Capitulo 40

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-¿Qué haces aquí?- preguntó eliminando cualquier rastro de tristeza mantenida con anterioridad.

-Volví a Miami hace un par de horas.- respondió guiando a la morena hacia el cómodo sillón.- manejaba camino a un restaurant por algo de comida cuando te vi saliendo de tu auto y entrando aquí. Solo tuve que darle mi mejor sonrisa a la recepcionista para que me dejara pasar.- comentó con aires de suficiencia, provocando una sincera sonrisa en Lauren.

-Pondré una seria queja a la fácil recepcionista.- dijo con fingido enojo.

-No puedes culparla, soy irresistible.- el corazón se le encogió al darse cuenta de lo mucho que había extrañado a su ridículo amigo. –y aunque me cueste reconocerlo, tú te ves irresistible justo ahora. Te ves preciosa.- la miró una vez más.

-Gracias.- respondió mientras se miraba y su sonrisa se hacía forzada.

-Y ahí está esa mirada triste de nuevo.- Comentó Arin notando el inmediato cambio de ánimo. -¿Qué sucede, Laur? No pareces feliz.-

-No es nada, deben ser los nervios.- respondió encontrando una rápida salida.

-Seguro.- siguió Arin la corriente.- debe ser una mierda saber que te casaras en unos cuantos días.-

-Asusta como la mierda.- cedió dejando salir un suspiro.

-¿Cómo están las chicas?- preguntó Arin después de unos segundos en silencio.

-¿Aun no las has visto? Cualquiera supondría que tu primera parada seria en su casa.- comentó con una sonrisa.

-Aunque quisiera hacerlo, mi tiempo en Miami es muy limitado. En cuanto se resuelva el asusto legal por el que me encuentro aquí, debo volver a California.- informó con tristeza.- ellas no saben que he vuelto.-

-¿Qué?- preguntó Lauren con asombro.- Se enojarán mucho si saben que has vuelto y no fuiste a visitarlas.-

-Es por eso que no se lo dirás.- dijo con una mirada suplicante.- verlas me romperá el corazón y juro por Dios que nada en este mundo me permitirá volver a alejarme, incluso puedo asegurar que Dinah me encerraría en el baño para que pierda mi vuelo.- sonrió ante la idea.- Volveré en unos días, cuando mis estudios hayan terminado y cuando lo haga, te prometo ¡No te libraras de mí, cariño!- terminó provocando que Lauren suelte una risa que llamó la atención de todos los presentes en el lugar.

-Pensé que ya no sonreías, Jauregui.- dijo contagiándose de la emoción de su amiga.

-Lo hago, pero solo cuando encuentro personas descabelladas como tu.-

-Lástima que el mundo solo tenga personas cuerdas y aburridas como tu.- se burló.

-No soy aburrida.- refutó.

-Lo eres.- aseguró.- de lo contrario no estarías envuelta en un vestido blanco, mirando tu rostro como si intentaras reconocerte.- *justo en el blanco* pensó Lauren, sorprendida por como su amigo la había leído.

-Yo... intentaba encontrar mi mejor ángulo para las fotos.- respondió con una ridícula mentira.

-Si tu plan es salir como una novia arrepentida en las fotos de tu boda, déjame decirte que lo haces muy bien.-

-Arin...-

-Solo digo que si te vas a casar, deberías practicar tu sonrisa feliz porque la que tienes grita desesperada que te secuestren y te lleven lo más lejos posible.-

-Eso es lo que quiero.- reconoció.

-Ven conmigo.-

-¿Qué?-

-Lo que escuchaste, huye conmigo, lejos, donde nadie pueda encontrarte.- hizo una pausa.- eso es lo que hacen las personas no aburridas.-

-Y las personas no cuerdas y descabelladas como tu.- repuso Lauren.

-Puede ser, pero no soy yo el que finge una sonrisa delante de un espejo.- terminó con una sonrisa de suficiencia en su rostro. Lauren agachó la mirada, incapaz de refutar su argumento.- Debo irme ahora, hermosa.- comentó mientras se incorporaba.- pero no olvides que la invitación para escapar juntos sigue en pie. Solo debes llamarme y te prometo que fingiremos el mejor secuestro de la historia. Seguramente terminaremos en alguna isla de Hawái, lejos de toda esta mierda.-

-Gracias, Arin.- dijo sincera mientras lo abrazaba.- Te había extrañado mucho.- habló en un tenue susurró causando que solo su amigo fuera capaz de escuchar sus palabras. Arin se separó, la miró a los ojos una última vez, antes de inclinarse y depositar un suave beso en su frente antes de irse.- Arin.- llamó provocando que el joven girara a mitad del camino.- Mantén tu teléfono cerca.- pidió, dándole a entender que la idea de una huida no era tan descabellada después de todo.

-Lo haré.- respondió con una sonrisa antes de salir del lugar. Era increíble pensar como los años pueden cambiar a las personas físicamente, aquel joven no era el mismo chico que ella conocía. Sus jeans gastados, sus playeras holgadas, sus botas de cuero y sus innumerables chaquetas que reflejaban su estilo de "chico malo" habían desaparecido por completo, dando paso a un hombre vestido con un elegante traje negro bajo una gabardina gris que resaltaba el oscuro color de sus ojos. Su cabello demasiado arreglado y su manera de caminar le hicieron ver que Arin cambió físicamente pero no podía decir lo mismo de su esencia. Arin, aquel ridículo chico que encontraba la burla en todo aquello que respiraba o se movía, aquel que con un simple y estúpido comentario podía alegrar el día a cualquiera, seguía ahí. Su esencia seguía ahí y tener el conocimiento de ello fue lo único que pudo arreglar la tarde de Lauren. Extrañaba a ese descabellado hombre que había tenido la suerte de conocer cuatro años atrás.

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-¿Cómo salió todo? ¿El vestido era adecuado?- preguntó su madre al otro lado de la mesa.

-Lo fue.- respondió de manera tajante, sin retirar la mirada de su comida.

-Recuerda que mañana nos esperan para la elección del pastel y los bocaditos que se servirán.-

-De acuerdo.-

-Después iremos por los recuerdos...-

-Bien.- respondió.

-Y terminaremos en la...-

-¿Podrías fingir que esto te interesa?- habló su padre notando la falta de interés que Lauren mostraba ante el asunto.

-¿Fingir? Toda mi vida es una maldita farsa, creía que ya era experta en esto.- se burló mientras movía la comida en su plato.

-No soportaré tu sarcasmo, Lauren. Faltan días para tu boda así que más te vale sonreír y mostrar una buena actitud, de lo contrario no responderé de mis actos.-

-¿Es una amenaza?- preguntó soltando una ligera sonrisa.- Vamos papá, eso no funciona conmigo. No tengo nada que perder, ¿recuerdas?- preguntó repitiendo las palabras que él le había dicho hace algunos años.

-No me subestimes Lauren, podría hacer de tu vida un infierno si así lo quisiera.- habló con firmeza. Lauren volvió a sonreír antes de levantarse de la mesa, dirigiéndose a la salida del comedor.

-Mi vida ya es un infierno justo ahora.- terminó antes de dejar a su padre maldiciendo y gritando que regrese al comedor.


Real & Inmortal 2 (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora