Sacrificio [Novela por capítulos]

Capítulo 2: James

¿En qué se ha convertido mi vida? ¿Qué es lo que estoy haciendo? ¿Qué voy a hacer después? Esas son unas de las preguntas que me invaden constantemente. Todo es diferente desde que mi madre no está más con nosotros. No sé en qué me convertí exactamente. Porque no soy el hijo pródigo ni tampoco el hombre de la casa. No pienso asumir el rol de Louis, mi padre. No, eso le pertenece a él y a nadie más. Pero tampoco sé qué hacer para sacarlo del pozo en el que está inmerso, acompañándose de botellas de licor y peste. Aun así, creo que tampoco soy un completo desastre, al menos Mila está bien hasta ahora, y mientras ella siga así, con esas inmensas ganas de vivir y seguir adelante, yo voy a estar bien.

Por ella.

Papá es más una carga ahora que un apoyo. ¿Por qué no entiende que mamá no va a volver nunca? ¿Por qué simplemente no lo acepta y ya? Vamos, ni siquiera es un muerto de hambre y hasta es bien parecido, si volviera a lavarse diario y se vistiera sin parecer un vago, hasta podría encontrar una nueva pareja. Estoy seguro de que a Mila no le molestaría. De hecho, hemos hablado de esto alguna vez y a ella le pareció una idea aceptable. Lo que sea con tal de que vuelva a la vida.

Yo no tengo tiempo para una relación seria y tampoco es un tema que me quite el sueño. Estoy más cómodo con lo que he venido haciendo. Un día puedo salir con una chica y al siguiente día con otra, si quiero. No tengo tiempo para enamorarme, además, enamorarse sólo sirve para una cosa: hacer sufrir. Ahí está papá. Amaba a mamá y ahora sufre como una cucaracha patas arriba. Además, tengo la ventaja de que a las chicas de estos tiempos no les interesa formalizar nada, ellas también han evolucionado con la nueva era, y lo que está de moda es salir con uno y otro, así que no me preocupo.

Tal vez no estoy haciendo bien mi papel de hermano mayor y predicando con el ejemplo, pero Mila ya es una señorita, ella sabe más que yo lo que está bien y lo que hay que evitar. Gracias al cielo que me tocó una hermana como ella y no una como las chicas con las que he salido, que beben hasta olvidarse de dónde están y terminan quitándose la ropa a la primera oportunidad. Digo, no es que me esté quejando, soy hombre y tengo necesidades que satisfacer, pero de ahí a no admitir que hasta cierto punto me causan repulsión, sería mentirme. Como quiera que sea, Sally Bordelly fue quien me invitó a salir, yo no, pero no me negué, porque es sábado y porque hace un buen tiempo que no me acuesto con nadie y la conozco tanto como para saber que no dirá que no a la propuesta. Ella es una especie de amigovia, ya sabes, esos términos nuevos de amigos con beneficios. La conozco del colegio, compartimos más de una clase y, bueno, una cosa lleva a la otra. Además está muy bien la chica. Físicamente, quiero decir, es una diosa. A sus dieciocho años ya tiene la figura de una mujer de veintitantos.

No me gusta la idea de dejar a Mila al cuidado de papá, no porque crea que ella no puede hacerlo, sino, más bien, porque ella no se merece tener que cuidar a un borracho ocioso. Además, Louis tiene la mala costumbre de hacer comentarios random que siempre terminan hiriéndola, como el de la mañana. Al menos ella dijo que llamará a Oliver, eso me tranquiliza un poco. Si papá se pone agresivo, el chico puede darle un golpe y hacerlo dormir de nuevo, y no me refiero a que papá se atreva a levantarle la mano a alguno de nosotros, sino más bien que se vuelve insoportable con sus ataques de histeria y nostalgia. Es como un trato que tengo con Oliver, entre los dos cuidamos a Mila, cueste lo que cueste.

Puedo entender por qué está hecho un idiota por mi hermana. Mila es atractiva, no es perfecta, es real y eso la hace hermosa. Es el tipo de chica que muchos quieren pero pocos merecen. Sin embargo ella no está ni enterada de los sentimientos de Oliver, tal vez porque siempre lo ha visto como amigo. Metido en la friendzone por siempre. Con lo estúpido que es el chico, todos notan su cara de enamorado a leguas cuando está con Mila. Él tendrá que empezar a hacerse más obvio con ella si quiere algo serio. En fin, eso no me incumbe a mí.