Mi extraña manía de mover la cama para revisar que todo estuviese en orden, había llamado la atención de mi hermana pues a veces se quedaba a dormir a mi lado a pesar de que en la alcoba habían tres camas para mi familia. Era muy curiosa pero también ingenua, por lo que siempre encontraba la manera de engañarla. Yo debía dejar de ser tan evidente, pero me sentía como una alarma que cada vez sonaba más fuerte y explotaría en cualquier segundo.
La seguridad en el castillo había aumentado, tal vez por eso no había visto a Abigail hasta la noche anterior a la boda, cuando tiró piedras diminutas a mi ventana para llamar mi atención.
No entendía porqué mi terco corazón seguía emocionándose por alguien que tanto daño había causado, pero agradecí que mi familia estuviese ocupada con los últimos preparativos.
Levanté la ventana dejando que la brisa fría golpeara mi piel.
Memoricé su pálido rostro, sus cejas pobladas que decoraban sobre el verde de sus ojos, me observaba con indiferencia.
— Vine a advertirte. — rompió el silencio que habíamos mantenido, colocó su mano en mi mejilla para acunar mi rostro. No estoy orgullods de decir que la dejé hacerlo. — Van a arrestarte mañana.
Sus palabras detuvieron mis latidos por un segundo.
— ¿Qué?
Me sentí asustada, quería abrazarla una última vez. Aunque estaba a escazos centímetros, se sentía a galaxias de distancia.
— Ellos ya saben todo, escapa mientras aún puedas, cariño.
El apodo en sus labios no sonaba igual, ahora eran solo letras apagadas que guardaban nuestros recuerdos.
— Es imposible, la daga sigue escondida.
— No por mucho, tienes que correr, Eloise.
Los segundos se volvieron horas cuando delineó mi rostro con su pulgar, tan dócilmente como si fuese agua escurriéndose entre mis dedos, y lo fui porque cuando llamaron a la habitación, ella se desvaneció sin dejar rastro. Sin decir su último adiós.
La puerta se abrió, dejándome con el corazón vacío.
— ¿Todo bien? ¿Con quién hablabas? — mi madre cargaba el vestido entre los brazos, le había mandado a hacer unos pequeños detalles en las mangas.
— Con nadie. — cambié de tema al ver a Lucy entrando por la habitación dando saltos, tan energética como siempre. — ¿Te divertiste, mi sol?
La niña asintió con una sonrisa y se sentó en mi cama. Mi madre doblaba la ropa limpia en los cajones que nos habían otorgado.
— ¿Me contarías una historia para dormir?
Relajé los hombros y me senté a su lado para arroparla, siempre dejábamos una pequeña lámpara encendida porque le daba miedo la oscuridad.
Me dediqué a acariciar su cabeza con las puntas de mis dedos, despacio, solo éramos mi hermana y yo, teníamos todo el tiempo del mundo.
— ¿Estás llorando? — me preguntó con ojos curiosos. Sorbí mi nariz, apreté los labios y negué antes de romper en llanto, no podía mentirle a ella.
— Es que te quiero mucho, ¿ya te lo he dicho? — susurré quitando las coletas que decoraban su cabello, para que cayeran sus pequeños rizos.
— Yo también te quiero pero no me gusta verte llorar.
Simulé una risa antes de iniciar con una historia improvisada. Lucy siempre me observaba con admiración, me sentía feliz de ser tan importante para un ser tan puro.
Mientras se quedaba dormida y mi madre se colocaba el pijama, lloré en silencio por el huracán que me estaba esperando. Tenía un presentimiento de que la perdería, la perdería para siempre.

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「 𝘪𝘳𝘳𝘦𝘢𝘭 」❲ 𝘸𝘭𝘸 ❳
غموض / إثارةfrancia, 1770 ; el duque de versalles no es capaz de ver que su prometida está enamorada de una mujer que busca asesinarlo. ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ [completa] - playlist en bio.