la botella en la mano, humedeció su nuca, los párpados, y los labios.

-Hay que esperar un momento, pero debería despertarse pronto. Ahora tu, quédate quieta un momento. Necesito ver si tienes fiebre.-advirtió a Angie, caminando hacia ella.

.

Sam levantó la camisa de la chica teñida. Haciendo una mueca, observó el tajo en sus costillas.

-¿Alguien sabe como se hizo esto? -pregunto urgente. Si un zombie la había dañado, era un peligro tenerla con ellos.

-Se cayó. Golpeó con fuerza la cabeza de una de esas cosas, trastabilló y se cayó sobre un cesto. Pero me dijo que estaba bien.- la voz de Iris temblaba con suavidad, mientras jugaba con sus manos. Era su culpa. Sam la observó comprensivo, e intentó sonreírle.

-Tranquila. Ella va a estar bien.

-Necesitamos agua, también. Una toalla. Y pegamento extra fuerte.- La voz de Nikolai se alzó, mientras buscaba una toalla pequeña.

-Realmente sabes de enfermería.

-Digamos que de niño me caía mucho.-le respondió a Sam con una risita. Este negó con liviandad, sonriendo por primera vez en horas. Tras soltarle un grito a Cass, tuvo en sus manos una mochila con las cosas necesarias.

-¿Lo haces tú o...?-pero antes de terminar, el baterista ya había tomado las cosas y se había puesto en acción.

Sonriendo, el menor de los Winchester se dirigió a las otras personas en la habitación. Revisándolas uno a uno, fue cerrando cortes, hidratando, dándoles pequeños chocolates. Las cosas parecían ir bien, ir perfecto.

Aunque del dicho al hecho, hay un buen trecho.

Los golpes fueron leves al principio, imperceptibles. Pero cada vez los rasguños sonaban con más fuerza.

Sam y Dean abandonaron su función de curadores. Escopeta en las manos de uno, revólveres en las otras.

-Necesitamos que alguien tome a desmayada uno y desmayada dos. Tu, rubio, ayuda al ruliento. Se torció el tobillo. Caminen despacio a la puerta trasera. Tenemos que irnos.-susurró Dean, cargando el arma- Los que tienen las manos libres, agarren lo que sea. Ese bate, o sino hay dos cuchillos en mi bolsillo. Que nadie se quede con las manos vacías.- murmuró apuntando a la puerta.

La brutal ausencia de sonido los envolvió mientras retrocedían despacio. En la comisura de los ojos, Dean observó como la morocha que antes temblaba ahora blandía la pata de una silla con fiereza. La mata de rulos junto a ella resguardaba su espalda, y si bien tenía una especie de jarrón, parecía estar calculando cada posibilidad de huir. Al verlas pensó en él y Sam. Ellas eran valiosas. Una dupla perfecta.

La desesperación comenzó a acumularse, y entonces, los del fondo cometieron un error. Abalanzándose sobre la puerta trasera, la abrieron de un tirón y se apresuraron hacia el pasillo.

Un grito desgarró sus tímpanos, y las garganta de ellos se bañaron en sangre.

Estaban rodeados.

indigo heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora