Capitulo reflexivo.

21 2 0
                                    

Hace tiempo que deje de sentir. Amor, dolor, tristeza o cualquier sentimiento parecido.

Hace tiempo que tengo la impresión de que mi corazón es un caparazón hecho de hielo, frío, sin vida.

Puedo llorar, pero tengo la impresión de que aveces lo hago para sentirme un poco más "humana".

Para sentir eso que muchos llaman tristeza.

Bien cierto es, que he sentido tristeza, durante episodios repetidos de mi vida.

Y ahora tengo la impresión de ser incapaz de sentirla.

Muchas veces me he planteado salir ahí afuera y comerme el mundo. Pero seamos sinceros, ¿como voy a comerme el mundo, si ni siquiera puedo sentirme bien conmigo misma?

No me creo capaz de salir adelante, de sonreír otra vez, de sentir alegrías ni siquiera por cosas que se lo merecen.

Y es que aveces es inevitable no arrepentirse de las cosas, me arrepiento de haber amado, de haber sufrido, de haber dado todo de mi persona para acabar con este final.

Me arrepiento de haberle dado todo mi ser, para que al final el acabe destruyéndome, tanto literal como figuradamente.

Estoy tan destruida por dentro, que no me creo capaz de llevar otra vez el rumbo de mi vida.

Y os puedo asegurar que está es la peor sensación del mundo.

Aunque siempre dicen que el primer paso es aceptarlo.

Lo acepto.

Acepto no ser suficiente aveces, o demasiado.

Acepto cometer errores constantemente, al final y cabo el hombre es el único ser vivo que puede tropezar 200 veces con una piedra, levantarse y volver a pisarla. Con la esperanza de que esta vez sea diferente.

No lo es, nunca es diferente, siempre es igual.

Siempre acabas hecho una mierda, lleno de dolor, de planes y de sueño rotos.

Y hoy puedo jurar que solo me siento vacía, vacía por sus palabras, por sus acciones, por su forma de mirarme.

Vacía por no sentirme fuerte, como siempre fui.

Una historia inolvidable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora