Saeran after [1]

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Pongo after, que significa después, porque en esta parte Saeran ya está bien... no sé si me entendéis (es que no quiero hacer más spoiler vale? Sé lo que se sufre por un spoiler)

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Saeran.

Me senté un banco del parque. Era invierno, por lo que no había tanta gente paseando por el frío, además de que era casi la hora de cenar y, aunque yo también quiera estar en casa, yo necesitaba aire.
No podía decir que estaba desierto, había unas cuantas personas de mediana edad paseando con algunos de sus familiares, jóvenes haciendo una pequeña fiesta con la música a tope y alcohol, o algunos incluso como yo, queriendo salir a tomar un poco el aire.
Luego de ver el lugar, cerré los ojos para descansar. Eso estaba en mis planes hasta que presencio a alguien a mi lado. Los volví a abrir observando a un niño de cabellos negros con bastante vestimenta, por el mero hecho de que era invierno, sollozando en silencio.
Me dio algo de pena y decidí hablarle, es decir, puede que su problema no sea de mi incumbencia, pero es un niño... y yo una vez fui un niño y llorar solo no es algo agradable.

—Oye... —murmuré, intentando sonar amable—. ¿Te encuentras bien?

Sus ojos se clavaron a los míos, extrañamente de un color celeste con nariz y mejillas rojas, por el frío o por haber llorado.
No me respondió, haciéndolo incómodo.
Y le pregunto lo típico cuando ves a un niño llorar solo.

—¿Te has perdido?

Hace una mueca intentando no llorar, pero no lo puede evitar. Una rebelde lágrima se asoma por sus ojos hasta deslizarse por la mejilla.
Creo que sí es por eso.

—No te preocupes, ¿es aquí donde te perdiste? —asintió—. Entonces no te muevas de aquí y te encontrarán.

E hice un intento de sonreír amigable.
A ver, llevaba años en aquella organización y para lo único que reía y/o sonreía era en mis planes de destruir a cierta persona, no estaba acostumbrado a sonreír para alguien, supongo.

—Y, ¿cómo te llamas? —le pregunto, intentando entablar una conversación.

No me respondió como ya me esperaba. Luego de 15 segundos lo hizo.

—J-Jung... —murmura.
—Me llamo Saeran... —esperaba sonar amigable—. Yo cuidaré de ti hasta que aparezca tu madre...
—No vine con mamá... —hace un puchero—. Vine con... m-mi tía...
—Entonces tu tía te encontrará pronto, no te preocupes...

Quedamos en silencio varios minutos hasta que escuché gritos de alguien llamando a alguien.
Subí la mirada para visualizar a la persona, quien estaba a unos metros alejada de nosotros buscando a alguien. Era de cabellos (c/p) con ojos (c/o), de una estatura (baja/alta/media) (:v me entendéis supongo).
El niño se levantó y corrió hacia ella. Yo hice caso inmuto. El niño ya ha encontrado a su madre o hermana, o prima, o lo que sea ella de él.
Observé que él me había señalado después de haberla abrazado. Me miró y, para mi mala suerte, se acercaron.

—Muchas gracias por cuidar de Jung —me agradeció ella.

Me limité a conectar miradas.
Solo le había dicho a Jung que se quedara quieto...
El niño estaba detrás de ella asomándose con miedo. Vaya, no esperaba que yo diera tanto miedo.

—Cierto —comienza la chica—. Soy (t/n), un gusto —sonrió.

Su sonrisa... es muy cálida.

—Sa-Saeran... —murmuré.
—¿Saeran? —repite confusa, yo asentí—. Genial. Espero volver a vernos, Saeran.

Se giró para ver a Jung quien se escondió con rapidez detrás de ella de nuevo.

—Jung despídete no seas maleducado.
—A-adiós —logré escuchar.
—Es muy tímido, perdona —ríe—. Hasta otra Saeran.

No respondí. Ellos dos se alejaron. (t/n) cargó a Jung quien tenía la cabeza baja.
Supongo que lo está regañando, aunque no parece molesta.
Miré hacia un lado del banco para darme cuenta de que había un monedero de color marrón con forma de Gudetama. Lo cogí y observé lo de dentro.

—Jung Park, 4 años...

Subí la mirada para buscarlos e ir con ellos, pero no estaban.
Lo guardé en mi bolsillo. No tenía mucho, unos papeles y dos o tres moneditas.

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Perdonar si no he subido estos últimos viernes. Se me fue sin querer, sorry.

Mystic Messenger x lectora [shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora