20.- Heredera.

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-Lo lamento mucho, ¿Cómo está la Mía?- me preguntó mi mamá.

-Mal, horrible. Recién comió ayer un poco de pan y no habla, nada.

-¿Cómo no habla?- me preguntó mi mamá confundida.

-No habla, me mira y agarra mi mano o brazo, llora y duerme. Despierta en las noches llorando y me abraza, le doy un té y vuelve a dormir, para repetir lo mismo al siguiente día.

-¿Cuánto lleva así?

-Desde que se enteró lo de su papá, exactamente cinco días.

-Deberías llevarla al psicólogo.

-¿Cómo mamá?, ¿qué le digo?, mi amor, creo que estás mal y te llevaré al psicólogo. No puedo mamá.

Mi mamá me iba a contestar, pero escuché el llanto de un bebé y la única que tenía uno era la Rocío y ella estaba con la Mía. Besé a mi mamá en la mejilla y abracé a mi papá rápidamente para ir hasta ellas.

La Mía estaba sentada mirando sus manos distraída. La Rou al verme se fue con su hija hacia afuera y yo me quedé con la Mía. Me agaché hasta su altura y ella me miró.

-¿Quieres algo mi amor?-  le pregunté y ella negó- dime algo que sea.

-No gracias- dijo ella en un tono débil y mordió su labio.

Lo miré apenado y suspiré.

Estábamos en la iglesia, ayer recién había llegado el cuerpo del papá de la Mía. Los abogados se acercaron a la mamá del Naiko, pero ella fue incapaz de darles una respuesta, la tía seguía demasiado afectada y no era para menos. El Naiko se había ido a vivir con ella  por un tiempo y la Almendra no se había separado en ningún momento de la familia, nunca.

La Mía me había dicho que quería suspender la fecha del matrimonio porque no se sentía bien y tenía que ordenar su mente y corazón. Literalmente me dijo: "No soy capaz de celebrar algo tan hermoso como casarme siendo que estoy hecha mierda emocionalmente, perdona".

¿Qué le iba a decir?

Al día siguiente, en la mañana se realizaría el entierro. Eran las 7 y yo estaba arreglando mi corbata cuando la veo en ropa interior sentada en la cama, con la mirada perdida.

-¿Qué pasó?- le pregunté y ella me miró.

-El abogado de mi papá me llamó- dijo pausadamente- quiere reunirse conmigo.

-¿Tan pronto?

-Sí, me da miedo ir. No se siento lista.

-Si no quieres ir, no vayas.

-Tengo que ir- susurró. Más que como respuesta hacia mí, era como si ella misma se convenciera.

-Vamos a llegar tarde, vístete- le dije y ella me dio una media sonrisa.

-Créeme que no quiero ir.

-No te perdonarías nunca no ir y tampoco a mí por permitir que no fueras.

Ella se puso de pie, abrió su closet y sacó un vestido negro. Se lo puso lentamente y después se acercó a mí para que le subiera el cierre. Besé su hombro y ella se dio media vuelta para quedar frente a mí.

-Gracias por todo- dijo mirándome a los ojos y yo acaricié su rostro con dulzura.

-Me rompe el corazón verte así, pero no puedo hacer nada más que apoyarte.

Ella besó mis labios lentamente, caminó a su caja donde guardaba joyas y se puso unos aros de perlas junto con una cadena de oro. Peinó su pelo lentamente y lo dejó libre, dejando que se formaran sus ondas naturales.

Mía ll [Jaidefinichon GOTH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora