Aaron Sorensen
Traté de abrir la perilla de la puerta, primero gentilmente, y luego sacudiéndola fuerte cuando me di cuenta que estaba cerrada con llave. No puede ser! Me habían encerrado en mi propia habitación. Apoyé la frente contra la madera, mis brazos encogidos a mí alrededor. Los abrazos que hubiera querido de mis padres eran ahora un sueño lejano destrozado por sus rostros apretados y palabras duras.
¿Por qué siempre pensé que decirles lo haría mejor? Me atraganté con risa histérica enredada con sollozos de lágrimas porque apenas ayer creía de verdad que mis padres me amaban......que me amaban sin reservas, que me amarían no importa lo que yo dijera.
Oh, por supuesto, amaron al chico que yo fingía ser, el muchacho bueno, el que no causa ningún problema, el muchacho normal. En mi capullo caliente y falso de este amor, yo había creído que amaban al muchacho escondido, al chavo que lloraba en la noche pidiendo tan sólo ser tocado, solo una sonrisa, solo un reconocimiento.
Ayer fue mi cumpleaños. Nací hace diecisiete años. He guardado mi secreto durante tanto tiempo que ya parece ser parte de mí. Necesito decírselo a alguien.
No era que yo tenía alguien con quien quería estar, sino que sólo eran los sentimientos que iban creciendo y creciendo dentro de mí y tenía que compartirlos. Tenía que decir las palabras en voz alta a alguien que me amaba. Yo había esperado, y entonces tenía que enfrentar mis temores e interrumpí la cena de anoche con seis palabras sencillas. Palabras que yo esperé que los harían oírme.
"Mamá, papá, necesito su ayuda", dije, con voz temblorosa, mientras yo miraba fijamente al pastel de cumpleaños con diecisiete velas de color azul.
Mi madre me había sonreído. Mi padre me miró con orgullo. Siempre me ayudaron con mis proyectos de la escuela, con mi práctica de béisbol, mis insignias de explorador. Ellos siempre me apoyaron. Sin embargo, esta fue la última sonrisa de mi mamá, la última mirada orgullosa en los ojos de mi papá. Tragué saliva y respiré hondo, agarré los bordes de la mesa y dejé que mi corazón se abriera por primera vez.
"Soy......... creo que soy......," mis ojos se lanzaron de la cara de ella a la cara de él y, antes de que ni siquiera dijera las palabras, yo sabia. "Soy gay." Quería mirar hacia otro lado y a cualquier lugar, pero miraba los ojos de ella, el rostro de el, pero me aferré a la mesa y observaba, sentía como si fuera a vomitar.
Mi papá arrugó su frente y sus ojos se entrecerraron. Con su mano mi mamá se tapó la boca como si estuviera conteniendo un grito. Oí un sonido estrangulador, pero no estaba seguro de quien lo hizo. Tal vez fui yo.
"Eso no es nada chistoso, Aarón," mi padre me dijo con severidad.
"¿Por qué dices eso?" mi madre le susurró a través de sus dedos.
Supe en ese instante que debía haber guardado silencio. Quería no haber dicho nada, hacerlo desaparecer. Que flotara en el aire sobre la mesa, como una nube de emanación fétida impenetrable. Vi en los ojos de ellos que la ayuda que yo necesitaba, la ayuda que yo había creído que iba a encontrar simplemente no estaba allí. Me habían ayudado en la escuela o cuando fui explorador o por cualquier otra cosa en mi vida, pero no en esto.
Mi papá se puso de pie tan de repente que su silla se estrelló contra el piso.
-¿Quieres decir que necesitas nuestra ayuda para luchar contra esto ... este sentimiento que estás teniendo-.
Pensé con dureza. Que yo podría dar marcha atrás y decir "Sí". Podría dejar que todo se convirtiera en una suplica para que me ayudaran a deshacerme de estos sentimientos. Yo solo quería regresar cinco minutos antes, cuando mi vida estaba a salvo...., y mi mundo sólido. Pero, ¿Habría sido siempre seguro en realidad?
-No- dije lentamente, mis ojos nunca dejaron de mirar a los de mi papá-necesito que tu me ayudes, me entiendas, que me ayudes a ser yo mismo......... Que me amen como soy-.
Vi las fosas nasales de mi papá se ensancharon. Oí los suaves resfriados de mi mamá.
-¿Mi ayuda para ser tu mismo? Eres mi hijo. No hay lugar en tu vida para lo que estás pidiendo. Te criamos para que seas aseado y decente; Puro de corazón y alma. La iglesia te ha enseñado el sendero de la rectitud. . ¿Por qué dices esto?-.
Disueltos todos mis argumentos. Yo no sabía por que lo decía. Ya no más.
-¿Has tenido............ relaciones?-. preguntaba mi papá casi ahogándose.
-Qué pasó con Sissy Conklin? Tu tienes una novia-.
Apachurré mis ojos al cerrarlos, sacudiendo la cabeza. Las únicas relaciones que yo había tenido fueron las que tenía en mi cabeza.
Traté de explicarles. "Que lo de Sissy era para que nadie supiera."
-Estás avergonzado incluso ahora. Te escondes detrás de las faldas de una chica. ¿Por qué dices ser algo sucio que hace que te de vergüenza?-. mi padre rugió.
-Es su computadora- oí a mi madre llorar-Es el campo donde el diablo juega-.
Apoyé la frente sobre el mantel de colores brillantes y supe que yo simplemente debí haber mantenido mi boca cerrada. Quizá, cuando abra los ojos, todo se habrá olvidado. Sólo quisiera reír temblando un poco como si hubiera sido un buen chiste.
Pero, en lugar de eso, después pasé cuatro horas en la sala, me senté en la silla de un comedor de respaldo duro encarando a una fila de líderes de la iglesia de rostros severos que no querían escucharme, no querían saber cómo me sentía. Ellos ya sabían el camino correcto, no había ninguna alternativa. Podía oír a mi mamá en la cocina, fregando el piso. Ella sólo fregaba el piso cuando alguien había muerto.
-Tu tienes diecisiete años de edad-dijo el anciano Johnston-Tú obviamente, no has estudiado lo suficientemente profundo-Él le echó una mirada a mi padre, quien hizo una mueca mientras que la crítica lo atrapaba-Es un hombre joven. Él hace alarde de las leyes de la iglesia. Tendría que estudiar más a fondo y dejar que las palabras fluyan a través de él. Dejar que Dios lo limpie-.
-Tendrás que renunciar a estos pensamientos-.declaró el anciano Chapin.
No había pregunta en su voz, no había suavidad en su tono. Sentí que mi vida se deslizaba alejándose. Escuchando a estos seis hombres hablando de mí como si yo no estuviera en la habitación. Estos hombres, representantes de Dios, discutieron lo que yo debería hacer para limpiar mi alma.
Finalmente me preguntaron si había algo que quisiera decir. No tenía nada que decir. Yo había querido desesperadamente hablar con mis padres, pero no con estos hombres. Quería gritar obscenidades, pero eso no ayudaría. Me quedé sentado, y luego, hablé con suavidad.
-No creo que haya palabras. Ustedes han cerrado sus mentes-.
-Vete a tu cuarto, Aaron-mi padre me dijo bruscamente con un tono de voz que nunca había oído antes-Nos ocuparemos de esto en la mañana-.Mientras caminaba lentamente hacia las escaleras, con ganas de correr con mi mamá, para que me abrazara con sus tiernos brazos, la vi de pie en la puerta de la cocina enmarcada por la luz, sus brazos cruzados sobre su pecho con fuerza. Había perdido a mi familia.
Mientras yo subía las escaleras, la voz de mi padre gritó:
-No enciendas la computadora. Tienes que ponerte de rodillas esta noche pidiendo el perdón de Dios-.Me quedé en mi ventana, mirando las luces en las otras casas, imaginando a todas las familias felices, la gente normal haciendo cosas normales como cada noche. Vi las luces de un avión lejano con sus alas de camino hacia el oeste, preguntándome si alguien en ese avión era como yo, o si tenían un lugar a donde ir, una familia que los ame. . . incondicionalmente.
Me hundí hasta las rodillas, mis manos juntas en oración, pero no fue a Dios a quien hablé. Era al muchacho ahí afuera al que se sentía como yo, que quería lo que yo quería, el muchacho quien me amaría y el que lograría que todo sea mejor. Yo tenía que creer en este muchacho. Si yo no creyera, no había a donde mas recurrir.
"Por favor, que estés ahí", susurré. "Por favor, ven por mí."
Sentí la primera de muchas lágrimas que empezaban a correr por mis mejillas mientras escuchaba la dureza, los gritos de mi mamá y mi papá mientras decidían lo que era correcto para mí. Feliz cumpleaños a mi.
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Mas allá de la Tormenta
Teen FictionEsta es el relato de Billy Carmedy y Aaron Sorensen. Es lo suficientemente fuerte para ser un muchacho en una ciudad pequeña en la escuela preparatoria buscando el amor de su vida. Pero al menos tus posibles amores son todos al aire libre. Es much...