Segundo encuentro

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Han pasado diez días desde que llegué a Tokio y encontré a Ashmeday. Me alojó en uno de los cuartos de la pensión de la que es dueña junto con su amiga Ami, que resultó también ser un ángel "degradado" a ser humano, aunque no les gusta que use esa palabra.

La chica de cabello azul tiene una historia un tanto graciosa, al menos para mí. Era un ángel de segundo rango, algo bastante alto para un ángel guardián que entre nuestra especie los consideramos servidores de una especie inferior. En fin, la chica se enamoró de un general del ejército nipón mientras le servía como ángel guardián, ¡clásico! Entregó sus alas a cambio de poder obtener forma humana de manera definitiva y así vivir una historia de amor con su general. Y aquí viene lo gracioso, el hombre murió en la guerra pues ya no tenía ángel que cuidara sus pasos, y ni siquiera tuvo oportunidad de saber que ella lo amaba. Bueno, ahora que lo pienso bien no suena tan gracioso.

Pero al menos ella ha resultado ser favorable para mis planes y se ha convertido en una gran ayuda. Su conocimiento de la zona ha servido para recorrer cada uno de los lugares sugeridos por Ashmeday, claro que hasta el momento todo ha resultado en callejones sin salida que me llevan de un lado a otro sin éxito. Esto no le agradará mucho al Jefe, creo que en cualquier momento me llamará a cuentas y no tengo nada que mostrarle, ni un solo avance. El tiempo se hace cada vez más corto y la necesidad de hallar al Elegido se vuelve imperiosa.

Por supuesto que no ayuda mucho que mis pensamientos se distraigan a cada hora recordando a mi ángel, a Serenity. He querido preguntarle a Ami o a Ashmeday si la conocen pero rechazo la idea, un arcángel como yo no puede demostrar debilidad por los humanos.

Me levanto con los primeros rayos del sol y la sensación en mi estómago es cada vez más fuerte. De las muchas desventajas que tiene el tomar forma humana la peor de todas es el hambre, y el sueño, pero más el hambre. El cuerpo humano requiere de energía, energía que solo obtienes de los alimentos. Para ser honesto preferiría usar mi forma angelical pero el Jefe insistió en que debo pasar desapercibido, mezclarme con la multitud, así que me envió como "humano", por suerte me permitió conservar todos mis poderes y habilidades, puedo adoptar mi real apariencia en el momento que lo desee, pero a cambio debo lidiar con las debilidades humanas.

Bajo al comedor común de la pensión y veo que todos ya se encuentran despiertos. El chico de cabello rubio que trabaja en una cafetería me mira como si viera a un indigente, su nombre es Motoki. A su lado como todos los días se sienta su hermana Unazuki y frente a ellos el extraño chico de lentes Umino, que aún no sé a qué se dedica, y al lado de éste la joven de cabello corto rojo, Naru.

Me siento en uno de los espacios disponibles al lado del joven estudiante Asanuma, que también me mira como si se tratara de un bicho raro.

-Vaya amigo que mal te ves.-dice por fin Motoki-Parece que no has dormido nada, además de tu ropa.

-¿Qué tiene de malo mi ropa?

-Es la misma que llevas desde que Setsuna te trajo aquí y nos presentó.-dice Unazuki sin levantar su vista del plato.

Me miro y me doy cuenta de que tienen razón, no sé cómo pude pasar por alto un detalle como este.

-Sí, es que cuando llegué me robaron la maleta y no he podido ir a comprar ropa.-miento, por suerte ni Ami ni Ashmeday están en el comedor, de ser así no podría decir eso.

-Creo que Motoki y tú son de la misma talla, te traeré algo de su ropa limpia para que te cambies y tal vez Asanuma podría acompañarte a comprar algo hoy antes de sus clases.

-De verdad no es necesario Unazuki.-pero ya la chica se ha levantado y subido las escaleras.

-No te preocupes amigo, yo no tengo problema con eso.

Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora