𝑭𝒐𝒖𝒓

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Me concentraba en mí dibujo mientras el profesor hablaba, no tenía ni la más mínima intensión de copiar ni de escucharlo. Mí teléfono sonó pero no tuve interés en revisarlo, solo seguí dibujando. El arte es una gran parte de mí vida, nací amando el dibujo y creo que moriré haciéndolo.

Al poco tiempo el teléfono volvió a sonar y en ésta ocasión decidí verlo, no esperaba ver un mensaje y menos de él.

"Sé que tengo demasiado tiempo sin escribirte, pero te necesito"

"¿Crees que puedas salir de clases? necesito verte, ve a los baños"

Ese chico tenía semanas sin dirigirme la palabra ¿y ahora viene con que me extraña y me necesita? Esto debía ser una broma, definitivamente tenía que serlo. Pero una parte de mí quería creer que era verdad, aún siento algo por ese chico, mí corazón va a mil con solo pensar en él pero ¡joder! lo conozco, sé como es, solo quiere jugar conmigo.

Tenía una idea de lo que quería, pero quería dejarle el beneficio de la duda. Me levanté y pedí permiso para salir, el profesor amablemente me dijo que sí, caminé lo más rápido posible para que no me fueran a ver y fui directo a los baños del primer piso, aquellos baños que ya conocía tan bien.

Ahí, recostado en la pared, mirando fijamente su teléfono, estaba él. El chico que me roba el aliento y se adueñó de mis sueños. Nunca pierde eso que lo hace tan especial para mí.

Armándome de valor me acerqué a él llamando su atención, subió la mirada y me sonrió. Juré morir en ese momento, esa sonrisa que hace que me sonroje y me ponga nerviosa al instante.

—Hola preciosa. —Dijo coqueto, acercándose a mí.

—Hola —solté fríamente.

—No sabes cuanto te extrañé... —Antes de que pudiera decir algo, me tomó entre sus brazos y me abrazó.

Quería resistirme, pero no pude... Solo Dios sabe cuánto necesitaba ese abrazo. Su tacto, su olor, su calor, necesitaba sentirlo cerca. No pude contenerme, una gran sonrisa se dibujó en mi rostro y sin más, lo abracé con todas mis fuerzas. Sentí el tiempo pasar lento mientras estaba entre sus brazos, pero ese confortable abrazo no duro mucho, me soltó pero se quedó cerca de mi, tan cerca que podía sentir su respiración.

—Me ignoraste por semanas ¿por qué ahora quieres verme? —Pregunté alejándome de él.

—Cariño, no es fácil de explicar. —Exclamó mientras se tocaba el cuello incómodo.

—Inténtalo, tengo bastante tiempo. —Crucé los brazos.

—Mis amigos se burlan porque paso tiempo contigo y tengo una imagen que mantener, por eso me alejé de ti... —Dijo mirando al suelo.

—Perdón por avergonzarte. —Espeté cortante.

Las lágrimas amenazaban con salir, pero las retuve, no iba a llorar en frente de él, no le iba a mostrar lo débil que era y lo que me afectaba la situación. Mantuve mí posición y actué como la chica dura que jamás he sido, solo para demostrarle que no era tan manipulable como él creía.

—No me avergüenzas, es que no eres el tipo de chica con el que todos esperan que salga y se burlan de eso. —intentó acercarse, pero yo me alejé.

—No soy bonita y parezco una bola, lo sé. —espeté— Pero descuida, no volveré a molestarte ni a avergonzarte. —Dí la vuelta con intensiones de irme.

—¡Espera! —Me tomó por el brazo— No te vayas... —suplicó.

—¡Suéltame! —gruñí liberándome de su agarre.

—No puedes irte, te necesito... —Me tomó por la cintura, me acercó a él y a la fuerza me besó con necesidad.

Después de tanto tiempo, volver a sentir sus labios era la gloria. El beso se volvió muy posesivo y cada vez me agarraba con más fuerte, me pegaba él como si me reclamara. La forma en la que me besaba y me tomaba, me excitaba, todo él causaba ese efecto en mí y no podía evitarlo. Mordió mi labio con fuerza y tiró de él, me sentía pequeña e indefensa ante aquel muchacho, estaba a su merced.

Volvió a atacar mis labios mientras metía las manos por debajo de mí camisa y las subía lentamente hasta llegar a mis pechos, los cuales masajeó por encima del sostén mientras me besaba ferozmente. Dios, era imposible resistirme a éste chico, sus besos me tenían enviciada, él era como una droga y después de probarlo, siempre quedo con ganas de más.

Bajó los besos hasta mi cuello y lo atacó con la misma agresividad y ferocidad que a mis labios. Mordía, lamía, besaba y chupaba mí cuello mientras jugaba con mis pechos, la combinación de lo que hacía me está llevando a un nivel de placer que no había experimentado jamás, éste chico me está matando. 

Después de dejar mí cuello sensible, subió y volvió a atacar mis labios, pero ahora sus manos abandonaron mis pechos y comenzaron a bajar lentamente hasta el borde de mí mono, hoy me tocaba educación física y el uniforme constaba de una camisa blanca de algodón y un mono azul marino, el cual pudo apartar fácilmente y meter su mano. Sentí como me acariciaba por encima de la panti, estaba excitada y muy mojada, eso lo puedo admitir pero él era el primer chico que me tocaba, sentía algo de pena, pero me encantaba lo que hacía.

—Estás muy mojada cariño, —Susurró coqueto— me gusta que estés así para mí.

Todo lo que hice fue sonrojarme, ésta es la situación más intima y cercana que he tenido con un chico y la pena me estaba carcomiendo por dentro, pero no pude evitar soltar una pequeña sonrisa.

—Vamos pequeña, no tengas pena. —Sonrió para darme ánimos— Puedes jugar conmigo. —Dijo tomando mí mano y colocando encima de su pantalón.

Estaba duro, demasiado duro. Sentir eso solo logró que me sonrojara aún más pero mí instinto me dijo que lo acariciara y así hice. Acaricié su dura erección y pude escuchar un gruñido salir de sus labios, pensé en hacerlo con más ganas, pero preferí intentar algo más... arriesgado.

Desabroché su pantalón, bajé el cierre y saqué su pene del bóxer, él quedó sorprendido por la acción, aunque más sorprendida quedé yo al ver el tamaño. Él no esperaba que yo hiciera eso pero no dijo nada, solo sonrió, así que continué. Lo acaricié con ganas mientras escuchaba su respiración cada vez más agitada.

—Para ser tan penosa eres muy buena en esto. —Jadeó besándome mientras deslizaba su mano por debajo de mí pantis y tocaba mi clítoris.

En ese momento la realidad me dio un cachetada, no podía hacer esto, no en un baño. Entré en razón, solté su pene y lo empujé con todas mis fuerzas para separarlo de mí.

—No... No puedo hacer esto, lo-lo siento. —Dije tartamudeando mientras me acomodaba el uniforme.

—Cariño, pero... —Lo interrumpí.

—Tengo que irme, perdón —Salí de el baño y me fui sin mirar atrás, dejándolo solo en los baños.

N/a 

Aquí les traje otro capítulo, espero que realmente les guste y sí es así, comente y díganme que piensan acerca de la historia.

Las quiero muchooo♥

Una Amistad ¿Inocente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora