2.- Proceso Legal.

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Cuando se quiere comenzar un proceso legal, todos sabemos que se necesita un abogado, uno bueno para tener ventaja. Por eso es que estaba subiendo junto al Nico por el ascensor de cristal del edificio de mi papá. El Nico miraba para todos lados como si fuera una especia de nave espacial, en cambio, yo me encontraba con la mirada fija y los brazos cruzados. Arreglé un mechón de mi pelo que sin permiso se interpuso en mi cara y se pegó en mi brillo labial. Lo saqué con delicadeza y apreté mis labios para arreglar el brillo.

Las puertas se abrieron y caminé inmediatamente con el Nico detrás de mí. No saludé a la secretaria ya que días atrás había tenido un fuerte encuentro con ella y no se me apetecía hablar con ella.

-Hola- saludó el Nico. Hice oídos sordos y caminé hasta la oficina de mi papá.

-Señorita Undurraga- me llamó la secretaria- el señor Vicente se encuentra en reunión.

Me detuve y caminé hasta ella serenamente. Apoyé una mano en su escritorio y la miré seria.

-Creo que no entendiste la parte en que mi papá tiene tiempo para mí, no le importa con quién esté, siempre seré yo primero.

-Mi amor, creo que podemos esperar unos minutos- agarró mi mano y la acarició.

La fulminé con la mirada y di media vuelta moviendo mi pelo y me senté en los asientos de cuero negro que había en la sala. Saqué mi teléfono de la cartera y comencé a jugar, evitando la atenta mirada del Nico. No es que estuviera enojada, pero me enfermaba que fuera tan conformista.

-¿Estás enojada?- me preguntó poniendo un mechón de pelo tras mi oreja, cuando estuvo expuesta acercó su boca y la mordió.

-No, pero me molesta que pases sobre mí.

-Paso sobre ti cuando tú pasas sobre otras personas. Ella está haciendo su trabajo, tú papá es el jefe de ella, no tú.

-Pero Nico, mi papá me tiene dicho que siempre puedo entrar a su oficina, sin importar qué esté haciendo.

-Eso te dijo a ti, no ella.

Lo miré y puse los ojos en blanco, no quería seguir conversando.

Pasaron los minutos y vi salir un hombre con pinta de europeo del pasillo que llevaba a la oficina de mi papá. Miré  a la secretaria y me dio una señal con la mano de que podía entrar, agarré la mano del Nico y tironeé de ella para que se pusiera de pie e ir hasta allá. Cada paso que daba era un martillazo en mi corazón.

Entré a la oficina y le di una sonrisa a mi papá.

-Hola- saludé y él se puso de pie para abrazarme.

-Hola señor Undurraga- lo saludó el Nico estrechando las manos.

-¿Qué necesitan?- nos preguntó volviendo a sentarse en su escritorio.

-Necesito ayuda legal con tu abogado- respondí tomando asiento frente a él.

-¿Qué hiciste?- me preguntó casi con un infarto.

-Nada, todavía- acomodé mi pelo en un hombro y miré las cosas frente al escritorio, entre eso una foto de los cinco en una cena de navidad. Estaba yo sentada en el sillón de la sala con un vestido negro de encaje apretado y de mangas largas con unos zapatos rojos y el pelo con rulos abajo, a mi lado el Naiko con una camisa celeste y un pantalón medio apitillado café claro, en sus piernas la Dominga con un vestido blanco con flores rosadas y atrás el Vicente con la Paty abrazados. Cualquiera pensaría que éramos familia de sangre- voy a demandar a la familia adoptiva de mi hija.

Mía ll [Jaidefinichon GOTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora