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Capítulo 40

Narrado:

5 de septiembre; 14:56 p.m

Hoseok llega a casa de Yoongi después de varios minutos en coche, agitado por haber corrido desde la acera hasta la puerta de su casa, golpea la puerta tres veces seguidas, notando después que la puerta está abierta.

Entra con sigilo, siendo sorprendido por los sollozos que se oyen dentro de la casa. Decide guiarse por el sonido que le parte el corazón en trizas y llega hasta el salón, encontrándose con su novio tirando en el suelo de rodillas mientras tapa su rostro con sus dos manos mientras temblores se apoderan de él debido al llanto.

Hoseok se dirige con rapidez hacia su novio, quien se estremece al sentir la mano de Jung en su hombro. Min levanta la mirada, oscura y vacía hacia su novio y lo abraza con fuerza al ver la cara de lástima que le brinda su novio.

—Lo siento... —se oye la voz de Min en murmuro, sin soltar el abrazo.

—¿Qué te pasa, amor? —pregunta Hoseok, incapaz de decir nada más.

—Soy un monstruo —susurra el mayor de ambos, separándose del cuerpo de su amado, quien lo mira con pena. Yoongi se limpia la nariz con su brazo e intenta mirar firme a su novio, sin embargo, fracasa en el intento, vuelve a caer lágrimas de sus ojos y no puede evitar hacer nada en contra de ello—. He dañado a las únicas personas que me han querido. Soy incapaz de hacer feliz a alguien. Destruyo todo lo que veo, Hoseok.

—Yoongi... —Ho se encuentra arrodillado ante Min, quien lo mira con súplica para que siga—. Has hecho mal, eso se sabe. Pero has pedido perdón y eres consiente de lo que has causado, al menos has intentado retractarte y no has seguido con tus engaños.

Yoongi aparta la mirada de la de Hoseok avergonzado, sin embargo, el menor agarra el mentón del pálido y lo gira hacia él, dándole una sonrisa tranquilizadora.

—Hoseok... —susurra, agarrando la mano de su novio para apartarla de su mentón—. Te amo.

Jung sonríe abiertamente y asiente.

—También te amo, Yoongi —dice, sin quitar su sonrisa del rostro.

Min sonríe débilmente y aparta nuevamente la mirada de la de su novio y la dirige al suelo.

—Lo siento, pero... —murmura, incapaz de seguir con lo dicho, le será difícil seguir.

—¿Qué pasa? —pregunta el menor en susurro, acercándose un poco más a su hyung.

—Te hice daño, te hago mucho daño —murmura, mirando a Hoseok con tristeza. Hoseok niega con una leve sonrisa.

—No, ya no —dice, acariciando la espalda de su novio, quien se estremece y niega.

—Te haré daño. Sé que de alguna forma lo haré —Jung deja de acariciar a su novio y lo mira con confusión, sin embargo, Yoongi mantiene su mirada fija en él.

—¿Qué intentas decir, Yoongi? —de alguna manera el corazón de Hoseok late con tanta fuerza que teme morir en ese momento de un ataque.

—Esta relación es tóxica, más para ti que para mi —comenta, levantándose del suelo bajo la antena mirada de Hoseok, quien hace lo mismo unos segundos después. Se miran con atención, concentrándose en los gestos del uno y del otro—. Debemos dejarlo.

—¿Qué? —murmura con asombro el menor, con los ojos encharcados de lágrimas—. N-no...

—Lo siento —exclama Min, llorando con desesperación—. Te amo y no quiero verte mal. No otra vez.

—Yoongi... —murmura Ho, agarrando de la camisa a su hyung, quien gira la cabeza hacia otro sitio en donde no pueda ver las lágrimas de su donsaeng—. Te amo, ¿si?

Yoongi no pudo evitar abrazar con fuerza a su pequeño. No quería despedirse nuevamente de alguien tan importante en su vida.

—Eres mi oxígeno —murmura Min, sobre los labios de su querido donsaeng—. Te amo, mucho —lo besa como si no hubiera un mañana y Hoseok disfruta de lo máximo posible.

—Te amo —dice, acercando el cuerpo de Min a la de él, no quiere apartarse de él.

—Apartarme de ti será horrible —dice Min, sonriendo después—. Sólo quiero que estés bien, amor.

—No hagas esto, Yoongi —pide con súplica el castaño, entre snif y snif.

—Solo quiero protegerte de un monstruo —responde, con decisión—. Solo quiero protegerte de mí, Hoseok.