Confesión

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NEGARÉ... LO ACEPTÓ.

Somos grandes idiotas por naturaleza, pero hay días en los que nos volvemos muy estúpidos. En mi caso no debería haber más razones justificadas para que mi pierna acabe hundida en cualquier hoyo. Asemeja a que soy quien abusa de mi propia torpeza.

¿Qué hice? ¡Oh!, bien. Lo explicaré.

Hace un par de días –ayer–, nos encontrábamos Bryan y yo mirando una película en mi casa. Todo iba bien con nuestro cine casero: Palomitas, sodas, un buen largometraje de terror y los dulces besos de Bryan sobre mi boca. La casa se encontró sola ese día durante tres horas. Había conseguido que mi media hermana, Elenha, saliera con los chicos y logre hacerles una reservación en un lindo restaurante a mis padres. No hubo nadie que molestará en nuestra cita.

Para mí fue una ocasión especial. Podía abrazar a mi novio y besarlo cuantas veces quisiera. Siempre creí mejor estar a solas con Bryan, las miradas fisgonas de otros individuos me causaban ansiedad.

En una ocasión salí huyendo. En medio de un paseo por el parque que hacía con mi querido novio, no soporte escuchar a personas ajenas hablar más de lo debido sobre mi relación. Comprendía que la gente llegaba a ser muy dura, pero no pensé que me afectaría tanto. Desde entonces me las he arreglado para que nuestras citas sean lejos del ojo público.
Por fortuna Bryan ha sido muy paciente conmigo, pero a veces me detengo por un segundo y le preguntó si lo que hago le incomoda. Cada que lo hacía obtenía la misma respuesta: "Mientras tú estés bien yo no tengo ningún problema". Fueron justos esos momentos donde Bryan me mentía a la cara.

No es que me considere un culto conocedor de Bryan Mouque, pero lo soy, y sé que su respuesta es toda una mentira.

—Brya...

Bryan me abrazó con fuerza y me cubrió los ojos. Me reí.

—No te preocupes. Los monstruos no me causan pesadillas.

—Lo sé. —sonrió, y nuevamente sus brazos me sostuvieron con firmeza.

—¿Cómo te la estás pasando?

—Bien.

—¿Sólo bien?

Me besó.

—Perfectamente bien.

Mi sonrisa era malditamente enorme.

—No te importa que... Ya sabes... ¿No te molesta que nuestra cita sea aquí... otra vez?

—Me gusta estar contigo.

—Pero no te agrada la cita.

—Freddy, es una gran cita.

—Estás mintiendo. —me atrevía a apostar.

Bryan se mantuvo callado unos segundos, pensando. Levantó un poco la barbilla y sus ojos se estrepitaron al ver una escena de la película.

—Es una gran cita. Lo juro. —dijo.

—Pero —Lo incite a continuar.

—Pero sólo la primera vez. A estas alturas se vuelve muy monótono y aburrido.

Ahora me sentí horrible. Nunca me imaginé que la verdad sería tan dura.

—Está todo bien, amor, no tengo ningún problema con ver películas contigo. —agregó al instante. Después de mirar mi cara de decepción intentó arreglar las cosas.

—No lo estás disfrutando conmigo.

—Lo hago cuando pasamos a la sección de besos. —murmura con una picardía que, si fuese en otro momento, me hubiese tragado.

A-M-I-G-O-S (Breddy Meyva) | #BreddyWeek |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora