「 𝘪𝘳𝘳𝘦𝘢𝘭 」❲ 𝘸𝘭𝘸 ❳

11

El gran día, petunias decoraban todo el palacio, el salón se iba llenando mientras mi ansiedad crecía. El vestido de novia desparramado en el suelo puesto en mi cuerpo inerte ante el dolor emocional que me causaba la culpa. Mi cabeza estaba recostada sobre el colchón y con uno de mis brazos extendidos, revisé una última vez los tablones de madera.

Las horas pasaron, me quedé ahí hasta que las campanas sonaron, indicando el medio día.

Una última vista al espejo, el blanco indicaba pureza y yo era presa de todos mis pecados. Mi nariz estaba roja, ¿qué excusa les pondría esta vez?

Todo el caos se me olvidó por un segundo cuando vi a Charlie observándome desde el umbral de la puerta, me lancé a sus brazos sin importar si arruinaba el peinado recogido que me habían hecho. Era como un padre para mí y había viajado entre tanto desastre para entregarme en el altar.

— ¡Viniste!

— Señorita Eloise, ¿por qué no habría de venir?

— Por la seguridad del lugar, pensé que no dejarían entrar a nadie.

— Hicieron una excepción a pedido de tu madre. — colocó unos mechones rebeldes detrás de mi oreja y su expresión cambió, alzó una ceja. — ¿Me va a decir porqué estaba llorando?

— Todos lloran en las bodas.

Me observó no muy convencido.

— ¿Hay alguna otra razón?

— No lo amo, Charlie. — susurré con la esperanza de que no me oyera, tal vez si nadie lo sabía, sería irreal. No quería decirle la verdadera razón, pero tampoco estaba mintiéndole del todo.

Me escuchó, su única respuesta fue dejar un beso en mi frente.

— Supongo que el llanto significa que es muy tarde para cambiar las cosas. — Asentí. — ¿Sabes que siempre te apoyaré sin importar qué?

— Lo sé. — agradecí con una sonrisa, tomando la mano que me ofrecía.

Sin mencionar otra palabra, caminamos hasta donde estaban las damas "damitas" de honor, las tres niñas del palacio. Lucy parecía una burbuja llena de felicidad, tenía muy idealizada la idea del matrimonio y estaba viviendo su sueño a través de mí. Monique estaba completamente seria, incluso algo asustada; Paula parecía perdida, ambas estaban más extrañas que nunca.

La melodía del piano indicó la entrada de mi hermana, dejando caer pétalos a su paso. Me sostuve del brazo de Charlie, cuando los invitados nos vieron pasar el umbral de la puerta se pusieron de pie. Las hermanas de William cargaban la enorme cola de mi vestido mientras yo me concentraba en no caer de los nervios.

Entonces lo vi, William con la sonrisa de ensueño más radiante que nunca le había visto poner, me quería.

Mis dedos se hundieron en la manga de quien me sostenía, para recordarme no salir corriendo. Charlie lo notó.

— Aún puedes escapar. — me susurró.

Escapar.

"¡Escapa!"

"¡Eloise, tienes que correr!"

Me perdí entre mis pensamientos hasta que llegamos al altar, Charlie le entregó mi mano a mi casi futuro esposo. Fingí una sonrisa, todas las miradas en nosotros.

El padre que iba a casarnos abrió su biblia, intenté concentrarme en las palabras que me susurraba William, pero el ruido en mi cabeza era mayor.

— ¡Alto! — La música se detuvo gracias al grito de Monique, quien estaba delante de dos guardias. Alzó la maldita daga que me incriminaba y el pedazo de cuerda en el aire. — Ella asesinó a mi tío, ¡fue ella!

Comencé a hiperventilarme cuando el duque soltó mis manos, parecía confundido, pero yo no podía oírlo.

Dejé de oír por momentos pero recuerdo...

— Mentirosa.

— Siempre observaba bajo su cama, esto es lo que ocultaba.

Los rostros horrorizados de mi madre y Lucy, decepcioné a mi pequeña.

— ¡Yo no lo hice! ¡Puedo explicarlo! — Grité cuando los guardias me tomaron de cada brazo para arrastrarme a la puerta.

William odiaba llorar en público pero lo estaba haciendo, pude verlo.

El ruido se hizo cada vez más fuerte.

— ¡Eloise! — las lágrimas corrían por las mejillas de mi hermana mientras yo luchaba por deshacerme de los hombres que llegaron a abofetearme por no estar quieta, ya era considerada traidora a la nación.

Perdí la fuerza, caí de rodillas junto a mi dignidad. Y así fue como llegué a su despacho, oficial.