Apenas son las ocho de la mañana, es sábado y mi padre ya está gritando para que nos levantemos. Es el inicio del invierno y el frío se hace presente como cada año en estas fechas. En unos días será Navidad y de nuevo mi padre va a perderse en el alcohol como ha venido haciendo desde hace ya cuatro años, cuando mamá murió y nuestras vidas se vinieron cuesta abajo. James seguro sigue en su habitación, en realidad a él le importa poco lo que papá tenga para decir o su motivo de sacarnos de la cama a esta hora.
Desde hace cuatro años, mi hermano hace lo que se le antoja, cuando quiere y cómo quiere. Apenas cumplió diecinueve años, pero en ocasiones parece que lo hubiesen obligado a crecer. No lo juzgo, porque de una u otra manera siempre me ha cuidado, ve por mí antes que por él incluso, y si papá no está en condiciones de atender a nadie, James siempre tiene oídos y brazos donde desahogarme.
Apenas tengo diecisiete años, tampoco soy la chica más madura o la más apta para ser la mujer de la casa. Pero tampoco me gusta ser una carga, así que después del colegio me apresuro a llegar a casa para poder cocinarle algo a mi padre y a James. Él también sigue yendo al colegio, está en su último año, aunque debió haber terminado ya el pasado, pero lo perdió gracias a que papá entró en estado depresivo y alguien tenía que tomar las riendas de la casa.
La muerte de mamá fue dura para todos, pero papá fue quien quedó devastado. Mamá era reportera de una cadena de televisión local, fue a las montañas a cubrir un reportaje sobre un poblado que se había quedado incomunicado luego de que una avalancha tapara parte de la única carretera que los conectaba con la civilización. Pero otra avalancha se hizo presente y ella quedó atrapada junto con su camarógrafo. El cuerpo del camarógrafo fue encontrado días después, pero el de mamá no. Hasta la fecha, nadie sabe nada de su paradero, es como si se la hubiese tragado la tierra.
Por tanto, hace tiempo que nos hicimos la idea de que está muerta.
Desde entonces, en casa hay un silencio glacial. De alguna manera mamá era la que le daba vida a esta familia, pero desde que no está, todos nos convertimos en simples cuerpos andantes. Bueno, algunas veces pretendo hacer algún chiste, pero a nadie le parece que esté a lugar. James se ríe sólo por obligación, él haría lo que sea con tal de verme sonreír de vez en cuando. Igual, también, está Oliver, él siempre sabe qué decir, ha logrado sacarle carcajadas a mi padre cuando se topan en casa.
Oliver es mi mejor amigo, lo conozco desde el jardín de infantes, prácticamente toda mi vida. No vive muy lejos, de hecho, hay que cruzar la calle para llegar a su casa, donde vive solo con su madre y sus tres perros. Al igual que mamá, el padre de Oliver murió, pero no por causas de la naturaleza, a él lo mataron en un asalto. Tal parece que uno de los asaltantes se puso nervioso y le hundió una bala en la cabeza al señor Coleman. Así que, además de los años de amistad, la muerte de un ser querido y ese vacío es algo más que nos une. Trato de no descuidar lo que tenemos, pues entre la escuela y los deberes de la casa, a veces apenas tengo tiempo para mi amigo, pero ahora son vacaciones y, de hecho, él pasa más tiempo en mi casa que en la suya.
—¡Mila! ¡James! Vengan a ver —grita papá nuevamente. Su voz suena más cerca, por lo que debe estar subiendo las escaleras. No quiero que entre a mi habitación. Es mi padre, sí, pero odio su aliento alcoholizado y verlo tan desaliñado con ropa de hace quién sabe cuántos días. Puedo escuchar a James maldiciendo en la habitación de al lado, así que mejor me levanto y le pongo seguro a la puerta para poder vestirme sin riesgo de que alguien entre a media pijama quitada. Me lavo los dientes y me pongo ropa abrigadora, pues el frío se siente por todas partes y no quiero enfermar. Tengo la ventana cerrada pero la helada se siente por todos lados.
Me pongo un gorrito de tela sobre mi rubio cabello que cae unos centímetros más debajo de mis hombros y salgo de la habitación. Justo cuando paso frente a la puerta de James, ésta se abre y aparece mi hermano, somnoliento y con el cabello, también rubio, como un nido de pájaros.
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Sacrificio [Novela por capítulos]
VampireHan pasado cuatro años desde que la madre de Mila Norwood murió en un accidente provocado por la naturaleza: una avalancha de la que nunca se recuperó el cuerpo. Desde entonces, la familia Norwood se ha sumido en una pena que afecta de manera distin...