▶Capítulo 35◀

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[Capítulo Final.]

La tenue luz de una vela alumbraba alrededor de un metro y medio, dos mujeres se miraban la una a la otra, la botella de vino rojo vacía yacía sobre la mesa del comedor, y a su lado una botella de agua. De fondo se escuchaba una canción, en realidad una detrás de otra. La más jóven de ellas, recostada sobre el pecho de la mayor, acariciaba con suavedad su brazo. Está terminaba su última copa de vino. La morena le retiró la copa para dejarla sobre la mesa del salón. Se levantó y le alzó la mano a la pelinegra, está sonrió antes de agarrarla y levantarse a su vez.

—¿No bailaste lo suficiente en nuestra boda? —Preguntó sonriente.

—Moriría bailando contigo.
—Contestó la más jóven.

La morena, y más experta, cruzó sus dedos con los de la pelinegra, y deslizó la otra mano hasta sus caderas, acercándola aún más a ella. Ambas se dejaron llevar por el ritmo de la música. Sintiéndose cada vez más cerca.

—¿Lista? —Sonrió Lauren y la morena asintió.

Tensó el brazo alejándose de la morena y la hizo girar hacía sus brazos de nuevo, provocando risas en la sala. Risas que llenaban las paredes de recuerdos. Ambas siguieron bailando un largo momento más, entonces la pelinegra atrajo la más jóven hacía ella, y le susurró.

—Yo moriría haciéndote el amor.

Una fina sonrisa se dibujo sobre los labios de la morena, y con una última vuelta, besó la pelinegra. Con ganas, pasión, y amor. Mucho de lo último. Besó su cuello, sus pechos, su vientre hasta llegar a su pantalón, que bajó con facilidad para sonreír al comprobar que su mujer no llevaba ningún tipo de ropa interior. Separó las piernas de la mayor, y posó su mano sobre su rodilla, se levantó y deslizo su mano hasta su entrepierna, entrando dos de sus dedos en ella.

—Cam.. —Murmuró Lauren.

—¿Mmh? —Susurró Camila a su oído, antes de besarla y empezar un leve vaivén con sus dedos.

—Más.. Más rápido. —Gimió la pelinegra, y Camila sonrió.

Aprobó la propuesta de su mujer, y sus dedos empezaron a moverse con más rapidez, escuchando los gemidos de Lauren a su oído.

—Bebé, sigue.

—No tenía intención de parar.
—Río Camila, antes de empezar a besar su cuello y empujarla suavemente hacía el sofá.
—Túmbate. —Pidió, y Lauren lo hizo.
—Abre las piernas.

Sacó sus dedos húmedos y bajo el rostro sacando un gemido a la pelinegra quién ya sabía lo que haría la más jóven. Adentró su lengua fría en el interior ardiente de Lauren, y escuchó un suspiró. Lamió, succiono y besó la parte exacta que su mujer deseaba, y justo cuando Lauren se preparaba a gritar el nombre de la más joven acabando con un orgasmo, Camila se retiró.

—Camila, no, porfavor. —Suplicó la pelinegra, y la morena río.

Adentró sus dedos, y bajo el rostro. El tacto de su lengua y el vaivén de sus dedos provocaron un orgasmo en Lauren.

—Mi turno. —Habló la mayor, sonriente y con gotas de sudor por la frente.

Camila sonrió y se desvistio al ritmo de la música. Dejando caer la ropa al suelo.

—Espera. —Habló Lauren corriendo al comedor.

Camila sonrió al ver su esposa correr totalmente desnuda por la casa. La pelinegra regresó con unas mantas y las dejó caer en el suelo. Deslizó sus manos hacía los muslos de la morena y la alzo besandola. La posó sobre el suelo y acarició su mejilla antes de besar su cuello. Bajo su rostro hacia las piernas de su mujer y la separó lo bastante como para hacerle el amor a su turno.

—Lauren. Oh. Bebé.. Mmh.. No pares.

—No pienso parar, hasta escucharte gritar mi nombre. —Dijo con una fina sonrisa.

—Ah.. Oh, dios. Mmh.. ¡Lauren!

—Perfecto. —Río Lauren al ver que su mujer había llegado al extasis mucho más rápido.

Ambas estaban tumbadas sobre el suelo de su hermoso salón, una cama improvisada con mantas yacía bajo sus cuerpos, la chimenea les daba el calor necesario y la música las relajaba. Aunque con sus risas, poca música escuchaban. Ambos cuerpos desnudos se rozaban provocando chispas, Camila se volteo, quedando sobre sus codos para mirar la pelinegra. Ambas tenían el pelo despeinado, sudor por toda la piel, los labios hinchados y rosados.

—Estás preciosa. —Sonrió Lauren, acariciando con dulzura su mejilla.
—Señora Jauregui. —Añadió, sacando una fina risa por parte de la morena.

—No me diga eso, mi esposa es algo.. Celosa. —Contestó levantando las cejas.

—Y tiene toda la razón por serlo, una mujer tan hermosa como usted deben de tener una larga lista de pretendientes.

—¡Ay! Que idiota, eres. —Río Camila antes de besar su mujer una vez más, y sentarse sobre sus piernas.

—Ups. Tenemos un intruso.
—Habló Lauren de nuevo, dirigiéndose al vientre de la morena.

—O "una" intrusa. —Corrigió Camila.

—Ag. No me digas eso.

—¿No quieres tener una niña?
—Preguntó Camila levantando una ceja.

—¿Una niña? Con lo guapa que saldrá tendrá miles de chicos detrás de ella, regresará a casa embarazada, no se graduara nunca y oh, no. Que caos.

—Lauren. —Río Camila. —Eres idiota.

—Oye, es verdad, un niño es más fácil de llevar. —Dijo restándole importancia. —Mira, Ian.

—Claro, nuestro hijo tiene seis años. Espera que entre en la adolescencia, se enamoré y le partan el corazón.

—Eh, no digas eso ni en broma. Nadie le rompe el corazón a mi bebé. —Se quejó Lauren.

—Pues.. Tu hija, quiere decirte que nacerá sana, que te querrá incondicionalmente y cuidará de su hermano mayor para que nadie le rompa el corazón. —Dijo, con algo de miedo por la reacción de Lauren.

—¿Es.. —Preguntó Lauren, y Camila asintió. —Dijimos que no queríamos saber el sexo hasta el nacimiento. ¿Como lo sabes?

—Ains, Dinah vio la ecografía y me lo contó. —Habló Camila decepcionada.

—Bebé. Vamos a tener una preciosa niña. —Sonrió Lauren totalmente emocionada por la noticia.

—Si. —Sonrió Camila.

—Te amo.

—Te amo. —Contestó la morena.

La noche rebosaba promesas, de música, de romanticismo, de mágia. Y sobre todo de felicidad. Ambas habían esperado mucho para llegar hasta ahí, y por fin lo estaban. Eran felices. Estaban juntas, tenían un precioso niño y una hermosa niña de camino. Pero por encima de todo, se querían y nunca dejarían de hacerlo.

Fin.

To The Moon And BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora