▶Capítulo 5◀

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Hacía exactamente una semana que Camila llevaba despierta. Una semana que se negaba a recibir visitas de sus familiares o amigos. En particular la visita de su hermano, Alex. Dinah le contó que este se negó al nacimiento de su hijo, optaba por el abortó sabiendo lo mucho que la castaña quería ser madre. Debería ser la persona que mejor la conociera, y aún así, apoyó el aborto. Claro que Dinah también le contó que Alex estaba muy arrepentido hoy en día, pero de igual manera, Camila se nego en recibir su visita o la de cualquier otra persona.
Pero hoy, después de una larga semana de recuperación, la doctora Fell le dio el alta, y lo único que la castaña quería era ver su pequeño. Así que en cuánto Mindy Fell, le entregó el papel, Camila recogió todas sus pertenencias y se despidió de las enfermeras con las que convivió toda esta larga semana.

Tan solo eran las ocho de la mañana, y era sábado, por lo cuál tenía la esperanza de que ni su niño ni Lauren estuvieran despiertos. Un taxi la esperaba fuera, ya que le había pedido amablemente a una de las enfermeras que llamarán a un taxi para poder moverse sin necesidad de llamar a nadie. Su primera parada fue el banco, después de dos años durmiendo, quería ver el estado de su cuenta sabiendo que con un niño pequeño necesitaría un mínimo de dinero, sin olvidar que con el accidente se quedó sin coche y necesitaría comprar uno muy pronto.

—¿Todo bien? —Preguntó el taxista cuando la castaña se subió de nuevo al coche con el ceño fruncido.

—Si, si. —Contestó sonriendo antes de darle la dirección de su casa, o al menos la que ahora se había convertido en la casa de Alex y Dinah.

Camila no se extraño al ver que el mundo seguía girando de la misma manera en la que lo dejó hace dos años atrás. Se emocionó al ver la fachada de su casa, más aún viendo los juguetes en el porche, juguetes que debían de pertenecer a su sobrino Dylan. La mano le tembló al coger sus llaves y abrir la puerta de su casa. Todo estaba en silencio, al menos cuando entró. Ya que cuando se dio la vuelta, después de cerrar la puerta en silencio, se encontró con el mismo niño que días antes su mejor amiga le había enseñando en fotos. Dylan Alexander Cabello-Hansen. El niño permaneció callado, mirando la que conocía como su "Titi" despierta y no durmiendo en la cama como tenía costumbre de verla.

—Titi. —Habló al fin, borrando su ceño fruncido para dejar que se dibujará una preciosa sonrisa en sus labios.

—Hola, pequeño. —Sonrió Camila, totalmente emocionada por ese primer encuentro con el hijo de su hermano.

Dylan era tan parecido a Alex que era imposible no adivinar que eran padre e hijo. El niño gateo con su chupete en la boca hasta su tía antes de levantarse de manera torpe agarrándose a las piernas de la castaña, y finalmente levantarle los brazos para que está la cogiera. Cosa que Camila no dudó en hacer al mismo instante.

—Titi. —Repitió el niño riendo, haciendo llorar la adulta de la emoción.

—Hola. —Saludo Alex de manera tímida, apoyado sobre el borde de la puerta que llevaba a la cocina.

—Alex.. Es tan.. Tú. —Dijo la castaña incapaz de hablar a ese mismo instante.

—Lo dicen mucho, es algo que saca de quicio a Dinah. —Comentó el menor, haciendo reír la castaña y de pasó al pequeño Dylan quién no sabía exactamente porque los adultos reían.
—Te hemos echado mucho de menos, Mila. Muchísimo. —Dijo Alex antes abrazar su hermana las lágrimas en los ojos.

—Suéltame que lloró. —Dijo la castaña riendo.

—¿Que haces tú aquí? —Grito Dinah en pijama, con un moño mal hecho y sin pintar.

—Mami. —Sonrió el pequeño Dylan mientras lanzaba sus brazos al aire, en dirección de su mamá quien por inmediato sonrió para coger su pequeño.

To The Moon And BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora