Capítulo 4: Lexander

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Acabo de verla. Sé que es ella sin necesidad de ver la fotografía nuevamente. Es la chica a la que tengo que cuidar. No sé a dónde se dirigía ni qué es lo que pasó para que estuviera corriendo con tanta prisa. Pero al menos ya la he visto. Aunque la primera impresión que ha dejado en mí no es la más buena. Debe ser una chica torpe, quiero decir, ¿quién va corriendo así cuando el suelo está más liso que los cabellos de Annalyne? Ahora entiendo por qué tengo que cuidar de ella. Pero es una promesa y no la puedo romper por dos razones principales. Una, nunca he roto una promesa y, dos, se lo debo a Claire.

De no haber sido por ella, probablemente no estaría aquí ahora.

No me importa tener que cuidar a una chica torpe si con eso he de saldar mi deuda con Claire.

Supongo que debí seguirla, ver a dónde se dirigía, pero también tengo que buscar a Annalyne, mi hermana revoltosa. Y hay que agregar que tengo que familiarizarme con el lugar. De cualquiera manera, Claire me dio la dirección de su antigua casa y no estoy muy lejos, de hecho, creo que es en la siguiente cuadra, cruzando la calle. Es estúpido que todas las casas sean iguales. Apuesto a que más de uno a tocado la puerta equivocada pensando que ha llegado a su hogar.

Joshua estará por ahí haciendo quién sabe qué cosa. Posiblemente buscando también a Annalyne. Es lo que hacemos desde hace muchos años, cuidar de ella, y como si eso no fuera suficiente ya para mí, ahora tengo que cuidar de esta chica, Mila Norwood. No sé cómo voy a hacer para acercarme a ella y poder llevar a cabo mi tarea, ciertamente, me preocupa más que intente matarla en el intento. Y es que, el gran problema, es humana. Mi naturaleza me pide alimento, y su cuerpo está lleno a rebozar de lo que a mí me mantiene caminando: sangre.

Soy vampiro desde hace más de cien años, cuando nuestra presencia atemorizaba hasta al más fuerte y valiente; cuando las historias sobre nosotros eran el pan de cada día y todos evitaban salir por la noche por miedo a encontrarse con un chupasangre.

Nos han nombrado demonios nocturnos, amos de la oscuridad, alimañas y otra variedad de adjetivos. Pero los tiempos han cambiado bastante, cosa que ni a mí ni a mis hermanos nos ha pasado. La gente ya no nos teme, ni siquiera creen en nosotros. Nos hemos convertido en un mito, un personaje de novela que lee hasta el más escéptico, incluso hasta brillamos.

Si bien, hay cosas de las que se han escrito que son ciertas, aunque la mayoría son un error. El sol no nos quema, pero es verdad que somos más fuertes por la noche. Los crucifijos y la madera no nos causan el menor daño, de hecho, sé de más de un vampiro que cree en Dios fervientemente. Tampoco dormimos en ataúdes, eso es patético. Dormimos, sí, sólo unas horas y si estamos realmente cansados. Puede pasar una semana y recuperamos el sueño en una hora. El clima apenas nos afecta. La sangre de animal nos cae tan mal que nadie la toma ni como última opción. Y podemos comer cualquier alimento, no exclusivamente sangre, aunque nada nos mantiene más alerta que ella. No se trata exactamente de tener hambre, es más por nostalgia que seguimos comiendo otras cosas. Tenemos ventajas sobre los humanos, como que somos más rápidos y nuestros sentidos están agudizados por encima de lo natural. Además somos fuertes, mucho más que cualquier mortal y no necesitamos respirar. Nuestro organismo está muerto, de todos modos. Podemos trepar con facilidad cualquier superficie y saltar tan alto como ningún animal. No es cierto que todos los vampiros seamos bien parecidos o de belleza descomunal, he conocido a vampiros tan feos como los pies de un ogro. En el caso de mi familia, la vida nos agració con caras atractivas.

También está el detalle de nuestros ojos, brillan de rojo a la mínima presencia de sangre, se vuelven oscuros cuando nos molestamos, pero todo el tiempo restante, en estado neutro, por decirlo de alguna manera, tenemos el color de ojos que teníamos al nacer. Ah, claro, y nuestros colmillos se revelan cuando estamos listos para atacar, mientras no sea el caso, son como los de cualquier humano.

Sacrificio [Novela por capítulos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora