One Shots [Harry Potter] EN EDICIÓN

•10• Sirius Black

Alices maldecía a todo aquel que se le cruzara en el camino. Estaba enojada, furiosa con el dueño de sus pensamientos... Sirius Orion Black, quien a su vez huía de la pelinegra.

Alices chocó con un cuerpo bruscamente, haciendo que esta casi le mande un Avada, giro sus glaciales ojos dorados hacia quien la había chocado encontrando con nada más ni nada menos, que con su queridísimo cuñado, Frank Longbottom, novio de su hermana menor Alice. Sin darle tiempo al chico de disculparse, cogió la escoba de este y con una adrenalina que solo aparecía cuando estaba furiosa, dio una patada al suelo elevándose rápidamente hacia el techo del pasillo, se detuvo justo a tiempo para ver como el dueño de su furia corría de un pasillo a otro tratando de esconderse de ella. Ese solo pensamiento le dolió cuando lo considero un poco más.

Olvidando su repentino malestar, guió con una gracia y fluidez digna de una estrella de Quidditch la escoba por los estrechos pasillos persiguiendo a Black, quien se dio cuenta que Alices lo perseguía montada en una escoba con un aspecto animal, salvaje..Sexy.

Se detuvo bruscamente esperando el momento adecuado para girar, al oír el repentino frenazo de su chica, no dudo un segundo en voltearse bruscamente y agarrar el rostro de la pelinegra entre sus manos mientras besaba con salvajismo los labios de la chica con ojos leonados.

— Sirius, ¿qué... — no termino de formular la pregunta cuando ya se encontraba entre los brazos del Black mayor, quien la sostenia como si fuese de cristal. Sirius observo el rostro de la chica que desde hacia siete años lo tenia loco, con su sedosa cabellera pelinegra y sus hipnotizantes ojos color ámbar, más esa sonrisa dulce e inocente, el pobre Sirius no tenia ojos para ninguna otra chica que no fuera ella, su chica.

— Sabes que ellas no me interesan, vamos Alices, se que mi comportamiento estos ultimos siete años fue el peor, pero solo te pido una oportunidad, para demostrarte que soy tuyo al igual que tu eres mia, ¿aceptas?- pregunto con ojos de cachorro Sirius.

— Siempre he querido escucharte decir eso, Orion, acepto — y con una radiante sonrisa Alices dejó que Sirius, quien desde su primer año fue su amor platónico, besara sus labios como si estos fueran un dulce manjar exquisito.