Capítulo 15.

110 21 3
                                    

Antes de que los gritos de Vernon terminaran perdiéndose al final de aquel pasadizo estrecho, Ren cayó sobre sus rodillas, intentando una y otra vez hablarle a la pelinegra que ya no lo escuchaba. Sentía rabia e impotencia, pero más que eso, dolor y miedo. De nuevo los estaban separando para jugar con sus mentes y vidas. De nuevo tenían que estar lejos el uno del otro, esperando que la suerte estuviera de su lado para poder actuar, y en estos momentos eso parecía una cosa imposible.

Comenzó a reír mientras algunas lágrimas escapaban de sus ojos, llevándose consigo un poco de su frustración. ______ siempre supo lo que pasaría, por eso quiso mantenerlo lejos de ella. Todo este tiempo lo supo y aun así prefirió entrar en ese lugar. Pero ¿por qué? ¿Qué lograría con eso? Lo que ______ no sabía era que si caía en las manos de Nubia sería su fin. Si entregarse fue una idea de ese tal anónimo, sin duda la había engañado.

Nadie más que Ren sabía que esa mujer era peor que la parca, peor que _____ incluso. Si había algo en el mundo que no le importara a Nubia, era derramar sangre inocente para obtener lo que quiere.

Se tensó hasta el último músculo de su cuerpo al oír el seguro de un arma que al poco tiempo sintió apuntar directo a su cabeza. Eso, más dos respiraciones, era todo lo que se oía allí. Nadie habló. Por un segundo pensó en Aron y en JR y sonrió con tristeza. Sería irónico tener que morir a manos de los que alguna vez fueron sus mejores amigos.

Soltó la linterna y su arma y lentamente se puso de pie, elevando ambas manos a los lados de su cabeza. Esperó unos eternos segundos para que alguien hablara, pero nada pasó. Cuando sintió que el revolver fue presionado un poco más en su cabeza, pensó que lo mejor sería voltearse, sin embargo, se detuvo al oír esa peculiar voz.

—Debí haberte asesinado hace cinco años atrás. Debí apuntar justo en tu cabeza, como ahora. Deberías estar en el infierno —espetó entre dientes, haciendo presión con su arma, con cada palabra que salía de entre sus labios.

En ese momento, Ren supo de quien se trataba. Solo con escuchar su voz, sus palabras cargadas de odio...

—Sí, quizás debiste hacerlo —sonrió cínicamente y terminó de girar su cuerpo, quedando frente a él.

—Me usaste —gruñó Jin, sin poder olvidar aquel día en el que un desconocido le ofreció su ayuda para rescatar a ______, hace casi cinco años atrás —. Me usaste a mí, a todos. Y ¿para qué? Para llevártela lejos.

—Y lo volvería a hacer. Por ella y por mi hijo—respondió, sin borrar la sonrisa de sus labios.

Jin ni siquiera parpadeó ante esa respuesta. En su lugar, lo atacó con un puñetazo directo al estómago, atorando al pelilargo que se dobló en el acto al sentir un agudo dolor y al aire abandonar poco a poco sus pulmones. Esta vez fue un rodillazo lo que impactó con su quijada, haciéndolo caer contra la compuerta de hierro. Cuando sintió un sabor metálico en su boca supo que había comenzado a sangrar. Sin embargo, no hizo más que escupir y sostenerle la mirada al contrario, que apretaba sus puños con fuerza.

Uno, diez, treinta segundos y nada. Esperó un tercer golpe, pero nunca llegó. Ambos se mantuvieron en un duelo de miradas que terminó por ser roto por el castaño, quien se giró sobre sus talones y se marchó sin decir más.

Ni siquiera pasó por la cabeza del pelilargo que el contrario lo estaba dejando ir. Sabía que ahora se venía lo peor y estaba en lo cierto. Cuando Jin se perdió en las penumbras, un grupo de hombres armados, liderados por Namjoon, avanzó hacia él para apresarlo.

«¿Cómo saldrás de esta, Ren?» pensó, mordiendo el interior de su mejilla al momento en que se lo llevaron casi a rastras de ese lugar. Las buenas ideas con las que siempre contó habían desaparecido por completo. Ahora que _____ no estaba a su lado, cómo podía si quiera mantenerse cuerdo y no esperar lo peor. Ni siquiera quería pensar en eso, pero aun así su propia mente jugaba con él, recordándole que la vida de la pelinegra estaba en manos de Nubia. Ya no tenían escapatoria alguna; todos estaban perdidos.

Por Venganza (Nu'est) -3° Parte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora