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Los días pasaban y ella empezó a aparecer todo el tiempo en mi cabeza. Su sonrisa, sus ojos, su forma de ver la vida, si espíritu rebelde y libre, ella, simplemente, ella.

El 7 de mayo hubo un super clásico Boca-River los dos estábamos en busca de un beso, yo le sumaba una foto. Ganó River.

Viernes 8 de mayo, estaba en la plaza con mi mejor amigo y ella estaba a unos metros con una de sus amigas, le mandé un mensaje y se acercaron.

Me saludó a mi con un beso en la mejilla y a mi amigo con la mano.
Estuvimos unos minutos mirándonos mientras mi amigo y su amiga hablaban.
Eran las 12:50 y mi amigo junto con los de ella empezaron a caminar hacia el poli deportivo en el cual teníamos educación física.

-Quiero mi apuesta. -Dijo mirándome a los ojos.

Estábamos caminando atrás de nuestros amigos y paramos en la parada de colectivo, que quedaba a unos metros de la entrada.

-Te-Tengo vergüenza- tartamudeaba.

Los nervios me comían vivo, siempre había sido un cara rota, a cualquier situación le hacía frente. Al tener a ella tan cerca y pidiéndome un beso se me paralizaban los músculos, notaba mis mejillas arder. Me fijé la hora en mi celular y ella me lo quitó.

- Sin beso, no hay celular.- Y se lo guardó el el bolsillo del pantalón.

Me quedé mirando para otro lado y ella me dijo:

-No me lo vas a dar?, me voy.- y cuando dió un paso y medio la agarré del brazo. No podía dejar que esa posibilidad se me esfumara por... por estúpido.
Nuestros labios se fundieron entre tantas ganas acumuladas y ella se acomodó posando sus brazos en mis hombros para que yo pudiera agarrar mejor su cintura.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, el mundo se detuvo y sólo estábamos nosotros.

Soberbia, amor y locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora