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Nacido en Matsumoto, Aomine Daiki de 7 años está sentado en cuclillas al borde del estanque en la casa de su abuela, hunde su mano en el agua, mientras deja que el suave chorro que se forma por sus movimientos lo acaricie, difuminando su reflejo en el agua. Deshaciendo esa penosa expresión que está presente en su rostro.

Escucha a los adultos a unos metros susurrando a sus espaldas, mientras el niño se pierde en su mundo, lleno de cálidos recuerdos y risas. Teme saber dónde estará mañana, desearía quedarse por siempre en casa de la abuela, ella es muy amable y suele dejarlo salir a pescar langostas al rio; pero sabe que no lo dejaran, ellos no dejaran que se quede con ella.

Todas esas personas que hoy visten de negro, se lamentan mientras miran con lastima al pequeño que ha perdido a sus padres de un momento a otro en un accidente.

Desearía que se callaran.

Gritarles que él no el débil como para que lo miren de ese modo, más, sin embargo, permanece en silencio, con los puños duramente comprimidos rozando la arena a sus pies; es en ese momento donde una gran mano se posa en su cabeza, sabe quién es, y eso hace que pierda todas sus defensas. Alza el rostro hacia su acompañante, y el arrugado rostro de la abuela se transforma en una sonrisa, con las arrugas acentuándose alrededor de sus ojos.

No puede contenerse más.

Las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas, se muerde duramente los labios, evitando que algún quejido salga. Se abalanza sobre ella, sosteniéndose firmemente de sus débiles piernas. Su abuela no dice nada, solo se permite acariciarlo suavemente, brindándole todo el confort que le es posible.

Él no lo ve, pero ella también llora, no solo ha perdido a su hija y nuero. Si no también a su nieto, frente a la incapacidad de la cual ha sido acusada, para no poder cuidarlo.

Ambos se consuelan mutuamente, y en silencio, deseando que el mañana no llegue.

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Sensorial  » [ AoKi ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora