¿Alguna vez han sentido como si no hubiera nada a su alrededor más que sus simples pensamientos?, bueno así me sentía yo justo ahora ya que el mundo a mi alrededor se detuvo por un segundo cuando le dije a Jake que regresaría a Los Ángeles. Fue un brillante relámpago seguido de un estruendoso trueno el único movimiento y sonido que se pudo percibir en la cabina estática donde me encontraba atrapada.
Jake se alejo más de mí, bajo su mirada y se recostó de la puerta de la tambaleante trampa mortal en la que nos encontrábamos y luego habló.
—¿Ah si?
Fue el único susurro que salio de su boca sin mirarme. Vaya que era cauteloso, yo esperaba que se desplomara y me rogara que me quedara, lamentablemente mi pensamiento parecía demasiado egoísta e irreal en este momento.
—Si, mi madre volvió de África y quiere que me regrese con ella a vivir juntas como antes —agregue.
En aquel momento la lluvia comenzó a caer a lo largo de la lejanía de Seattle y amenazaba con dejarnos sin vista del suelo debajo de la noria, donde al parecer las personas empezaban a amontonarse para ver que la gran rueda se había detenido por más tiempo de lo normal.
Jake volvió a mirarme con sus ojos con un sorprendente brillo como cuando tenemos ganas de llorar, sin embargo él no se desplomó solo me analizó por un rato de la cabeza a los pies como buscando una respuesta a alguno de sus inteligentes pensamientos.
—¿Entonces esto es un adiós? —hizo un ademán con sus manos.
De inmediato siento como el nerviosismo crece dentro de mí, las manos me empiezan a sudar y mi pie se mueve en un taconeo constante. No se que responder ahora, por una parte mi corazón grita que le diga a Jake cada cosa que me hace sentir, esperando que él mismo me pida quedarme, pero por otra parte mi conciencia quiere que sea muy precavida para elegir lo mejor para mi y para él.
—Seré sincera contigo Jake —dije haciéndole caso a mis sentimientos de manera razonable— Yo no me iré, solo si tú me das una señal de que esto tiene futuro.
Jake se quedó en silencio y en su mente parecía analizar lo que acababa de decir, cada ventaja y desventaja que yo le estaba dando ahora al prácticamente elegir nuestro futuro. Casi podía escuchar a se cerebro sonando como mil tuercas ajustándose.
—Yo no soy nada tuyo ahora como para exigirte que te quedes conmigo —Sus palabras me cayeron como un balde de agua fría— Aún me duele mucho lo que paso con Mason y la verdad no creo que pueda olvidarlo tan rápido como para pedirte que te quedes junto a mí, yo te quiero mucho, pero nos hemos hecho daño y...
Las palabras se quedaron en el aire, no hacia falta decir más. Mi mente se quedó en blanco y un nudo enorme se me estaba formando entre pecho y espalda. Esto era lo más parecido a un adiós que yo había vivido y me dolía que precisamente fuera Jake de quien estaba apunto de despedirme. Y no precisamente pos su palabras, sino por mis pensamiento mientras él decía todo aquello, yo me había equivocado y hasta ahora nada me daba seguridad para pensar que él volvería conmigo como antes, yo no podía quedarme aquí sufriendo por dentro, yo necesitaba mi espacio para pensar y para eso lo mejor era decir adiós y cumplir los deseos de mi madre
—Entonces esto es un adiós —dije sintiendo mis ojos al borde de una explosión de lágrimas.
Jake pareció sorprenderse por mi pronta reacción y me miró a los ojos, ya yo estaba llorando y eso lo quebró por dentro, lo se porque su mirada no denotaba más que una sincera culpa.
—Sofía yo no quise... —hizo una pausa y me abrazó— No quiero que me malinterpretes, si... quieres puedes quedarte...
—No Jake —lo interrumpí— no es por lo que me dijiste que me voy, es que me acabo de dar cuenta que estaré mejor lejos de aquí, necesito volver a ser yo misma y para eso debo alejarme... Tú y yo no estaremos bien juntos, mereces a alguien mejor que yo.
La noria comenzó a moverse de nuevo y aún Jake seguía sosteniéndome con fuerza por los hombros. Yo sólo continúe hablando.
—Te deseo lo mejor Jacob Wilson...
Y cuando las puertas de la cabina se abrieron huí del lado de Jake e ignorando a todas las personas a las afueras de atracción que me preguntaban si estaba bien, caminé casi corriendo lejos de Seattle Wheel Great.
***
JAKE
No volví a ver a Sofía desde ese día, sabía que aún no se había ido a Los Ángeles porque así me lo había contado Jayden. Ella no contestaba mis llamadas nos mis mensajes y mucho menos se aparecía en el colegio para hablar con ella.
Me sentía estúpido, me había dolido lo que había ocurrido entre en ella y Mason, pero eso me importaba muy poco si ahora la perdería para siempre, nunca me había enamorado de nadie, mas que de Hermione Granger y eso obviamente no era más que un amor platónico. Nunca había besado a nadie como a Sofía, nadie antes de ella me había defendido y ahora todo parecía quedar atrás sin remedio alguno.
Y entre lamentaciones y no saber nada de Sofía, llego el último día de clases antes de las vacaciones de navidad, aquel día una nevada azoto a Seattle y logro ponerme aún más deprimido de lo que estaba.
Miré la fecha en el calendario una y otra vez para convencerme de que hoy no era el día que pensaba. Trataba de pensar que hoy no sería el día en el que se iría la única chica a la que he querido en mi vida lejos de mí.
Un "toc toc" cantarín sonó desde el otro lado de la puerta acompañado de un par del golpes en la puerta y la persona detrás de la puerta entró sin pedirme permiso, la cabellera de mi amigo pelinegro Jayden se ilumino entre la oscuridad de mi habitación.
—¿Qué quieres? —pregunte dándome la vuelta en mi cama para quedar bocabajo y que él no mirara mi dolor. Lo se soy muy exagerado, pero los que verdaderamente se han enamorado me entienden, ya parezco protagonista de novelas de romance.
—Como fui tan bueno en la asignatura de Estudios Muggles en Hogwarts —dijo Jayden, haciéndome reír— Creí que mi amigo necesitaba ayuda con este enigma llamado amor.
Me gire bocarriba en mi cama y miré a mi sonriente amigo, Jayden caminó a tropezones por el suelo oscuro de mi habitación y se sentó a mi lado en la cama.
—Hermano —dijo Jayden— ¿Qué haces aquí acostado lamentándote en vez de estar abrazando a tu chica para que no se vaya lejos de ti?
—Jay... —susurre— tu sabes toda la historia, sabes no que no hay nada que hacer.
Bajé la mirada, tras unos segundos de segundo incomodo y miradas cortadas noté como Jayden me miró y luego se acercó peligrosamente para pegarme fuertemente en la cabeza
—¿Qué mierda te pasa? —le grité pasándome la mano por la cabeza.
—¿Te estás escuchando? —Me preguntó— Pareces idiota, tienes a una chica linda a tu lado y en vez de luchar por ella estas acostado aquí como un tarado.
—Pero yo...
—¿De qué sirvió todo lo que vivieron si se rinden tan fácil?, se que es muy cursi, pero por dios yo quisiera tener a una chica a mi lado que me quisiera la mitad de lo que Sofía y tú se quieren y por no tenerla no me estoy lamentando en una cama.
En principio me reí por lo que dijo mi amigo, iba a protestarle y a darle mil y un razones por la cuales no podía hacer nada ahora, pero pensé un momento en silencio y la verdad era que Jayden tenia razón en algo hay mucha gente que quisiera tener a alguien que lo quisiera y yo que tenia la oportunidad de ser feliz no la aprovechaba echando todo por la borda y ahogándome en este sufrimiento. Sofía fue sincera conmigo e hizo todo lo que estaba en sus manos para hacerme feliz y ahora era mi turno de luchar y no lo haría acostado aquí.
—Tienes razón iré por ella.
Me levanté corriendo, me coloque torpemente mis zapatos con ayuda de Jayden (cosa que fue muy rara) y corrí hacia la puerta de mi casa en la primera planta.
—¡Voy a salir! —Grite a mis padres mientras corría hacia la calle seguido por Jayden. Por primera vez en mi vida había corrido por otra razón que no es huir de los bravucones que me ponían como camote— ¿A que hora sale el vuelo?
Mi pregunta salió entre jadeos cuando estabamos en la parada esperando el bus urbano de Seattle que tardaba más o menos media hora en llegar al aeropuerto. Jayden miró su reloj y después me miro a mí con los ojos muy abiertos
—¡En diez minutos!
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Mi Querido Nerd #1 (EDITANDO)
Novela JuvenilLos chicos en la preparatoria podían llegar a ser muy crueles y la prueba viviente de eso era Jake Wilson, un chico maltratado, humillado y discriminado por la mayoría de los estudiantes de la preparatoria Johns. Todos se burlan de su cara de pánico...