A medianoche en mi balcón.

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Era casi medianoche y yo dormitaba en mi cama, esperándole.

Aún no sabía cómo le iba a decir mi descubrimineto cuando escuché el sonido de una piedra contra uno de mis cristales. Me levanté de un salto, dos velas y la luna las únicas que iluminaron mis pasos hacia el balcón.

Lo abrí de par en par, esperando ver a James.

De pronto, en la oscuridad vi cómo Robin Hood trepaba por las enredaderas a mi balcón. No podía ser.

¿Qué diría James cuando lo viera?

Saltó directo hacia mí.

- Buenas noches, Marian.- dijo con su perfecto acento inglés, haciendo una pequeña reverencia. Yo seguía clavada en mi sitio, incapaz de responder.

- ¿Qu-Qué haces aquí?

- He venido a verte.- dijo acercándose.

- P-Pero...- dije titubeando. "James. James. ¿Qué voy a hacer cuando venga?" me preguntaba.

- Shh..- me dijo poniendo su dedo sobre mis labios.- tranquila pequeña.

Se acercó más y más, obligándome a pegarme a la pared.Sabía que iba a besarme y no sabía cómo detenerlo.

- Espera.- dije, ya casi cuando sus labios carnosos iban a rozar los míos. -¿Quién eres? Sé que te llamas Alaster, pero...- antes de que terminara mi frase, cogió mi mano.

- ¿Por qué no lo descubres por tí misma?- me susurró, su caliente aliento. El calor de este me recordó al de JAmes. No. No podía ser. Alcé la vista y la clavé en sus salvajes ojos esmeralda.- Vamos.- me incitó, elevando mi mano.

Sin apartar mis ojos de los suyos, me dispuse a quitarle la máscara. Al hacerlo, su pelo se soltó y cayó sobre su rostro, un rayo de luna iluminando su color vino. No podía ser. retiré el resto de la máscara, para ver cómo las facciones de James aparecían tras ella.

- ¡Dios mío!-grité.

-Shhh..- dijo él, empujándome contra la pared y tapando mi boca.

- Pero, pero ¿¡Cómo has podido hacerme esto!? Eras tú!

- Siempre he sido yo.- dijo él, con una sonrisa. - No contaba con que estuvieras en aquel baile. Pero, cuando te vi, no pude detenerme. La pasión me corroía por dentro, bailaba en mis venas. Y entonces ocurrió. Yo, como James, no podía acceder a ti, pero como Robbin Hood, sí podía tenerte. Perdóname Aylin, perdóname, pero no podía, no se me...

Estaba atónita, pero sus palabras derriteieron mi enfado. Antes de que acabará le puse el dedo en los labios.

- Sólo dime tu verdadero nombre.

- James Alaster Rosse Mackenzie.- me dijo. - Alaster es mi nombre escocés, y así me llaman todos aquí. - confesó. Nos quedamos mirándonos durante unos largos instantes, sus ojos y los míos, mezclando sus colores.- y aquí estamos, bajo esta misma luna bajo la cual te he besado varias veces.

Sonreí, la luna en mis labios, las estrellas en los suyos.

- Veo la luna en tu boca.- me dijo.

- Y yo las estrellas en los tuyos.

- Hagamos el cielo.- me dijo.

- Hagámoslo.- respondí.

Me agarró con fuerza y me besó, una y otra vez. No dejando un trozo de mi boca sin ser besada por la suya. Aquella noche me bajó al infierno y me subió al cielo.

Nuestras se encontraron como las olas se encuentran con la costa, chochando y luego mezclándose. Su lengua describió infinidad de corrientes marinas sobre la mía, convietriendo nuestras bocas en dos océanos salvajes, deseosos de tormentas.

Exhalabamos e inhalabamos aire, entre beso y beso.

Entonces su manos buscaron hundirse en mi pelo, y luego en mi espalda y como una barco a la deriva trazó líneas sobre ésta. Bajo un mismo paso, nos metimos dentro de la habitación, sus manos agarraron mis piernas y me subieron en brazos. Mis brazos se anclaron sobre su cuello, y lentamente me dejó en la cama. Se tumbó sobre mí y siguió quemándome con sus besos. La luz de la luna y las dos velas iluminaban las sombras de las paredes decoradas con mapas y constelaciones y las proyectaban sobre nuestras espaldas ya desnudas.

Su mano ascendió lentamente por mi pierna, hasta llegar a mis pechos, los rozó y gemí. Su boca la siguió, poco a poco se deleitó con ellos, haciédome gemir de placer.

Ardía. Me sentía como si estuviera en el infierno.

- Dios perdóname. - dije gimiendo mientras su lengua ascendía hacia mi cuello.

- Dile que nos perdone a los dos, Sassenach..- dijo él . Se detuvo a mirarme con detenimiento. - Me dejas que te lleve al cielo?- me preguntó con una sonrisa salvaje.

- Adelante.- le susurré con una sonrisa igual de salvaje, arrastrando su boca como una corriente hacia la mía.



Highlands ( #PGP2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora