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Estar con amigos ya no se sentía lo mismo, ya no éramos los mismos.
Habíamos crecido, madurado.

Mi mejor amigo Nazareno, con el que había peleado por culpa de Sofía, por culpa de mi desconfianza. Después de esa pelea ya nada era igual.

Ya no jodíamos como antes, ya no estaba la misma confianza que habíamos logrado formar hace más de 5 años. Simplemente no éramos los mismos.

-Creo que en este momento de mi vida sólo puedo confiar en mí.- Dije después de un largo silencio junto a Mica.

-Y en mí, tonto.- respondio mientras me abrazaba.

Los pensamientos volaban, era tan raro todo.

Era tan triste, tener que dejar todo y a todos para empezar desde cero.
Estaba sólo y por más que Mica me demuestre que ella está ahí para mí, no podía confiar en una chica que conocía hace dos semanas, por más que en ella vea casi todo lo que busco.

Sofía ahora era un simple recuerdo que volvía en cada momento de debilidad.
Melina, la chica que estaba conociendo había sido algo pasajero, algo que no pudo ser.
Y mi familia se fué achicando conforme se acumulaban los problemas.

En mi familia sólo quedó mi mamá, mi hermano, mi abuela, mi abuelo y mi ex mejor amigo, él sigue siendo parte de mi familia, sigue siendo mi hermano de otra madre.

Esa noche la terminé en la casa de Mica.

Los dos abrazados en su cama como si fuéramos una pareja.

-Mica, yo me voy yendo, ya son las 9.- susurré

Ella se aferró más a mi abdomen y acomodó su cabeza en mi hombro.
Estaba dormida. Intenté soltarme de ella y no pude, no quería despertarla entonces me quedé ahí. A las 2 horas se despertó.

Soberbia, amor y locura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora