iv.

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A Chris le costaba entender lo que estaba pasando. Un segundo se encontraban en perfecto silencio, y ahora había gente muerta y cosas acercándose a ellos.

-Ustedes seis, ¡adentro! ¡Rodeenlos! Tenemos que salir de aquí, ¡ya! -Dean gritaba, comenzando a disparar.

Christianne no tenía idea de como sobrevivir. Podía ver a Sean y Dan (o algo así) disparando con certeza, mientras Angie parecía poseída reventándole las cabezas a esas cosas. Wade se había vuelta una vigía: indentificaba con rapidez a los monstruos y avisaba cuando era preciso cada ataque. Iris aventaba cosas al azar, acertando de tanto en tanto, y Demi utilizaba una silla para empujar a esos monstruos fuera del camino. Todos formaban un anillo que encerraba a Kala, Blanche, y Oliver, junto a Nikolai, William y Daemon (quiénes los estaban llevando). Isak había quedado en el extremo, manejando con manos temblorosas un arma que nunca había visto. Y ella avanzaba temblorosa, inútil, inservible.

A su lado Dean los apresuraba, cargando con rapidez el arma. En busca de despejar el pasillo, se separó del anillo avanzado con rapidez, disparando a diestra y siniestra. Hábil, sonrió satisfecho al ver el espacio despejado, y se dio vuelta para avisarles que avanzaran.

Chris no comprendió era lo que había sucedido.

De alguna forma, Dean ahora estaba en el suelo, mirando con terror a su dirección. Y ella había hundido un cuchillo hasta el mango en el ojo de un -ahora difunto- caminante.

Observó sus manos, cubiertas de una sangre espesa y negruzca. Podía sentir el corazón estallando dentro de la caja torácica, llenándola de energía y adrenalina.

Recordó haber visto al rubio darse vuelta, más triunfante que nunca. Recordó haber visto levantarse a aquel cadáver, acercarse corriendo a su espalda. Haber soltado un grito. Y luego, empuñar con fuerza el cuchillo.

Miró a su alrededor. El grupo, ahora tan reducido, la miraba en silencio. Con vergüenza, volvió la vista hacia el tipo que seguía en el piso.

Una sonrisa emocionada se dibujó en las facciones de su rostro.

-Puta madre. Eso fue jodidamente asombroso.-susurró, sin perder aquella sonrisa.

Entonces Chris también sonrió, y arranco el cuchillo. El sonido de este saliendo de el putrefacto cráneo le produjo una satisfacción inexplicable. Extendiéndole una mano, lo ayudó a levantarse.

-Vamos. Tenemos que salir de aquí.

...

Tras seguir las recomendaciones de los hermanos (aunque muchas creyeran que Sam y Dean simplemente no podían tener un parentesco), lograron irrumpir en una casa en las afueras del complejo. La construcción, ligeramente aislada, les daba una buena vista del panorama. Con un jardín amplio, se encontraba rodeada por un muro con verjas, agregándole un extra de protección.

Habiendo destruido la alarma de un disparo, abrieron la puerta, entrando precavidamente. El lugar estaba vacío, se veía seguro.

Para ese momento, Blanche ya había despertado, y caminaba apoyándose en la gente con ligereza. Estaba cayendo la noche, lo que había resultado en el apurar del paso y las matanzas. Al entrar, Niko dejó a Kala en el sofá, para sentarse en suelo junto a ella. Estaba agotado.

Oliver se apoyó con un jadeo en una silla, Blanche se detuvo a recuperar el aliento. Chris y Angie se pararon incómodas, sintiéndose sucias por la cantidad de sangre y fluidos que cubrían sus cuerpos y manos. Iris parecía completamente ausente, al igual que William. Daemon e Isak conversaban con voz queda, hablando de todo y nada al mismo tiempo. Sam y Dean estaba siendo atendidos por Cass, quien intentaba  curar los ciento un golpes.

Demi los miró, e intento analizar la situación. Todos estaban agotados, pero ella no. Había abandonado la silla tras haber salido del recinto, y de ahí en más solo había sido caminar y evitar que la atacasen.

Decidida, se dirigió a la cocina. Esta era gigante, y estuvo un buen rato ubicando las cosas. Nadie había reparado en ella, y estaba feliz con ello. No necesitaba que la notaran. Con cuidado, fue preparando chocolate caliente, y calentando tostadas para todos. Una vez finalizado, llevo de dos en dos las tazas, para finalizar con el bowl de tostadas. Ignorando las miradas anonadada que todos le tiraban, se sentó con cuidado en el suelo y tomó una de ellas, dándole un mordida, y bajándola con un trago de chocolate.

Uno a uno fueron sumándose en silencio, reconfortados por el azúcar, por la sal, por la calidez de la existencia insonora.

Alguien se sentó junto a la pelirroja, tomando la única taza que había quedado intacta. Rebuscando en sus bolsillos, sacó un pequeño objeto y lo dejó sobre la pierna de ella.

-Gracias Ginger. -murmuró con suavidad

Demi llevó su mirada al pequeño objeto y lo tomó con ternura. Era una púa.

Buscando la mirada de aquella persona, la púa se deslizó de sus dedos, al momento en que ella se llevaba una mano a la boca.

No pudo encontrar sus ojos. Él los tenía cerrados. Y sin embargo, ahí estaba Oliver Dalton, regalándole una sonrisa.

indigo heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora