Sensorial » [ AoKi ]

9 : 00

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No es sino hasta las cuatro de la mañana que Kise es consciente que se ha dormido en el sofá, acurrucado en una esquina, con alguien a sus pies, eleva la mirada, y ve la gente esparcida en distintas partes de la casa, algunos en lo sillones y otros en el suelo, puede reconocer a la persona al otro lado del sillón como el base de Shuutoku, quien duerme sentado con las piernas pegadas al torso.

Recuerda vagamente una conversación con dicho pelinegro antes de perder la conciencia, quizá la razón por la que tomo hasta esas alturas.

Se arrastra hasta el otro extremo de la habitación, su sistema le pide a gritos un vaso de agua, se tambalea de un lado a otro buscando no pisar a nadie, mientras se sostiene de cada superficie cercana para no caer. El gran ventanal de doble altura señaliza un pronto amanecer. Llega hasta la cocina con dificultad mientras se sirve agua embotellada en la barra que divide dichos espacios.

Ya saciada su sed, busca llegar al baño, recuerda la ubicación, pero al entrar en él, ve un desastre de grandes proporciones en el inodoro, y el hediondo olor que desprende cada parte de este. Sin aguantarlo, sale disparado.

Llega a la segunda planta después de mucho, tanteando entre las múltiples habitaciones en el largo corredor, el pasillo es silencioso, solo un eco de unos susurros es escuchado.

Taiga.

Se paraliza, reconoce la voz ronca que llama con vehemencia el nombre de otro. Aun aturdido llega a una pequeña terraza a otro extremo, donde logra visualizar un par de siluetas en un fondo grisáceo, el amanecer es hermoso, y aquella silueta de dos amantes compartiendo un momento íntimo completa el cuadro. El rubio permanece recargado en una pared, evitando ver el espectáculo. Pero por desgracia, desde donde está aún son audibles los susurros de un solo nombre, dicho de manera tan delicada y cariñosa que duele en cada respiración.

Y es así como se siente la amargura de un amor no correspondido.

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