Lemuria es un continente que se mantiene oculto. Para el 'hombre común' —llamado así por sus pobladores—, en el mapa de la Tierra solo se muestran aguas, en el Océano Pacífico, entre América, Asia y Australia. Entre tantas historias que ellos mismos se inventan, se dice que es un continente hundido, que le ha colisionado un asteroide y fue destruido, que vivía una civilización muy inteligente, espiritual y muy avanzada, y desapareció, junto a sus hermanos de Atlántida, entre los mares. Y les han dejado creer eso desde siempre. No se iban a conceder la desgracia de revelar su secreto al resto de la humanidad: después de ver las atrocidades de las que son capaces —guerras, destrucción, hambre, mentira, injusticia—, resolvieron que sería imprudente darse a conocer. No por orgullo de que ellos fueran mejores y más avanzados, pero por el bien de ambas razas. Acertaba el hombre en un aspecto: efectivamente, los lemures eran inteligentes y espirituales a un grado fantástico. Debido a sus características, la paz reinaba siempre; acompañando estaba la justicia, siempre se mantuvo impecable; la tecnología formó parte esencial para el desarrollo, pues les facilitó tareas y las innovaciones no tenían límites y se presentaban a la vuelta de la esquina; pero el conocimiento era su mayor ambición: estudiaban al por mayor, observaban, curioseaban, se preguntaban y siempre conseguían lo que querían. Sin embargo, eran muy conformes consigo mismos: aceptaban su posición en los estratos sociales, sus capacidades, sus posesiones, tanto materiales como espirituales y morales. Por lo tanto, aquellos que se atrevían a atravesar esa línea de conformidad, eran considerados personas especiales y con capacidades extraordinarias. En algunos casos lograban subir algunos peldaños en la pirámide social, algunos renunciaban a su identidad y abandonaban las tierras de Lemuria para reunirse con sus sucesores en América. Los que no, terminaban siendo obreros: maestros de Conocimiento Terrenal —con suerte, Espiritual—, granjeros, en una línea de producción en una planta, transportistas, mercaderes. Todos tenían una posición, un propósito y un potencial. Con esto, se mantenía un balance; su sociedad era estable. Nunca se presentaba el caso de alguno que quisiera tentar contra la belleza de la paz en Lemuria, y cuando lo había, solo era expulsado, a que los comunes lo procesaran. Una persona extraordinaria era un arma de doble filo: o convenía para Lemuria, o amenazaba con destruir los principios del continente. Solo la persona sabia, estable e inteligente lograba el objetivo de sobresalir; el insano, presentando rasgos negativos como ira, envidia, robo, o cualquier mínimo deseo de matar o perjudicar a otros para el beneficio propio, se consideraba un peligro e inminente inestabilidad, y su destino se sellaba. El Concejo Real de Lemuria (Corel) era muy estricto con eso.
Lemuria era dividida en siete territorios y existían cinco reinos. Cada rey era caracterizado por una peculiaridad que definía el propósito de su territorio. El más joven, Bala, era el especialista de guerra y espionaje; Ceres proveía con los alimentos para todas las regiones y se mantenía en constante crecimiento, tanto espiritual como terrenal; la moda era definida y distribuida por Castor, al igual organizaba los eventos para toda ocasión en cualquier parte de Lemuria; la belleza encontraba lugar en Fedelm, un buen lugar para vacaciones o para un retiro espiritual; el más antiguo, y quizás el primero, era Asklepios, y se encargaba de la seguridad de todos, las ciencias eran la prioridad ahí, la medicina, en especial. Todos aportaban algo y lo compartían con los demás. Los dos territorios restantes eran independientes a cualquier reino, pertenecían al Concejo, que coordinaba y regía por encima de los reyes: uno era una pequeña villa, Avag, donde todos los que ahí vivían eran ancianos (y alguno que otro adulto de edad media), tenían casas pequeñas, bonitas, limpias; y el otro, Yasu, era una comunidad extensa, muy tranquila, poca gente y poca actividad.
La veracidad de los datos no puede ser comprobada, pero hay leyendas que narran con claridad historias de varios personajes. Hubo, como en cualquier sociedad, puntos de estrés, batallas y personajes que pelearon, murieron y vivieron para contar las leyendas en las tierras de Lemuria.
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Kumari Kandam: Lemuria
FantasyAurora es una prestigiosa investigadora de Lemuria, valiente, inteligente y hay algo especial en ella. Su civilización se mantiene oculta del mundo exterior, oculta del hombre común, pero considera revelarse y entablar acuerdos para el bien de ambos...