Confesión

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SOCIALMENTE CORRECTO.

¿Para qué me habrá llamado Alan a estas horas? No me estoy quejando, me ha librado del examen de teoría cuántica, pero él jamás había saltado clases sólo para hablar con uno de sus amigos; ni siquiera conmigo. Debe ser muy importante lo que tiene que decirme como para no poder esperar hasta el toque.

Metí mis manos en los bolsillos del jean ajustado que traía puesto y camine con mucho estilo entre los pasillos de la escuela: Necesito impresionar a las chicas bonitas del instituto. Una morena ve a mi dirección y yo le guiñó un ojo, regalándole mi mejor sonrisa rompecorazones; ella suspira y sus mejillas adquieren un color rosado. Sonrió con satisfacción y continuó mi camino. El equipo varonil de basquetbol me saluda como todo el tiempo, a lo que respondí de inmediato preguntándole a Jonathan si superó su record personal de tiro libre. Pasé por el estudio de música que apenas había comenzado sus clases. La canción que practicaban animó a mi cuerpo dar una pequeña vuelta al estilo Michael Jackson. Las personas que vieron mi asombroso giro aplaudieron, hasta creo haber escuchado chillidos emocionados de algunas muchachas.

Adoro ser un galán. La escuela entera está a mis pies por mi cara bonita.

De pronto, detuve mis pasos al ver un globo rojo amarrado a la perilla del salón de computación. Aquí fue donde me citó Alan. Inspeccione el objeto flotante unos segundos cuando me percate de una nota amarrada al lazo sobrante del globo. Leí la nota y segundos después ya me encontraba de camino al campo de tenis con el globo en mis manos.

Una vez en el sitió solicitado, encontré otro globo con una nota también. Luego de leerla, corrí al salón de sociales para recoger otro globo y pasármela de sitio en sitio durante media hora.

Tenía alrededor de veinte globos en mi poder, ya sólo me faltaba ir al salón de matemáticas y se acabó, no más vueltas por todo el instituto; al menos eso decía la última nota. Había pensado en regalar los globos a diferentes chicas a medida que fuera encontrándomelas, pero en una de las notas especificaba que no lo hiciera, y que por favor conservará los papelitos también. Era muy estúpido, pero hice caso. Quizás se trate de una atractiva admiradora secreta.

Una vez estuve delante del salón solté un suspiró y entré.

Adentro del aula, las ventanas fueron cubiertas con finas cortinas color lila, apenas emanando oscuridad. El suelo fue invadido por pétalos de rosas y velas encendidas en orden para crear un camino. El techo estaba repleto de serpentinas, detalles como corazones colgando y estrellas de papel lustre. Camine en su interior, entre el camino de velas y sobre los pétalos rojos. Un ramo de flores, un pequeño peluche con forma de oso y una caja de chocolates descansaban sobre el escritorio. El momento se puso aún más extraño cuando vi en la gran pizarra una última nota con mi nombre.
Avance hasta ella, la tome en mis manos y leí...

"Me gustas, Freddy" —murmuré.

Cerré la nota y busque el remitente, sin embargo no tenía. ¿Qué clase de persona hace algo como esto sólo para declararse anónimamente? Definitivamente alguien muy estúpido, o una persona que sólo estaba jodiendome.

Seguramente fue una broma por parte de mis amigos. Claro, lo fue, por eso nunca encontré a Alan. Malditos idiotas. Pobre de ellos si se descuidan porque me vengaré.

Gire sobre mis talones, resignado a la idea anterior, y cuando estaba por marcharme la persona responsable de la fiebre de febrero apareció. Mis ojos se abrieron con asombro.

No era una atractiva admiradora.

No era atractiva.

Ni siquiera era una chica.

A-M-I-G-O-S (Breddy Meyva) | #BreddyWeek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora