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La celebración tras la victoria de la Generación Milagrosa y Kagami contra Jabberwock, se lleva a cabo en la casa de Akashi, como era de esperarse, el lugar es mucho más amplio de lo que alguno llego a imaginar. Siendo suficiente para que todos los grupos invitados entren con todo y compañías, se ven algunos antiguos rostros conocidos, como el de Hanamiya, quien a con una mueca de disgusto toma de su cerveza mientras busca deshacerse de Imayoshi, quien sonriente rodea sus hombros con un brazo. Otro de los presentes es Nijimura quien platica amenamente con el anfitrión, ambos distantes del resto, parecen rememorar viejas vivencias.

Kise permanece en su asiento, en un lugar arrinconado del gran juego de sala, silencioso, mientras bebe de su vaso. Varios de los chicos han optado observar un juego de pin-pong en la gran mesa casi al centro del lugar. Con vasos en las manos de lo que se simula en un refresco mezclado con vodka. El rubio solo observa en silencio, mientras ve que los competidores en la mesa de tenis, no son más que Aomine y Kagami, quienes buscan demostrar que son buenos en otras cosas además del baloncesto. Ve la amplia sonrisa de Aomine, aquella que evoca viejas épocas donde ambos estaban en el mismo equipo. El moreno jadea de emoción mientras le da a la pelota, mientras el pelirrojo hace lo propio respondiendo.

—Idiota —el rubio siente un peso a un lado suyo, lo que le indica que alguien se ha sentado a su costado. —¿Por qué sigues detrás de ese ganguro?

El rubio permanece en silencio, no es que particularmente se debatiera en una respuesta, sino por el contrario busca que con su silencio su acompañante decida marcharse, pero al ver que no lo ha conseguido opta por cambiar de tema.

—¿Cómo es que el gran Haizaki Shougo parece interesarse en mi vida personal? —Kise mira al pelinegro con los ojos entrecerrados, destilando veneno.

Haizaki es fácil de manipular, temperamental, hormonal, se deja llevar por su instinto. Al igual que lo solía hacer cierta persona.

—Pero, ¡¿qué dices?! —Haizaki eleva los hombros en una muestra de ofensa. —¡Solo quería saber cuál es la razón para que le estés lamiendo el trasero a ese imbécil durante tanto tiempo!

Pese a lo escandaloso que suena al expresarse, nadie parece tomarle atención, Kise se cerciora de ello, mirando a todos lados, pero principalmente al moreno implicado en dicha conversación, que ahora ha dejado de estar en su rango de vista.

—Quien sabe. Quizá solo es un reto más que aún no puedo rebasar. — Kise lo mira con el vaso rozando sus labios, y una sonrisa maliciosa cruzando su rostro. —Dicen que mientras más difícil se disfruta aún más.

El pelinegro se echa reír ante sus palabras.

—Estas demente, pero supongo que de no ser así, no aguantarías hasta este nivel.

Y Kise lo sabe, sabe lo absurda que es esa amistad, y lo destructivo que puede llegar a ser el anhelo. Mira las muletas que lo acompañan a un lado del gran sillón con desprecio, la debilidad de su cuerpo no tiene competencia alguna con su determinación.

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Sensorial  » [ AoKi ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora