Capítulo 10

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Había pasado mucho tiempo, los alumnos de Hogwarts abandonaban el castillo para las vacaciones de verano, y en este tiempo pasó de todo. Bella y Harry descubrieron que Lord Voldemort vivía en la cabeza de un profesor, y ellos juntos acabaron con el. Se trataba del profesor Quirell, un profesor que los dos pensaban que estaba loco. Tabién destruyeron la piedra filosofal, que la custodiaba un perro de tres cabezas, todo muy raro. Ningún profesor les explicó el porqué pudieron acabar con el profesor , ya que decían que era un tema demasiado peligroso como para ser contado.

-Hermione, ¿segura que no quieres venir a mi casa estas vacaciones? Mi madre estaría encantada de que te quedases-. Sugirió Bella a su amiga, ya que ella tenía que volver al mundo muggle, era una cosa que a Bella le asqueaba.

-No, gracias por tu oferta, pero mis padres quieren que nos vayamos de viaje algún país, quiero visitar cosas-. Repondió Hermione con una gran sonrisa.

-Si queréis, podéis veniros a mi casa, hay sitio de sobras para todos, somos muchos en casa, pero mis padres hacen siempre comida de mas para todos. Estáis invitados-. Dijo Ron, el amigo pelirrojo de todos.

-¿Y quedarme con tus hermanos gemelos?. Estas de broma-. Bella se río ante el comentario de su amiga, ya que ella había sido objetivo de muchas bromas de los gemelos.

-Pues a mi me caen genial, diles que cuando quieran me pueden llamar para ser complice de sus bromas-. Añadió Bella aún riendo.

-Te llamaremos guapa-. Dijeron dos voces que acababan de aparecer por la puerta del vagón.

-Harry, ¿qué te pasa?-. Preguntó Ron al ver a su amigo muy pensativo. Harry se giró hacía el y le sonrió, una sonrisa grande y sincera.

-Nada Ron, que este ha sido el mejor año de mi vida-. Respondió el.

El resto del viaje en tren pasó rápido gracias a las bromas, los chistes de Ron, y las charlas de todos. Así que cuando se quisieron dar cuenta ya estaba en el andén de vuelta con sus familias.

-Harry, si te pasa algo, no dudes en enviarme una lechuza urgentemente eh-. Bella se preocupó por el.

-Claro que si Bella, no te preocupes que estaré bien-. Le respondió el mientras la abrazaba con fuerza.

Bella se despidió de todos y se apartó a un lado viendo como todos los Weasleys se abrazaban y se besaban, y los Granger abrazaban a su hija con fuerza. Ella se quedó esperando a su madre o a su tía Narcissa, pero no aparecían.

Al rato, cansada de esperar, y de no ver a su primo por ningún lado, vio que los Weasley no se habían ido aún y se acercó a ellos. Le tocó el hombro a Ron y este se giró inmediatamente al notar el tacto.

-Oh, Bella, ¿que pasa?-. Preguntó Ron a su amiga.

-Nada, que mi familia no aparece, y mi primo parece que ya se ha ido-. Respondió Bella con una mueca en la cara debida a la preocupación que no podía evitar.

-No pasa nada Bella, te puedes ir con nosotros, ¿a que si mamá?-. La señora a la cual le preguntó eso Ron, sonrió y miró detenidamente a Bella.

-Claro cielo. Me llamo Molly Weasley, tu eres Bella, eso me lo ha dejado claro Ron-. El nombrado se puso mas rojo que su pelo. -¿Quien son tus padres? A ver si podemos localizarlos-. Acabó de preguntar la señora.

-Señora Weasley, gracias por aceptarme y ayudarme-. Bella dijo educadamente. -Mis padres son Bellatrix y Severus Snape, pero casi todo el verano me lo paso con mis tíos-. Al oír el nombre de los padres de ella, la señora Weasley se quedó petrificada, tenía ante ella la hija de los mortífagos mas leales al señor tenebroso.

-¿Tus tíos son los Malfoy?-. Preguntó otro hombre al que Bella pensó que sería el señor Weasley. Este, al ver que la chica le miraba detenidamente se presentó. -Soy Arthur Weasley, el padre de toda esta tropa-. Bella sonrió al ver lo amable que era.

-Bueno querida, te puedes venir con nosotros mientras buscamos a tus padres-. Sonrió la señora Weasley y cogió su baúl con una mano, con la otra la cogió a ella de la mano.

Cuando llegaron a la gran casa llamada "la madriguera" Bella extrañamente se sintió como en su casa, todo estaba decorado con colores cálidos y tenía un olor a hogar impregnado en todas las paredes.
No era una gran casa, pero ella se sentía como en la suya, como si su madre le estuviera esperando con chocolate caliente como solía hacer siempre que salía de casa por largos días que pasaba en casa de su primo. Al recordar esto no pudo evitar que la preocupación volviera a ella, no era nada normal que su madre no la viniera a buscar, ni su tía.

-Bella querida, ¿quieres algo de comer?-. Preguntó la señora Weasley.

-No gracias, estoy llena-. Se sentó en el sofá al lado de la chimenea y jugó un largo tiempo con Ron al ajedrez mágico, juego al que solía jugar siempre, era muy buena. Pronto conoció a Ginny, la pequeña de la gran familia de pelirrojos, y estuvieron hablando un largo rato hasta que se sintieron unos gritos fuera de la casa. Los señores Weasley salieron a ver lo que pasaba, cuando Bella se levantó del sofá donde estaba sentada minutos antes y se asomó por la puerta.

-Bueno, bueno, traidores de la sangre, así que aquí viven las cucarachas-. Lucius Malfoy se acercaba con la varita en la mano hacia los señores Weasley. -Dadme a Bella, no quiero que se intoxique con vuestro olor a comadreja-. Añadió.

-¡Tío!-. Bella salió corriendo a los brazos de su tío en cuanto le vio, y este, la cogió en brazos como si fuera un bebé, su bebé pequeña-. ¿Nos podemos ir a casa?-. Añadió Bella apretándose mas al cuerpo de su tío.

-Claro que sí cariño, espérame a un lado, que cojo tus cosas-. Lucius bajó a su sobrina hasta el suelo, y esta, se dirigió a despedirse de los señores Weasley.

-Gracias señores Weasley por aceptarme en vuestra casa este rato-. Bella les abrazó y se dirigió hasta donde se encontraba minutos atrás a esperar a su tío. Poco después su tío regresó donde ella y la cogió de la mano. Bella sabía que se iban a aparecer, se preparó para no vomitar y cerró los ojos. Cuando los abrió se encontró en la Mansión Malfoy, la casa de sus tíos. Corrió dentro pensando que se encontraría a su madre esperándola con los brazos abiertos para darle un abrazo, pero cuando entró solo se encontró con su padre y su tía Narcissa.

-¡Tía Cissy!-. Se dirigió corriendo hasta su tía y le dio un gran abrazo al cual ella le respondió de igual manera.

-Papá-. Le dijo secamente, y de el recibió solo un movimiento de cabeza.

-Siéntate-. Le dijo su padre. Cuando se sentaron en el gran salón de la mansión, Bella sintió todas las miradas encima de ella.

-¿Dónde está mamá?-. Preguntó Bella con una sonrisa, tenía ganas de ver a su madre, pero, cuando su tía escuchó esa pregunta se le cambió el color de la cara a lo mas blanco posible.

-De eso, queríamos hablarte cielo-. Respondió su tía.-Tu madre ha hecho cosas mal, y poco después de las vacaciones de navidad vinieron unos señores y...-. Continuó su tía, pero Severus, su padre, le interrumpió.

-Narcissa, no te andes con rodeos. Bella, tu madre está en Azkaban-. Ahí, Bella sintió que su mundo se desvanecía encima de ella.

Entre la espada y la pared.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora