Capítulo 17.

151 20 20
                                    

Luego de terminar de leer el contenido del sobre, Joshua se puso de pie para ir por aquello que estaba oculto debajo de la pequeña mesa de noche. Vernon aún no podía salir de su estupefacción, todos los vellos de su cuerpo se habían erizado y sentía que, si en algún momento no abría la boca, moriría por no respirar.

—Esto es una mierda —dijo el mayor, dejándose caer de nuevo junto al castaño, que se había llevado ambas manos al rostro y jadeaba como si una bestia quisiera nacer de su interior.

Le echó un vistazo de forma más detenida, sintiendo la necesidad de decirle algo para animarlo, pero simplemente, las palabras no salieron. Lo único que hizo fue respirar profundo y abrir el paquete, que dentro, contenía gran parte de lo que necesitarían para rescatar... a quien eligieran.

—¿Qué se supone que haremos ahora? —susurró el menor, haciendo que Joshua lo mirara con la mismísima tristeza reflejada en sus ojos.

—Supongo que... hay que decidir.

—No quiero dejar que nadie muera, Josh.

Solo de pensarlo, hacía que la sangre de Vernon hirviera. Ren confió en él para esto. Desde el principio le confió al amor de su vida, aun sabiendo que podría traicionarlo y terminar entregándosela a los Mikage. Y _____... ella simplemente era única. Había aprendido a quererla como a una hermana. Él se sentía parte de la familia que habían formado entre los seis, ya incluyendo a Ren al saber que él algún día aparecería frente a la pelinegra. Ambos eran sus camaradas, sus amigos, su familia. No quería tener que elegir ahora entre uno u otro.

—Si Ren estuviera aquí, nos diría que fuéramos por ella y su hijo.

—Si Ren estuviera aquí, no tendríamos que estar pensando en esta mierda. ¡No tendríamos que elegir entre salvar y abandonar a alguien! —de nuevo estaba dejando que sus emociones lo gobernaran. De nuevo estaba cayendo en el juego de los Mikage y eso era precisamente lo que quería evitar anónimo.

Ese hombre jamás pensó en traicionar a los suyos. Tanto como Joshua, Jeonghan, Vernon, incluso como el mismísimo Ren. Ninguno de ellos había pensado antes en traicionar a su "familia", al menos no hasta que se dieron cuenta que ya nada era como antes. Poco a poco las cosas habían comenzado a cambiar, dejándoles ver que allá afuera había un mundo que podía ser de ellos. Un mundo donde podían ser libres sin la necesidad de matar o morir.

A pesar de que a anónimo jamás le había importado ese tipo de cosas, ahora entendía que todos estaban llegando demasiado lejos al torturar y querer asesinar a un pobre niño inocente; todos y en especial Nubia. A esa mujer ya la veía como un ser inhumano que solo había nacido para matar.

—Revisaré el micro-chip —comentó Joshua, cuando Vernon ya no dijo más. Sabía que el menor más que nadie estaba luchando con la gran encrucijada en su mente. Al igual que él, Vernon no quería abandonar a nadie. Si era posible, dividiría su cuerpo para que una parte fuera a por otro, pero lamentablemente, eso no era algo que pudieran hacer.

Suspiró por milésima vez en esa noche cuando insertó el chip en la computadora de la pelinegra y lo primero que apareció en la pantalla fue una ventana de bloqueo. Necesitaban una clave de seguridad si querían acceder a esos datos e impedir que la misma computadora los eliminara al provenir de un dispositivo desconocido.

—Familia Choi.

—¿Eh? —Joshua miró a Vernon cuando lo oyó balbucear.

—Familia Choi. Esa es la clave —respondió, señalando la pantalla. Joshua sonrió enternecido y rápidamente ingresó la clave, teniendo acceso directo a los datos.

—Al parecer, los Mikage tienen el mismo sistema de seguridad en todas sus bases secretas —comentó al ver la información. Pensaba que sería igual de fácil como cuando se infiltró en el sistema creado por Minhyun; sin embargo, algo muy en el fondo, le decía que no todo sería pan comido; no esta vez. Y de hecho estaba en lo cierto cuando pensó eso. Lo que no se esperaba era que anónimo también le enviara un virus para infectar el sistema principal y el soporte secreto que se activaba al momento en el que el otro fallaba.

Por Venganza (Nu'est) -3° Parte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora