xvii.

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El silencio comía las pisadas furiosas de Chris.

Desorganizadas. Desagradecidas.

A pesar del dolor en su mano, afianzaba la Colt contra su cuerpo. Nadie podría meterse con ellas, ni siquiera soñando.

Y es que nadie las entendía. Nadie comprendía las palabras que le iba susurrando el fierro, los secretos que le contaba. Cómo que Castiel era un angel, y que Sam había sido casa de Satanás. O que Dean había sufrido y todavía sufría, cosas aún peores que la misma muerte.

O los secretos de Angie, las verdades de Kala. La maldición sobre Blanche que, a la vez, era la salvación misma.

¿Cómo podrían entenderlo? Ellos nunca iban a sentir lo mismo.

Corre.

Chris se detuvo y miró al acero en los dedos agarrotados.

Corre, corre, corre.

Los pies de Christianne se movieron, su mente nublada mientras los gritos de Colt sonaban con más fuerza, con más fervor.

Llevaba casi dos cuadras cuando oyó la explosión.

corre.

Christianne no se dió la vuelta.

.

Wade sentia el sabor de la sangre, pero no podía escuchar nada. Tampoco sabía si sentía: las extremidades se le habían atontado.

Todavía estaba confundida cuando alguien la tomó del brazo y la arrastró hacia la vereda, soltándola bruscamente. Wade pensó que había sido Blanche, o tal vez Kala.

Estaba equivocada.

Alguien volvió a golpearla y le ató las manos. Ella sentía la presión del hacha contra su espalda, todavía oculta, entre los huesos y el pavimento.

Wade sentía el sabor a sangre.

Wade sentía el olor a sangre.

Wade veía la sangre.

Y Wade se había desmayado.

.

-Kala, corre, ¡corre!-le rugió Dean antes de descargar un golpe contra el tipo que había intentado llevársela.

Kala trastabilló, el pavimento estaba en mal estado. A cada paso tomaba la saga con más fuerza, pero se sentía débil, estaba débil.

-¡Blanche! -vociferó justo a tiempo para que se diera vuelta y esquivase el mortífero golpe. Un empujón y la morocha estaba a su lado, y entonces ambas se iban corriendo.

-Kala, que pasa. Que pasa. Kala.

-¡No sé! Corre, Blanche, corre. Nos tenemos que ir, ¡apura!

-¡No!-le exclamó, deteniéndose todavía en medio del desastre- ¡Faltan Wade! ¡Y Demi!

-Y Chris.

-Y Chris. Tengo que volver, voy a volver.

-¡Puta, Blanche, que no!

Ella no pudo contestarle. Alguien acaba de dispararle en la pierna, y la agarraba del brazo.

Kala hiperventiló. Dean estaba inconsciente, en el mejor de los casos, a un par de metros suyos. No podía ver a Wade. No podía encontrar a Demi. Y a Blanche se la estaban llevando.

Entonces hizo lo único que podía.

Gritó.

Gritó con todo el alma, el corazón, y la existencia. Gritó y salió de su cuerpo, y se volvió a meter, y sintió infinitas fuerzas dentro suyo. Gritó y el piso temblaba, los vidrios estaban rotos, y el hombre estaba muerto. Gritó y cayó al piso. Gritó y sintió sueño. Gritó y cerró los ojos. Cerró la boca.

Gritó hasta callarse.

Blanche corrió a su lado. Dean estaba despierto. Demi había aparecido. Wade se había perdido.

-No, no, no...

La calle estuvo, por un segundo, en silencio.

Demi fue la siguiente en soltar un grito.

Kala no estaba respirando.

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