Epílogo.

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—No me lo puedo creer —solté un grito ahogado y mi boca casi barre el suelo de la sorpresa— ¡Jake esto es genial!

El joven pelirrojo de 21 años me sonrió con su tan típica ternura, me tomó por la cintura en un abrazo muy calido y me susurro al oído:

—Feliz cumpleaños amor de mi vida.

En aquella mañana de otoño, el calor reinaba en la ciudad de Orlando en el estado de Florida, a donde Jake me había traído a pasar unas pequeñas vacaciones, recorriendo nada más y nada menos que el Universal Orlando en la atracción de Harry Potter.

—¡Por dios estamos en Callejón Diagon —Exclamé emocionada pasando por el pasillo lleno de tiendas al mejor estilo de la magia— ¡Gracias Jake!

El chico volvió a sonreír rascándose la nuca y de un momento a otro me arrastró a través de tanta gente. Pasamos por muchas tiendas como Ollivander, donde Jake me compró una varita coleccionable, después fuimos por golosinas en la famosa tienda de Sortilegios Weasley y pasamos frente al banco de Gringotts. Todo aquello me parecía tan irreal. Si hace mucho años alguien me hubiera dicho que vendría al Orlando con el amor de mi vida en unas vacaciones de otoño, le hubiera dicho que estaba loco, yo siempre había sido fan de Harry Potter y al tener un novio muy nerd, se podrán imaginar que es de los fans número uno del romanticismo a lo Harry Potter.

—Te compré algo en la tienda de los Weasley —Dijo Jake metiéndose en el personaje de mago, haciéndome soltar una carcajada estrepitosa.

Actualmente nos encontrábamos sentados en el Caldero Chorreante, para tomar una de las tan famosas cervezas de mantequilla, Jake llevaba una camisa de recuerdo de la casa Ravenclaw mientras que yo llevaba una de Gryffindor, la cual lucía orgullosamente. Después de unos segundos el pelirrojo sacó una caja de colores y me la tendió mostrándome sus blancos dientes, la tomé rápidamente y salté como una niña emocionada al ver las famosas grageas.

Comenzamos a comerlas mientras esperábamos por nuestra cerveza de mantequilla, yo parecía una niña pequeña observando todo con ilusión y Jake me seguía negando de vez en cuando y haciéndome actos al mejor estilo de Harry Potter, hicimos unos "trucos" en algunas tiendas y finalmente llegamos a la tienda de túnicas de Madame Malkin, Túnicas para todas ocasiones.

—¿Qué tal me veo? —preguntó Jake saliendo de uno de los probadores con su famosa túnica.

—Pareces un mago —le respondí sacándoles unas fotos— Solo te faltan los lentes y serías el hermano perdido de Harry Potter.

Jake se echó a reír con su típico carmesí en las mejillas y salimos de allí para posarnos en el medio de tan hermoso lugar, me giré sobre mis talones y observé con emoción, era increíble ver las caras de los fanáticos de la saga que al borde de las lágrimas recorrían la atracción. Era uno de esos momentos que guardaría en mi mente mientras viviera y ¿Cómo no? Si compartí este momento con el chico más especial del mundo.

Durante estos años las cosas han sido difíciles entre ambos, hemos tenido que mantener nuestra relación vía redes sociales y llamadas telefónicas, obviamente nos veíamos unas tres o cuatro veces al año, para las fiestas, vacaciones de verano o nuestros cumpleaños. Todo aquello me parecía nostálgico, pero nada se comparará nunca con aquel justo instante cuando me giré y Jake estaba de rodillas en el suelo mirándome con nerviosismo, sosteniendo entre sus delgadas manos un anillo plateado con una piedra azul en forma de corazón.

—Sofía, se que somos jóvenes y que la vida aún nos tiene muchas cosas por delante, pero hoy se que no pude conocer a una chica más especial que tú. Estoy enamorado como un niño pequeño, enamorado de ti y aquí en mi mundo, enseñándote las cosas que me gustan quiero pedirte que te cases conmigo y vivamos esta loca aventura a la que llamamos vida juntos para siempre.

Mis ojos estaban llenos de lágrimas y tuve que colocar mis manos sobre mi boca para no sollozar, muchas personas se nos colocaron a los alrededores tomando fotos y observando tan hermosa escena, fue ahí cuando me di cuenta que yo también sentía aquellas cosas por Jake y que el chico había elegido el mejor lugar de todos para pedirme matrimonio. No aguanté más y me abalancé sobre él en un abrazo casi estrangulador.

—Sí Jake, quiero casarme contigo, quiero que seas el padre de mis hijos y que compartamos nuestra loca vida, juntos, ya no puedo vivir lejos de ti, Te amo.

Jake se levantó aun abrazándome, con una sonrisa radiante en su rostro, colocó el anillo en mi dedo torpemente y cuando por fin lo logro me beso tan tiernamente como él lo hacia siempre, rozando mi nariz con la suya y respirando con un poco de descontrol y finalmente dijo mirándome con sus azules ojos:

—Te amo Sofía McGrath.

♥✨♥

Ahora , EL FIN🌟

Mi Querido Nerd #1 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora