xiv.

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Kala cerró con fuerza la puerta de su cuarto, todavía shockeada.

Llevó la mirada a su cama, y vio a dos de sus mejores amigas con la misma expresión que ella.

-Oh, no.

-Oh, si.-le contestaron.

Se miraron las tres al mismo tiempo, inspiraron.

-Me follé a Oliver/Sam/Niko

Demi y Blanche la miraron con los ojos sumamente abiertos.

-¡No me mires así! Es tu culpa Demi. Te fuiste y dejaste el whisky en mis manos.

-Joder Kal, ¿cómo...?

Con media sonrisa, bajó su camiseta, mostrándoles las clavículas y el cuello llenas de mordidas y chupones.

-¡YO QUIERO UN DADDY ASI!

-Fue cosa de suerte, Blanche. 

-Cierto.

La puerta se abrió y Kala subió su blusa paranoica. En la puerta estaba Iris, quien con solo verlas soltó una enorme carcajada.

-Están tan hechas mierda. Les hice el desayuno y les busque alikal y aspirinas. Vamos.

Las tres se miraron y suspiraron siguiendo a la más chica del grupo.

Al entrar en la cocina, Demi hizo una mueca de asco.

-Joder Blanche, podrías Haber limpiado. O tirado ese puto preservativo en la basura.

-En mi defensa no pude pensar mucho cuando me alzó para llevarme a su cuarto.

-Touché, señorita Noir.

Kala las ignoró, yéndose a la mesa para tomarse el café y el alikal de una. El alivio fue casi instantáneo. Siguió con la aspirina, y entonces abrieron la puerta contraria.

Los chicos venían todos juntos. Pero, claro, al frente estaban sus tres amantes.

Kala alzó la mirada petrificada mirando al baterista. El cuello de él estaba llenos no solo de marcas moradas, sino también de rasguños.

Sam, por su parte, miraba completamente sonrojado el desastre en la cocina, en especial el forro en medio de la plaza.

Y Oliver.... Tanto Oli como Demi podrían ser la imagen en carne viva del tomate. No daban más con tanto sonrojo.

Iris los vio maquiavélica, captando la mirada de Gael que acaba de levantarse.

-Bueno bueno... Iris me comentó algo, pero no sabía que la abstinencia sexual pudiera ponerlos tan salvajes, chicos.

Eso fue suficiente para que todos los que no estaban involucrados irrumpieron en carcajadas en la cocina. Y para que todos aquellos que habían follado, se esfumasen con extrema rapidez.

.

Kala huyó hacia la biblioteca. Ese era su lugar seguro.

Solo había un problema: también era el lugar de Niko.

Tal película cliché, cuando ella posó la mano en el picaporte, la de Nikolai hizo lo mismo. No necesitaba verlo para saber que esa mano le pertenecía, ni para comprobar que se iba a morir de la vergüenza.

-Kala...

-No fue nada Niko. Nada.-murmuró abriendo la puerta tras bajar la mirada.

Pero ella y Nikolai sabían que si era, que si había sido mucho, y es por eso que el ruliento entro tras ella, sin dejarla irse.

indigo heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora