Entre la espada y la pared.

Capítulo 16.

Harry caminaba sin rumbo fijo por el pasillo del ala norte del colegio, preguntándose una y otra vez porqué Bella hablaba de esa manera tan rara, con la voz que había escuchado por uno de los pasillos hacía apenas horas.

Bella se encontraba en su sala común, tumbada en la cama con un fuertísimo dolor de cabeza que ni la más poderosa medicina le calmaba.

Los dos hermanos se encontraban pensando el uno en el otro sin ni si quiera saber que ellos dos compartían algo más que amistad, su sangre.

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-¿Cómo está la prima más tonta y preciosa del mundo?-. Draco Malfoy se disponía a sentarse justo al lado de su prima Bella, cuya nombrada se encontraba al lado del lago mirando a la nada.

-Que sorpresa, Draco Malfoy se digna a aparecer. ¿A que se debe su visita, señor Malfoy?-. Con un tono burlesco se giró para ver a su primo, el cual tenia una sonrisa en su cara.

Draco se giró y puso sus brazos al rededor de su prima dándole un gran abrazo acompañado de un : te quiero enana.

Durante ese momento tan intimo, por sus alrededores había una persona mirándoles desde lo lejos, observando cada movimiento que tanto Bella como Draco hacían. Cualquier movimiento fuera de lo común, sería sospechoso.

Hacía tiempo que Bella sentía que alguien los estaba observando, y por lo tanto se giró rápidamente hacía el lado opuesto del que se encontraba dicha persona.
Ellos siguieron hablando tan normal, una conversación de primos como muchas otras, disfrutando del uno y del otro, cosa que hacía mucho tiempo que no hacían.

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Ron, Hermione y Harry estaban en el gran comedor disfrutando de la grandiosa cena que habían servido ese día.
Mientras comían, iban charlando del día que se había acabado y de las muchas cosas que quedaban por hacer, que según Hermione, eran muchas.

-Queda hacer los deberes de pociones. ¡Ah! Y lo más importante, queda estudiar para todos los exámenes-.

-Hermione, por favor, aún queda mucho-. Un quejoso Ron interrumpió el  majestuoso discurso de Hermione.

-Si quieres suspender todos los exámenes, sí, queda mucho-. Harry y Ron se partieron de risa al ver la cara roja de Hermione, teniendo en cuenta que para ella los exámenes y sacar buena nota eran la vida entera. 

En ese mismo momento un Snape con cara de pocos amigos, incluso mas de la que pone normalmente, entró por la puerta del gran comedor buscando algo. Se daba vueltas por todo el comedor, mesa por mesa, y parecía que no le daba encuentro a la cosa que buscaba. 

-Potter, ya que tu y tus amiguitos siempre vais detrás de Bella, ¿me podrías decir dónde está?-. Snape se paró justo delante de Harry, y tocándole con uno de sus fríos dedos la espalda. Poco a poco atemorizado Harry se dio la vuelta para contestarle.

-La ultima vez que la vi fue con Malfoy en el lago, estaban los dos muy juntos y abrazados. Ya hace un rato de eso-. Contestó Harry ante la atenta mirada que cada vez se tornaba más preocupada de Snape.

Después de ese acontecimiento, Snape se fue ondeando su capa dirección al lago, a buscar a su hija, su niña.

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Snape tenia un mal presentimiento, había recibido una carta de Lucius Malfoy, y precisamente muy buenas noticias no tenía. 

Querido Severus,

Hace días que he estado notando un picor en la marca tenebrosa, y no puedo evitar pensar que en Hogwarts algo va a ocurrir. 

No tendría que contarte esto, pero en el ministerio de magia las cosas no van bien, cada uno va loco, dando vueltas por todas partes y nadie comparte nada de nada, ni siquiera un hola. Aunque yo no sea una persona muy sociable tampoco, debo decirte que algo pasa por ahí.

Bellatrix ha estado enviando cartas a Narcisa, ha encontrado la manera de comunicarse con nosotros por carta, y está preocupada por Bella. Nos ha contado que en Azkaban los presos la nombran mucho, y por aquí tenemos miedo de que alguien pueda ir a por ella.

Cuídala, y también a Draco,

Lucius Malfoy.

Era verdad sobre los picores, él también los tenía, pero pensaba que era debido a que El-que-no-debe-ser-nombrado no había muerto del todo.

Caminaba por los pasillos del castillo pensando en su niña, él era una persona fría, había pasado por muchas cosas antes, pero su niña, era la cosa más importante de su vida, y la cuidaría y protegería hasta el fin de sus días. 

Llegó al lago, y vio a Bella abrazada a su primo. Por un momento respiró aliviado de que a los dos no les hubiera pasado nada.

-¿Se puede saber que está pasando aquí?-. Los dos pequeños se sobresaltaron al oír la profunda voz de Snape.

-Papá, ¿te puedo preguntar una cosa?-. Bella al ver a su padre le pasaron muchas cosas por la cabeza, sobretodo una que le tenía en un sin vivir.

-Bella, soy Snape, no papá. Adelante, pregunta-.

-¿Hogwarts tiene mucha seguridad no?-. Snape alzó una ceja ante la pregunta de su hija.

-Hogwarts es el sitio más seguro del mundo magico, Bella. ¿Por qué?-. Esa pregunta le extrañó muchísimo a Severus, que se preocupó por su hija. No era la primera vez que en Hogwarts algo malo pasaba, no es tan segura como se cuenta.

-No, por nada, serán tonterías mías-.

-Cuéntaselo Bella, sé lo que has visto-. Draco saltó al ver como su prima se callaba la real pregunta que quería hacerle a su padre.

-Señor Malfoy, ¿Usted sabe algo?-. Snape se giró ante la respuesta de Draco. Este estaba con la cara roja, le salió solo de la boca.

-Señor, Bella lleva días viendo sombras, y esta vez, en el lago, hace apenas unos minutos yo mismo he oído pasos y he visto sobras al rededor de nosotros-. Draco decidió que ya que había empezado debía decirle a su profesor lo que pasaba. 

-¿Eso es dicerto, Bella?-. Snape preguntó a Bella mirándola directamente a los ojos.

-Sí. ¿Qué me está pasando?-.

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Hola!! Hace tiempo que no me paso por aquí, pero juro que en canto tengo un rato libre me pongo a escribir, editar y subir los capítulos.

¿Cómo estáis? Contadme algo.

Muchos besitos,

Mabel.