El encuentro fue muy sencillo para el gusto de Vortex. Generalmente, las personas tiemblan y pierden el habla ante su presencia. Cómo la criatura más perturbadora en el mundo, el alimento de las pesadillas de cualquiera que lo conozca en persona y la semilla de miles de traumas, no pudo causarle el sentimiento con el que ya está fan familiarizado a una pequeña muchacha. Además, ella se comportó como si él ni siquiera fuera un sexto de lo que es. Pero, ¿a qué se debe?, le atormentaba la pregunta a Vortex desde el momento en que Aurora se fue. Algo andaba mal, sabía él: cuando todo sale bien, algo anda mal. Toma tiempo y esfuerzo, algunas muertes y otros sacrificios, pero toma tiempo, no es fácil y no siempre sale como se planeaba.
—Vigílenla —ordenó apenas habían transcurrido tres segundos desde que azotó la puerta—. Síganla hasta su casa. Quiero saber dónde vive y qué hace cada día. Esa chica oculta algo y pensó que no me daría cuenta. Algo está mal.
—¿La mataremos?
—Es muy probable, eso pretendo... Pero no ustedes. Creo fuertemente que yo seré lo último que verá en su vida.
—Claro, señor —confirmaron sus agentes y se dirigieron a la salida.
—Escuchen... —Los hizo regresarse.
—¿Sí, señor? —contestó solo uno.
—Desaparezcan al resto de la gente que está haciendo fila. Ya no será de utilidad.
—Sí, señor.
Vortex se levantó, salió y fue llevado en un coche hasta el lugar donde tomaría un helicóptero, que lo dejaría en un lugar, como diría él, más civilizado. Un lugar donde se escondía y manejaba los hilos que debía mover, donde observaba en la oscuridad cómo todo iba fluyendo como debía, donde decidía qué debería cambiar o implementar, también la fuente de ideas macabras y bélicas para empujar al mundo al borde de la locura y divertirse un rato. Ahí donde las ideas de guerras, enfermedades y tácticas nacían, también evolucionaba un proyecto: el Proyecto Kamaleón. En su escritorio tenía bastantes hojas. Habiendo tomado en cuenta lo extenso del proyecto, abrió espacio en su mesa para darle toda la atención a esas imágenes y aquellos textos que describían detalladamente el objetivo, implicaciones, recursos, alguna papelería legal para disfrazar, fotografías de prototipos, planos del producto finalizado, etc. A las que más atención prestaba, eran las imágenes de un rostro. Pareciera a simple vista que las imágenes eran de un maniquí de estilo minimalista. Sin embargo, en las fotografías de los prototipos se podía determinar que esos maniquíes eran definitivamente muy altos comparados con los ingenieros que salían en las mismas. ¿Por qué tendría tanta fijación Vortex sobre un rostro vacío?, como un lienzo en blanco. Un cráneo delimitaba la figura de base, con cuencas ausentes y sombras altamente notorias en los orificios, faltantes de músculos y órganos: sin algún usuario.
—Lo llamé Kamaleón —les contaba a sus hombres de confianza— inspirado por la gran capacidad de esta sorprendente criatura de cambiar el color de su piel.
—Podría preguntar... —decía uno, hablando por todos y temiendo por su vida—. ¿No se supone que cambian de color cuando se sienten amenazados?
—Ah, me alegra que preguntes —descansaron los hombres—. Estoy totalmente consciente de eso, pero es que no se trata de ser amenazado, sino de ser la amenaza misma.
Vortex les ofrecía una sonrisa escalofriante, mostrando sus colmillos como si estuviera por devorar a una nueva víctima. Sin embargo, desde su perspectiva, solo mostraba felicidad y se sentía contento por el proyecto. Desde la perspectiva de los demás, en cambio, solo veían al ser más maquiavélico que jamás creyeron incluso concebir. Un ser que se regocijaba con el dolor y sufrimiento de otros; que la desgracia ajena lo alentaba a seguir maquinando eventos terribles. En su búsqueda, mientras encontraba pistas, no le quedaba más que hacer, solo entretenerse iniciando desacuerdos sociales, conflictos internacionales y luego guerras que arrasarían con el mundo. Y una vez destruido, le sería más fácil buscar entre las cenizas aquello que necesita.
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Kumari Kandam: Lemuria
FantasyAurora es una prestigiosa investigadora de Lemuria, valiente, inteligente y hay algo especial en ella. Su civilización se mantiene oculta del mundo exterior, oculta del hombre común, pero considera revelarse y entablar acuerdos para el bien de ambos...