Capítulo 10 - Final 2/2

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Ignoren el video original de la canción, no tiene que ver con el fic. Pero la canción fue la que me dio la idea para el fic, en sí. No sé si alguien sabrá interpretarlo de la forma en que yo lo interpreté, pero Inercia salió de esa Inercia. (?)

Llegamos al último capítulo *cries en español*. Fue todo un gusto atravesar este camino con todas ustedes, personitas lindas. No me esperaba que fuera a gustarle a alguien, tanto porque envolvía un tema político y social en pequeña parte como por el hecho de que éste no es un ArgChi típico (los personajes se parecen, por obvias cuestiones, pero no son los mismos, solo miren la imagen de portada), pero bueno, las sorpresas son buenas en estos casos.  

Espero no decepcionar a nadie y que haya resultado como esperaban o que al menos le dejara un buen sabor de boca, qué sé yo. Yo disfruté escribiéndolo. ♥ Se me cuidan mucho, muchísimo. 

Ahora, sin más: 

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Cuando terminó la junta, varios salieron con dolor de cabeza y ganas de despejarse, lo que los llevó a la casa mexicana por ser los anfitriones esa vez y donde, además, había promesa de comida y bebida fuerte (mejor olvidar las penas latinoamericanas por un rato).

A diferencia de las demás instancias, Chile no solamente siguió a la parvada, sino que fue de los primeros en entonarse con varios vasos seguidos de tequila.

Argentina no quería reírse, en serio que no, por lo que llevaba en la cara una línea recta como boca, que parecía dudar de tirar hacia la sonrisa o a la desesperación.

Su hermano mismo andaba medio enloquecido, de acá para allá, con que lo estaban acosando, y quedando como loco, porque Brasil en ese momento solo se dedicaba a verlo ir y venir o a gritar y espamentar, desde uno de los sillones de la sala, mientras bebía todo tranquilo y divertido.

—¡Qué lindas que son las joditas acá, México! —halagó Argentina.

—¡Gracias, wey! Siempre para servirlos cuando se trata de eso —Tenía las mejillas algo rosaditas, aunque se notaba que seguía igual de fresco que al principio y que, más que nada, se veía influenciado por cómo los demás andaban de bailanta y griteríos, augurando estar pasándola bien.

El argentino sintió una mano sobre su hombro y que lo tiraban hacia ese lado, para abajo. Se encontró el rostro de Chile cerca, cerquita, sorprendiéndolo.

La expresión del muchacho le decía un típico weón, mientras que el color de su cara que estaba tan alegre como para estar a un trago de caer borracho. Y eso era acatado debido a que solo se le había acercado de esa forma en pocas situaciones (dos de ellas borracho, una por agradecimiento).

Argentina se sintió poco especial ante ese pensamiento, pero se olvidó rápido...

—No estoy curao, weón —dijo, arrastrando las palabras medianamente. Con disimulo, el más alto le sacó el vaso que tenía en la mano y lo apartó—. La Papai me dijo que erai un weón, weón —Valga la redundancia. Al parecer, la palabra weón venía perfecta para describir al argentino en ese momento —, pero que por más weón que fueras no iba a poder abandonarte entero. ¿Por qué me condenaron a querer a un weón?

Argentina se mordió un cachito el labio inferior y después enmarcó su línea de expresión en los labios, mostrando los dientes en una línea. Entendía que no estuviese del todo borracho, que se iba acordar de todo unas horas más tarde, pero lo que le decía parecían temas de pareja en un bar. El chileno se iba a odiar a sí mismo al otro día, cuando se acordara de lo que estaba hablando.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2017 ⏰

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Inercia - [ArgChi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora